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Videojuegos, en serio

Como persona adulta responsable y que además tiene demasiados hobbies, dedico menos tiempo a los videojuegos del que a veces me gustaría (aunque quizás mejor que falte que no que sobre pues es preferible quedarse con ganas a llegar al hastío). Esto implica que por lo general mis horas de juego se resumen en aquellos títulos que alguien ha tenido a bien regalarme, alguna oferta de Steam demasiado tentadora como para ignorarla o unos poquísimos títulos que por la razón que sea logran encandilarme desde el mismo día del estreno.

Por todo esto es que ahora mismo en mi ordenador está instalado Dark Souls, el cual llevaba mucho pendiente en mi lista, mientras que en las ranuras de mi 3ds y Nintendo Switch están insertados los cartuchos de Metroid: Samus Return y Super Mario Odissey respectivamente. He estado pensando y me he dado cuenta de que los tres tienen algo en común, pues en mayor o menor medida son títulos pertenecientes a IPs ampliamente conocidas y comerciales.

Existe un eterno debate, que no pretendo desatar aquí, sobre si los videojuegos son producto o arte, pues debería resultar evidente que ambos conceptos no son excluyentes y que muchas de las hoy consideradas obras clásicas del arte antiguo fueron de hecho encargos de algún mecenas. Y si alguien tiene alguna duda, buscad las cifras de ventas de Uncharted 4 y luego mirad esta imagen:

Sin embargo creo que tenemos un problema en los videojuegos y en los demás medios audiovisuales a día de hoy.

Me explico. Una obra de cualquier medio puede ser arte y producto, pero los medios audiovisuales como los videojuegos o las películas se ven afectadas por la alargada sombra de la tecnología. Y es que el público se ha acostumbrado a tener lo más nuevo, “lo mejor”. Por eso conforme esa tecnología avanza, cada obra que pretende ser un éxito en ventas tiene más papeletas para tener un presupuesto más y más gargantuesco (me encanta esta palabra).

Pero claro, solamente las grandes productoras pueden realizar inversiones tan masivas, así que son ellas las que deciden donde poner su dinero. Y lógicamente van a querer rentabilizar dichas inversiones el máximo posible. El lema es lograr a toda costa el mayor beneficio, y si eso supone realizar inversiones tremendas que así sea, pero solamente si es un tiro seguro.

Y por eso cuando se encuentra una fórmula que funciona y que supone beneficio a cambio de un riesgo mínimo, se exprime hasta que no da más de sí (y aun así seguro que vuelve más adelante en forma de secuela, remake, etc). Si la formula Marvel funciona y Chris Pratt es ahora un actor querido, hagamos una peli Marvel con él de protagonista para que el chico se luzca. Y si esta tiene éxito, saquemos una segunda parte con más de lo mismo. Y si los universos fílmicos funcionan, cojamos Star Wars (que ya sabemos que funciona) y hagamos secuelas expandiendo su universo. Etcétera. Creo que podemos llamar a esto fórmula Disney, al menos si Disney no me compra antes el término.

Además, la rentabilidad no se limita al producto en sí mismo y por ello con cada estreno de las anteriormente citadas vemos las jugueterías nuevamente repletas de juguetes de Iron Man, Hulk (pero no tanto de la Viuda Negra, fíjate tú) o de Darths Vaders, aunque Darth Vader no salga en este episodio. Será porque la gente adora a los samuráis espaciales que además son malos padres. O Harry Potter, saga que sobrevive más allá de sus adaptaciones fílmicas y de la que podemos encontrar una cantidad ingente y costosa de merchandising y subproductos de toda clase. Y por eso se siguen y seguirán haciendo películas de Transformers… Diantres, si es que Transformers se diseñó directamente para vender juguetes.

La serie de dibujos original me refiero. Que en mi época pasó a ser Beast Wars…recuerdo ver la serie y querer con toda mi alma el Megatron T.Rex, pero de esas decepciones hablaremos otro día. El caso es que los dibujos que ven los niños también se ven afectados y tienden a ser diseñados y emitidos solo si se puede idear una línea de juguetes alrededor de sus personajes, cuando no es directamente al revés (diseñando la serie en base a unos juguetes ya diseñados).

