La saga Donkey Kong
Donkey Kong Country 3: Dixie Kong´s Double Trouble!
Como decía, en 1996 culminó la serie. La misma fórmula, respetando la esencia, pero jugueteando con ella, explorando todavía sus posibilidades.
Digamos que el primero propuso la idea, y el segundo y tercero la explotan. Resulta interesante en cualquier caso, que pese a esto, se atesora una sensación diferente con cada uno de ellos, un carácter definido.
Donkey y Diddy Kong se han ido de pesca… nunca más se supo de ellos. Dixie Kong, la coletuda novia de Diddy en la segunda entrega, irá en su busca. Pero los problemas aumentan cuando Funky Kong le pide que cuide de su gigantesco primo/a bebé gorila: Kiddy.
Este pues será el tandem de la tecera parte: Dixie y Kiddy Kong, gracias al cual nos ofrecen nuevamente la variante del primer juego para alternar entre la ligereza y pesadez de uno y otro, solamente que mejor aprovechado por la opción de coger y lanzar compañeros. Este juego está más en consonancia con la primera entrega; la dificultad ha sido ligeramente rebajada (respecto al segundo) y el entorno dejaba de ser tan oscuro para allanarse en cálidas junglas y… ¡un nuevo país helado!. El villano vuelve a ser el mismo, ahora apodado Barón K. Roolenstein y metido a la ciencia.
No sé si soy al único que le llama la atención que todos los gorilas tengan el mismo apellido, lo que hace evidente una oleada de relaciones incestuosas en la familia Kong.
Se ha añadido un aspecto que tiene que ver un poco con el RPG popular. En las secuencias de mapeado, se nos da un vehículo acuático para movernos con más libertad, encontrar lugares ocultos, y con la posibilidad de mejorarlo con piezas para acceder a diversas áreas. Hay lugares ocultos donde nos someterán a pruebas, para lograr los pájaros banana (nuevo ítem del juego).
Como secundarios vuelven Cranky (el viejo Cranky, siempre fiel), Wrinkly, Funky y Swanky Kong. Además se añade una nueva familia a las tierras simias: Los hermanos Oso. Esta numerosa familia está distribuida a lo ancho del mapa para comerciar con nosotros a cambio de monedas oso. Gracias al intercambio con ellos iremos logrando las piezas para nuestro vehículo.
La presencia animal repite con Enguarde y Squawks del “Donkey Kong Country”, con Squitter y Quawcks del “Donkey Kong Country 2”, y la nueva aportación de Ellie la elefanta que escupe agua por su trompa (pero se asusta ante la presencia de ratas) y Parry el pájaro que te ayuda a recolectar ítems. Todos echamos de menos a Rambi el rinoceronte…
Recogeremos bananas también, y si logramos todas las monedas DK, Funky nos otorgará un girocóptero para sobrevolar el mapeado fácilmente. Por cierto, las monedas DK tendrán ahora un guardián al que tendremos que ingeniárnoslas para derrotarle.
En definitiva. Ya a las puertas de la nueva generación de consolas (a mediados de ese año nacía en Japón la Nintendo 64), Rare quiso dar lo mejor de sí. De hecho, podría decirse que en lo referente a variedad y originalidad escénica, este Donkey Kong reventó la colmena. Jugar con las luces, los tempos, diferentes tipos de barriles, huir de una sierra gigante… También se potenciaron los combates contra los jefes finales, para no limitarlos a los tres barrilazos, por ejemplo en la batalla de bolas de nieve al final del país helado.
Ha sido invertida gran creatividad en este juego, así como en la saga. Rare se ha estrujado la cabeza a la hora de disponer los elementos que desafíen nuestra precisión, de crear situaciones que deleiten nuestros sentidos, un diseño que nos embelese, y una saga que permanezca eterna.
Lo demás en este juego viene de serie: música excelente a cargo de Eveline Fischer y David Wise, más enemigos, más escenarios, más variedad, más más más…
Los “Donkey Kong Country” son gran patrimonio de la sagrada Super Nintendo. Unos excelentes plataformas, género guerrero, donde si caes tienes que volver y volver, hasta lograr el exquisito fluir con el escenario. Una comprensión del entorno con el personaje que implica del aprendizaje y precisión, del dominio de las artes como la atención y la previsión. Ninguno de estos juegos decaía en ningún momento, te invita a continuar, y siempre encuentras nuevos retos y satisfacciones; Rare siempre te sorprende con sus diseños de entornos, obstáculos y personajes.
Dejo los detalles de diseño para quienes no los hayan jugado todavía, podéis encontrar la saga al completo en la tienda de Wii por 800 puntos Nintendo. Rejugable siempre, un organismo vivo.
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