La capacidad del ser humano para superarse a si mismo cada día es sorprendente. Echando la vista atrás es inquietante observar como hace 10 años un tablet era un sueño impensable de la misma manera que un troglodita quedaba asombrado por las tremendas ventajas que aportaba la rueda en su tiempo. Los avances tecnológicos y sus frutos han moldeado firmemente la sociedad hasta el día de hoy, y lo siguen haciendo lenta y secretamente. Por desgracia, el mismo ser humano que es capaz de engendrar tales maravillas, tiene la misma capacidad para pervertir su uso hasta límites insospechados en los que uno no sabe si reír, llorar, o simplemente subir a lo alto de una montaña para exclamar al mundo un profundo ¡WTF!

La historia que hoy nos ocupa podría remontarse muy atrás en el tiempo, durante un bonito atardecer en un mercado (o ágora) cualquiera de la antigua Grecia, pero no es menester hacer la historia tan larga. Es de suponer que muchos de los aquí presentes tendrán conocimiento o habrán visitado alguna vez ese crisol de culturas y opiniones que es 4chan. A pesar de que la mayor parte de la sociedad considera el sitio como un lugar repleto de pornografía de todo tipo, algunas de sus secciones no son del todo malignas y tienen un contenido muy interesante. Sobre todo la sección de anime (conocida como /a), donde se pueden encontrar dibujos hechos por aficionados que le dejan a uno con esa envidia malsana por tener los dedos porrones y de sólo saber usar la mano para tomar de rehén a la salchicha. Fue en ese lugar donde el 4 de enero de 2007 se plantó la semilla de un título diferente y turbador.

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World Rally Championship (1993)

Gaelco, 1993 / Conducción / 1 – 2 jugadores (por turnos)

Con volante, cambio de marchas, pedal y a lo loco, la empresa Zigurat en grandiosa alianza con Gaelco, nos deja un título que forma parte de los hitos españoles en el panorama arcade de todos los tiempos: World Rally Championship. Los cabezas visibles de este proyecto serían los míticos programadores Fernando Rada y Carlos Granados, junto a Jorge Granados en calidad de diseñador. Tras escarceos de todo tipo, la empresa afincada en Barcelona agarra de lleno el mundo de las maquinitas recreativas lanzando, gracias a la colaboración de Atari, verdaderas joyas dentro y fuera de las tierras españolas como Big Karnak (1991), Alligator Hunt (1994) o Radikal Bikers X (1998) entre otros, llegándose a considerar una de las desarrolladoras más prolíficas del ambiente patrio.

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El mundillo de los videojuegos ha cambiado mucho más de lo que parece a simple vista durante los últimos años. Nuestra afición favorita, que empezó a extenderse sin parar con la salida de la PlayStation en 1994 (hasta ese momentos los videojuegos eran considerados como algo ‘para críos’ o un público muy específico), ha ido evolucionando hasta quedar prácticamente irreconocible en los últimos 5 o 6 años. Wii, Xbox 360 y PS3 son las responsables de este cambio: ahora los videojuegos ya no son para gamers, son para lo que se conoce como el jugador casual. En un mercado saturado de repetitivos shooters e insulsos juegos de fútbol, es de agradecer que aun se produzcan juegos – con cuentagotas, eso sí – que aunque pasan bastante desapercibidos por el gran público, hacen las delicias de los auténticos aficionados a los videojuegos. Apuestas originales y arriesgadas que normalmente no tienen mucha acogida entre el jugador medio. O sí. Este el caso de No More Heroes de Suda 51, una controvertida obra que, pese a recibir cantidades ingentes de críticas por parte de mentalidades algo estrechas, ha sobrevivido a la monotonía y falta de frescura de la generación actual.