Se transformaba en dinosaurio, poseía una pinza móvil, disparaba dos proyectiles y disparaba agua. Es juguete debería haber sido tremendo… debería.

No obstante, hay una diferencia entre las películas y los dibujos, y es que el público es distinto. En principio una serie de animación, si bien es costosa, no consume tantos recursos monetarios como una superproducción hollywoodiense. Esto, sumado a que los niños verán prácticamente lo que les echen, deja cierto margen para la experimentación.

No me malinterpreteis con lo de los niños. Ellos y ellas tienen criterio, pero uno bastante más flexible que el del adulto medio. Pensad que con cada año que cumplen sus gustos son más específicos, pero al 99% de los bebés les gustan los teletubbies. Los niños en edad de coger el mando de la tele elegirán cada vez entre uno de los canales donde hagan dibujos, pero es casi seguro que acabarán por preferir ciertos programas de cada uno. Igual ese es el tema, que antaño si hacían los fruittis pues veíamos los fruittis, pero a día de hoy si al chaval no le apañan unos dibujos, hay una docena de canales especializados a su disposición.

Así pues, hay cierto margen de maniobra y es mediante pequeños experimentos que los estudios de animación se van percatando que pese a que los niños verán casi cualquier cosa, si pueden elegir verán algo que les interese. Así pues encontramos cosas como Hora de Aventuras o Steven Universe, entre otros, series que rompen con todo lo que había hasta ese momento y suponen un soplo de aire fresco. Dejadme que os hable un momento de la segunda de esas series.

Lo dicho al principio sobre los videojuegos se aplica igualmente a las series infantiles. Son un producto, pero también una expresión artística, y no solo eso, pues además quieran o no influirán a sus espectadores, siendo como son los niños pequeñas personitas en edad de crecimiento y formación. Una serie sin valores, dará una educación sin valor. Una serie con unos valores determinados, los transmitirá mejor o peor pero dejará seguro alguna huella en niños y niñas.

Empecé a ver Universe por recomendación de un amigo y tengo claro que esta es la clase de dibujos que quisiera que mis hijos vieran, el día que los tenga. Si me permitís, os pongo rápidamente en contexto (mini spoilers-ahead, si os los queréis evitar seguid leyendo tras la próxima imagen). En Steven Universe los personajes protagonistas son minerales que toman forma antropomórfica. Uno de los principales alicientes son las referencias continuas a videojuegos, series más antiguas y algunas incluso poco conocidas. Por ejemplo, uno de los guiños menos sutiles es que los personajes pueden fusionarse entre sí y cuando vemos esto por primera vez queda claro que es una referencia a Dragon Ball, pues ambos personajes deben realizar una danza para adoptar esta nueva forma, que resulta ser una combinación de los rasgos físicos de ambos y de su personalidad, creando un nuevo ser cuyo poder se ve exponencialmente aumentado (¿os suena?).

Sin embargo, pronto queda claro que el concepto de fusión va mucho más allá y es tratada de un modo muy distinto. La danza es menos cómica que en el anime de Toriyama pasando en este caso a ser algo mucho más íntimo y cuando esta se realiza el ser resultante no solo acumula el poder de los fusionados, sino que su psique dual puede sufrir si no están en sintonía, si no se compenetran. A lo largo de la serie esto se lleva más allá y se explica que una fusión solo se puede mantener si ambos individuos se respetan y entienden a la perfección. A efectos prácticos funciona como una analogía perfecta de las relaciones humanas y a veces específicamente de las relaciones de pareja. De hecho, uno de los capítulos trata específicamente de la aberración que supone obligar a dos individuos a fusionarse por la fuerza. La serie le está diciendo a los niños, claramente, la maldad que supone imponer la voluntad de uno a la de los demás, forzando una relación. Leed entre líneas.

El juego en cambio, se dice se comenta que mejor os lo podéis ahorrar.

