La influyente novela de ciencia ficción La guerra de los mundos fue publicada por Herbert George Wells en 1898. Por entonces, España estaba perdiendo los últimos restos de su imperio colonial, y eso de una invasión alienígena de la Tierra era algo que nunca había aparecido en una obra escrita, al menos que conozcamos. Hoy en día la obra es un clásico, pero estamos tan acostumbrados a representaciones visuales de este tipo de invasiones que si leemos la obra es muy fácil imaginarnos los alienígenas siguiendo los cánones más actuales, y no los de la gente que leyese la novela en su día.
Para darnos una idea de estos últimos resultan de un gran valor estas ilustraciones, del pintor brasileño Henrique Alvim Corrêa (1876-1910), que acompañaron la edición belga de la novela en 1906, y que nos dan una buena idea de cómo se concebía aquéllo que por entonces era una idea tan extraña, la de que fuésemos invadidos por criaturas extraterrestres procedentes de Marte.
Una tranquila partida en casa con amigos se convierte en una batalla que trasciende de los videojuegos al Mundo Real, en la que el Jefe Maestro y una chavalada jugadora de Call of Duty se enfrentan con terribles consecuencias para el domicilio. Efectos especiales por un tubo en un vídeo hecho por unos colegas un tanto histriónicos pero que haría las delicias de Jerry Bruckheimer.
En mayo de 1975 la compañía japonesa Sony lanzaba un sistema de vídeo que estaba llamado a cambiar la industria audiovisual. Se trataba del Betamax, un formato de vídeo análógico basado en cintas de vídeo en color que permitía ver películas y grabar programas de televisión, incluso en un canal distinto al que se estaba viendo. Este formato de vídeo se convirtió en uno de los más populares en la década de 1980, y es muy recordado por su pulso con el VHS por hacerse con el predominio del vídeo en aquella época.
Semejante llamarada puede parecer fruto de un ataque con napalm o de un lanzallamas, pero solo es el resultado de haber vertido una taza de agua sobre un cazo de aceite ardiendo. Es por eso que este espectacular vídeo de los Slow Mo Guys resulta muy didáctico, porque nos deja bien claro lo peligroso que puede ser apagar un fuego con agua, en este caso porque ésta se expande al convertirse en vapor y expande el aceite, convirtiendo un pequeño fuego en la increíble llamarada que ahí se ha formado.
Juego de Tronos se ha convertido en un fenómeno de masas gracias a la serie de HBO, que ha enganchado a millones de espectadores en todo el mundo. Actualmente nos es difícil imaginarnos a muchos de sus personajes sin ponerles la cara de los actores que les dan vida en la serie. Hace una década, sin embargo, los que seguíamos Juego de Tronos por los libros nos los imaginábamos más por las ilustraciones de diversos autores que aparecían en los libros, así como en otros complementos como los juegos de cartas. En Japón, por supuesto, tenían sus propias ilustraciones, como era de esperar en un estilo más «manga» que las que veíamos por aquí. En esta galería podéis ver cómo eran en los libros japoneses los personajes de la famosa saga de George RR Martin.
Los fans de Star Trek, también conocidos como trekkies, quizá no sean tan numerosos como los de Star Wars, pero están por todas partes y dan iguales muestras de su afición por la saga galática. De todos ellos, dudo mucho que nadie se haya gastado más dinero en algo relacionado con Star Trek que Liu Dejianof, un empresario chino que decidió construir el cuartel general de su empresa (NetDragon Websoft) con la forma de la famosa nave USS Enterprise, contando para ello con la licencia oficial y nada menos que 147 millones de euros. Las obras duraron entre 2008 y 2014, pero ahora por fin Liu puede disfrutar de su edificio, que seguramente no pierda funcionalidad por su peculiar diseño, y de paso ha servido como estrategia de marketing para hacer más famosa su empresa.
Ah, los cazadores de fakes, una especie de Internet tan necesaria como fastidiosa, especialmente cuando de tanto mirar con lupa hasta lo más real puede parecer fake…
A los que tenemos un buen montón de consolas a menudo nos apetece echar una partida con ellas, pero con frecuencia desistimos porque nos da pereza el proceso de buscar, sacar de su caja y conectar una de estas máquinas. Algo normal, pues si nos apetece una partida corta igual se nos va en los preparativos el tiempo que le pensábamos dedicar, y además las consolas viejas también suelen dar problemas con las teles nuevas, y podemos no encontrar el cable que necesitamos para que todo funcione.
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