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Existieron otros Siete Reinos…

He de reconocerlo, pese a mi pasado de joven estratega consumado, a día de hoy ya apenas juego en PC. A tenor de la poca chicha existente en cuanto a estrategia consolera (una pena que no se desarrollen más juegazos como Civilization: Revolution), asumiréis que simplemente apenas puedo disfrutar del género a día de hoy. Por desgracia no solo carezco de un equipo adecuado para ello, tampoco dispongo de tiempo para dedicar al que siempre ha sido y aún es uno de mis géneros predilectos, y que por su naturaleza (y la mía) me impide atenerme a esa promesa de jugar alguna partidilla corta que invariablemente acaba por convertirse en una maratoniana sesión de rushes, clicks derechos y escaramuzas varias. Que la guerra no se gana en un rato, leñe. Sin embargo, siempre tengo un buen puñado de juegos viejunos de estrategia instalados y listos para la acción, a los que religiosamente vuelvo de vez en cuando.

Uno de ellos es Seven Kingdoms, una de esas pequeñas obras de arte injustamente ignoradas en su momento. Su nada desdeñable complejidad y la ausencia de una campaña de promoción a la altura provocaron que el juego quedara sepultado bajo una importante cantidad de programas mediocres con la estrategia como base. Por si fuera poco, el juego de Trevor Chan y el equipo de Enlight Software tuvo que competir con no pocos títulos de renombre como Command & Conquer: Red Alert, el Myth: The Fallen Lords de la Bungie pre-Halo y nada menos que un señor Age of Empires, todos ellos ya en el mercado a finales de ese 1997 que vio nacer al peculiar RTS del que hablamos. Para rematar la faena, la llegada del incombustible Starcraft (1998) supuso el último clavo en la tapa del ataúd de la obra de Chan. A perro flaco todos son pulgas, amigos.

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Quiero decir antes de nada que no me gusta criticar el trabajo de los demás. Por eso, y aunque en este artículo comento mis experiencias negativas con alguna regular conversión de juegos de recreativa a sistemas domésticos, lo intento hacer sin menoscabar o despreciar el trabajo que en su momento realizaron los programadores de turno. Y, es que a pesar de mis parcos conocimientos en informática -no pasé de diseñar algunos lamentables niveles para Duke Nukem 3D con el programa Build incluido en el juego-, reconozco la ardua y difícil labor que es crear un videojuego.

Aclarado lo anterior, aquí está mi pequeña lista de conversiones malditas. Puede que para muchos de vosotros algún juego no merezca aparecer en esta lista, o incluso penséis que varios de ellos son en realidad bastante buenos, pero aplicando el dicho de ‘para gustos están los colores’, y teniendo en cuenta que la experiencia de disfrutar -o no- de un juego es muy subjetiva, os dejo con aquellos títulos que a mi personalmente me supusieron una pequeña decepción en su momento.

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Los alienígenas tienen el poder único de consumir cualquier ser vivo, así como también máquinas y edificios. El planeta Pan, situado en una galaxia lejana de la Tierra, pronto se ve superado por esta fuerza extraterrestre y su ejército comienza a perder todo su poder militar. Se les ordena a los pobladores y soldados evacuar el planeta de inmediato, sin embargo, un capitán del ejército llamado Max Maverick se niega a abandonar su hogar dejándolo en manos de estas viles criaturas. Vistiendo su traje de batalla sale a enfrentarse a los alienígenas solo, utilizando una motocicleta y aerodeslizadores como medios de transporte. Max debe detener la amenaza alienígena o su mundo será completamente destruido.

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Ninja Commando (1992)

Alpha Denshi, 1992 / Acción (shoot ‘em up) / 1 – 2 jugadores (co-operativo)

Es el shoot ‘em up, desde 1978, el género que más vertientes ha suscitado, donde los shmuprun and gun son los favoritos del ambiente arcade. De estos últimos, tras el intento del estudio japonés con Time Soldiers (1987), procede Ninja Commando, que por ser en mecánica horizontal y multidireccional bien sentó la cátedra de Shock Troopers (Saurus, 1997), alcanzando la cuasi perfección con su secuela, Shock Troopers – 2nd Squad (1998).

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EXPERIENCIA STAR WARS

Si hay una película que ha causado fascinación y un fenómeno fan a lo largo de todo el mundo, es sin duda Star Wars. En otra ocasión dedicaré un post a repasar cómo se ha plasmado la aventura cinematográfica en el videojuego, hoy sólo me centraré en la primera vez que esta experiencia ha llegado a equipararse al espectáculo que vimos en las pantallas.

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