Y sí, a día de hoy y por mentira que parezca, Doraemon tiene más audiencia que este tipo de series, a pesar de que el gato cósmico lo único que hace es malcriar a Nobita. Doraemon es el Darth Vader de las series infantiles.

Pero bueno, a lo que iba, que me enrollo más que las persianas. Videojuegos. Si se pueden realizar películas y series que además de ser un producto conciencien sobre ciertos temas, los videojuegos no van a ser menos. Claro, resulta más fácil ir a lo seguro como decía al principio, y por eso tenemos un año sí y otro también un nuevo Fifa, Call of Duty, Super Mario, Assassin’s Creed y un largo etc. Y que conste que no me parece mal que un juego se limite a ser… un juego. Al fin y al cabo jugamos para entretenernos, para tomar distancia durante un rato de la realidad y todas sus crueldades. Pero si lo que nos apetece es encontrar algún título más serio, que toque temas que podamos considerar importantes y que busque algo más que ser un elemento lúdico-estético, sabed que los hay.

Al igual que con el cine, estos temas quedan relegados en gran parte a lo indie, a lo alejado de las tendencias principales, de lo mainstream. En resumen, que de la mayoría de los experimentos se encargan productoras pequeñas que no tienen miedo a llevar adelante su personal visión del producto. Os traigo tres ejemplos, que quizás ya conozcáis, y os pido por favor que si conocéis más títulos que reúnan estas características nos lo hagáis saber en los comentarios. Estaré encantados de jugarlos y comentarlos en un futuro.

Entiérrame, mi amor: Si yo digo Siria vosotros seguramente pensareis en guerra. Y no, no es otro juego de soldaditos que van dándose tiros. Estamos ya tan acostumbrados a estas guerras que cuando aparece una noticia en la televisión a la mayoría se nos ha olvidado a los pocos minutos y si nos preguntan qué han dicho diríamos “pues que la guerra sigue”. Es posible que alguno siquiera sepa situar Siria en un mapa.

El caso es que nos hemos insensibilizado, somos impermeables a un conflicto que parece cada vez más lejano, casi irreal a veces. Y esto es así porque solo lo experimentamos a través de los noticiarios de diversos medios, nunca lo vivimos, es como si fuera una película o una historia, que nos puede hacer sentir mal pero con la que no logramos identificarnos de forma directa.

Entirérrame, mi amor, es un juego de móvil que no pretende ser divertido. Más bien centra su interés en que formes parte de la experiencia siria. Es un videojuego y por tanto tiene sus limitaciones al respecto, pero desde luego lo intenta y lo consigue a su modo. Funciona mediante dos personajes, tu pareja y tú. Ella intentará escapar del país y llegar a algún lugar donde acepten refugiados, mientras que tú esperarás en Siria con tu familia. La mecánica es simple, ya que es una aventura conversacional que funciona a través de un Whatsapp de mentirijillas, por el que podrás hablar con ella, enviar emojis y fotos. Te irá pidiendo consejos y contando sus preocupaciones a tiempo semirreal (por ejemplo, si va a coger un autobús y dice que apagará el teléfono para ahorrar batería, no esperes respuesta en las próximas horas).

Al principio me pareció flojo para lo que prometía, pero es que el juego se toma su tiempo para desarrollar la historia. Para cuando llegue el final (y hay varios, no todos buenos), habrás pasado tanto rato hablando con esa persona que a pesar de que sabes que no es real, desearás igualmente que lo consiga. Y por el camino aprenderás acerca de este conflicto, de cómo afecta a la gente y su tierra. Y podrás situar Siria en un mapa.

No os voy a engañar, el juego no es perfecto. Lo he visto con puntuaciones de excelente en varios lados, 10/10, pero tiene sus fallos. Para empezar, la traducción al castellano me parece nefasta, así que lo tuve que jugar en inglés, y en segundo lugar demasiadas veces el juego me mandaba notificaciones pero no llegaban los mensajes. No obstante, respeto todo lo que intenta y creo que la industria necesita más juegos como este, y con todo creo que la experiencia que ofrece bien merece que le deis una oportunidad a la mínima que os interese el tema.

