La capacidad del ser humano para superarse a si mismo cada día es sorprendente. Echando la vista atrás es inquietante observar como hace 10 años un tablet era un sueño impensable de la misma manera que un troglodita quedaba asombrado por las tremendas ventajas que aportaba la rueda en su tiempo. Los avances tecnológicos y sus frutos han moldeado firmemente la sociedad hasta el día de hoy, y lo siguen haciendo lenta y secretamente. Por desgracia, el mismo ser humano que es capaz de engendrar tales maravillas, tiene la misma capacidad para pervertir su uso hasta límites insospechados en los que uno no sabe si reír, llorar, o simplemente subir a lo alto de una montaña para exclamar al mundo un profundo ¡WTF!
La historia que hoy nos ocupa podría remontarse muy atrás en el tiempo, durante un bonito atardecer en un mercado (o ágora) cualquiera de la antigua Grecia, pero no es menester hacer la historia tan larga. Es de suponer que muchos de los aquí presentes tendrán conocimiento o habrán visitado alguna vez ese crisol de culturas y opiniones que es 4chan. A pesar de que la mayor parte de la sociedad considera el sitio como un lugar repleto de pornografía de todo tipo, algunas de sus secciones no son del todo malignas y tienen un contenido muy interesante. Sobre todo la sección de anime (conocida como /a), donde se pueden encontrar dibujos hechos por aficionados que le dejan a uno con esa envidia malsana por tener los dedos porrones y de sólo saber usar la mano para tomar de rehén a la salchicha. Fue en ese lugar donde el 4 de enero de 2007 se plantó la semilla de un título diferente y turbador.