Lo tenéis disponible en Android e IOS, y por su sencillez debería funcionar en la mayoría de dispositivos.

Papers, Please: Antes decía que los videojuegos nos sirven para dejar a un lado momentáneamente la cruda realidad. Por eso nos convertimos en guerreros formidables, superestrellas del deporte o del rock, héroes, o incluso villanos. Podría pues resultar extraño que este juego nos quiera meter en la piel de un “simple” empleado del estado, un encargado de aduanas cuya función es revisar que cada inmigrante que llega a nuestra feliz nación (una dictadura, por cierto) tenga los papeles en regla y unas intenciones acordes con el estado.

Más extraño todavía puede resultar que además el juego es muy entretenido. Cada persona que llega, y no van a parar, supone un dilema. Cada uno presenta su historia y debemos decidir si les dejamos pasar a pesar de que no tengan los papeles en regla, o si les cerramos la puerta en la cara. Parece sencillo, el que tenga bien los papeles adentro, el que no se aguante… pero es difícil decidir cuándo te empiezan a contar sus tristes historias. Un buen ejemplo es el de una pareja, de los cuales solo uno tiene los papeles en regla.

Bien, pues en ese caso hagamos la vista gorda y dejémoslos entrar ¿no? No es tan sencillo, pues hemos aceptado este duro empleo para alimentar, cuidar y dar cobijo a nuestra familia (bueno, eso y porque hemos sidos designados para ello por un gobierno totalitario). Si bajamos nuestro rendimiento, no nos pagarán suficiente y nuestros seres queridos perecerán, de hambre, frío o enfermedad. Entonces ¿nos mantenemos implacables? Bueno, inténtalo pero entonces llegarán algunos que quizás quieran sobornarte a cambio de que les dejes pasar… y ese dinero le vendría tan bien a tus hijos, que hace ya tanto que no comen decentemente…

Comprenderéis pues que se trata de un premisa sencilla pero que da mucho de sí. Se trata de un juego entretenido que además posee un fuerte componente moral. Nos habla no solo de nuevo sobre la inmigración, sino también de la necesidad y de la corrupción que proviene del poder, de cómo todos nos creemos con una ética férrea hasta que las circunstancias nos fuerzan a los actos más bajos.

Lo tenéis para PC, IOS y en PS Vita. Y si os gusta la temática, otro juego basado en el férreo control del totalitarismo es Beholder.

Everything is going to be Ok: Como psicólogo, era imposible que no hablara de este. Se trata de un juego rarísimo, desconcertante a primera vista, un mezclote de colores, formas y ruidos raros, pero todo ello es una excusa para hablar de lo que habla. La idea que nos presenta es un juego de minijuegos, cada uno con un significado, un pequeño mensaje. Si buscáis imágenes del mismo no os haréis una idea de lo que supone, este es de los que hay que jugar para entenderlos. Así, quedarán representadas situaciones como cuando nos sentimos solos, como si la gente nos huyera, o como cuando hemos actuado mal y lo sabemos. Veremos reflejadas eternas discusiones que no van a ningún lado, como un debate en el que se argumenta si los videjuegos son arte o no, pero también temas menos sociales y más personales, como el sufrimiento emocional, la depresión.

Decía la autora que quería representar la fuerza que poseen no solo los ganadores, sino los vencidos, aquellos que pese a ser derrotados ya no solo por un enemigo, sino por la vida, siguen adelante con su lucha. Es la batalla contra el trastorno sufrido, contra uno mismo, una guerra de un solo individuo que a veces se gana y a veces se pierde. Se trata por tanto de olvidarse por un momento de los típicos protagonistas, de los luchadores, los triunfadores, los héroes que siempre triunfan en la adversidad, y fijarnos por un momento en esas pequeñas luchas diarias que nadie puede librar por nosotros y que conforman en su conjunto una historia increíble, la nuestra propia.

Os dejo la página web donde os lo podéis descargar para PC y Mac pagando lo que consideréis.

Existen muchísimos más, lo sé, y cada día más aún. Por eso insisto, dejad los que conozcáis en la caja de comentarios, los apuntaremos en la lista y quizás los podamos reseñar más adelante. Pero no os los pido por las reseñas, os los pido por las experiencias que merecen ser jugadas, vividas. Porque Mario sigue siendo un juego tremendo, nadie lo niega, pero que no se nos olvide que hay vida más allá.

AirConsole, juega desde la web con tu smartphone como mando

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Air Console es una página web que te permite jugar en la pantalla de un ordenador (o de un iPad) a videojuegos utilizando tu smartphone como mando y sin tener que instalar nada. Tan sólo tienes que abrir la página de Air Console en tu ordenador y en tu móvil e introducir un código para vincular los dispositivos. Y si además quieres mejorar la experiencia en el control también tienes la opción de bajarte las aplicaciones nativas del control para Android y para iOS.

Actualmente hay pocos juegos disponibles, entre ellos un emulador de NES, pero los creadores aseguran que pronto ampliarán el catálogo.

Vía: Mala Vida

Pet Bot, un robot para que tu perro te mande selfies desde casa

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Pet Bot es un proyecto bastante curioso y que aún está en fase de financiación en Indiegogo. Se trata de un robot complementado con una app móvil (iOS & Android) que permite darle premios a tu mascota para que te envíe selfies. Una idea curiosa, cuanto menos, que le encantará a aquellos que se ven en la obligación de dejar durante largas horas a su mascota en casa y se pregunten qué será de ella.

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Final Kombat 2

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Hola, amigos de Pixfans. Me gustaría hablaros de un juego gratuito en cuyo desarrollo he colaborado. Se llama Final Kombat 2, y es compatible con Android, BlackBerry y móviles antiguos (esos que tenían teclado). Las imagenes que véis corresponen a la versión de Android, que en realidad es un porting de la versión realizada en J2ME.

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Videojuegos de mierda

Los médicos aconsejan ir al lavabo (es decir, ir de vientre, cambiarle el agua al canario, hacer aguas mayores, ir a hablar con el Sr. Roca, soltar la tortuga…) una media de 2-3 veces al día. Dependiendo de la necesidad en cada momento y del apretón en cuestión se deduce que nos podemos pasar bastante rato sentados en la taza del váter al día y, como ya nos conocemos de memoria todas las etiquetas de nuestros productos higiénicos, ¿porque no aprovechar ese momento muerto para jugar a algún videojuego? Continuar leyendo »

Candy Crush y el monopolio de los caramelos

Últimamente el mundo de los videojuegos está un poco loco. El nuevo mercado que se abrió con los smartphones y tablets propició la irrupción de juegos de desarrolladoras pequeñas, de bajo presupuesto y con ideas no especialmente novedosas. El secreto del éxito es más imprevisible que nunca, como ya nos demostró Flappy Bird, y la lista de los juegos más exitosos de los últimos años está llena de triunfadores inesperados. Uno de ellos fue Candy Crush Saga, un juego cuya idea era la del típico puzle de juntar colores, que aprovechaba sus funciones sociales para tratar de hacerlo más adictivo, ampliar su difusión y conseguir más dinero de los usuarios.

La cosa les salió tan bien a King, sus creadores, que se hicieron de oro. Puede parecernos que su producto es mejor o peor, pero no creo que sea justo decir que no se merecieron su éxito. Supieron mover bien su idea y que millones de personas se enganchasen a ella. El problema, como en tantos casos, vino cuando el éxito se les subió a la cabeza y empezaron a pisar a la competencia para que nadie les quitase ni una migaja de su pastel, empezando a hacer el gilipollas, y perdónenme la palabra.

El cúmulo de absurdeces comenzó cuando nos enteramos de que King había conseguido un registro de la palabra “Candy”, y ya estaba emprendiendo acciones legales contra diversos juegos de la Apple Store o de la tienda Android que la llevaban en su título. Casi parece una broma, pero fue real por obra y gracia de la US Trademark Office, que lleva tiempo demostrando ser un esperpento de oficina de patentes, y permitió a King hacer ese peculiar registro, con el que poder ir a por los juegos con la palabra candy y que consideraban que los copiaban. Cuando pensaba que al menos las cosas en Europa eran menos drásticas, me enteré de que también para Europa tenían un registro que le serviría ir contra ciertos juegos que, en su opinión, aprovechaban la palabra candy para imitarlos. Pero no contentos con semejante barbaridad también pusieron sus ojos en la palabra saga, provocando algún que otro quebradero de cabeza a desarrolladores que usaron ese término tan común.

Saga
(Viñetas como esta han proliferado por lo exagerado de la situación)

Si registrar la palabra Candy ya nos parece una locura, lo de la palabra Saga ya casi suena a recochineo, hasta el punto de que me parece inmoral incluso plantearlo. Que un pequeño grupo de programación haya tenido siquiera que perder su tiempo defendiéndose porque su juego se llamase The Banner Saga, una terrible afrenta a Candy Crush Saga, me parece muy triste. Cuando aún ni siquiera existían los dispositivos móviles en los que se juega Candy Crush, los fans de los RPG en Super Nintendo podían tirarse horas y horas en varios Romancing Saga. Y no es que esta serie tuviese un corto recorrido, que aún coleaba en 2002 con Unlimited Saga, por ejemplo, y nadie en Square Enix pensó en demandar a King por ello.

Banner
(Solo el trabajo artístico de The Banner Saga ya nos demuestra que es un plagio descarado de Candy Crush Saga…)

Por todas estas cosas me parece hasta digna de aplauso la Candy Jam, una iniciativa indie para saturar las stores digitales de juegos de caramelos. El objetivo es, como dicen en mi tierra: “O que non quere caldo, duas cuncas” (el que no quiere caldo, dos tazas). Si a King le molesta que haya por ahí algún juego con las palabras Candy y Saga en su título, pues hagamos que haya a montones.

Un reacción más seria fue la de la Asociación Internacional de Desarrolladores de Juegos, que se ha posicionado en contra de las acciones de King, considerándolas “depredadoras”, y poniendo en marcha mecanismos para investigar el asunto y evitar que se sigan produciendo casos como éste, que pueden ser muy perjudiciales para la industria. De momento, parece que la oficina de patentes en Estados Unidos está dando marcha atrás, así que las cosas se están moviendo.

Candyy

Quizá lo peor del asunto es que King, que se llena la boca con estas quejas y demandas, ha demostrado una sorprendente capacidad de copiar juegos de otros. Hasta que King abrió la caja de los truenos, nadie le había prestado mucha atención a los juegos menos conocidos de esta marca, pero cuando acusas a los demás tienes que estar preparado para que te miren con lupa. Así, rápidamente salió a la luz el parecido entre Pac-Avoid, juego en Flash de 2009 de King que presentaba un parecido más que razonable con Scamperghost, obra de dos realizadores indie. Vosotros mismos os podéis dar una idea por la imagen de que la cosa tiene un aire, y tan pronto se aireó la polémica King retiró el juego, algo que no tengo nada claro que hubiesen hecho si no tuviese algo de verdad la acusación.

pacavoid

El propio Candy Crush Saga no es precisamente un alarde de originalidad sin precedentes. Los juegos de puzle de características similares llevan décadas entre nosotros, y ni siquiera el uso de caramelos era algo nuevo. Realmente, se está tan acostumbrado a que salgan títulos similares en este tipo de género que para que apareciesen quejas una copia tenía que ser muy descarada.

Plagio

Y con el karma de King bajo mínimos llegó la puntilla, la carta abierta de Albert Ransom, creador del juego CandySwipe, que salió a la venta 2 años antes que Candy Crush Saga. En ella destacaba que había hecho su juego en memoria de su madre, porque le gustaba mucho ese estilo. Que dos años después salió Candy Crush Saga, tan parecido a su juego que fueron habituales las confusiones, y pese a que él había registrado su marca en 2010, no lo hicieron caso ante su protesta por riesgo de confusión. Ahora, se enteraba de que querían tumbar su juego, clave para el sustento de su familia (él no está montado en el dólar como los de King), y mostraba su indignación ante una situación claramente injusta. Esta carta abierta hizo arreciar la oleada de indignación contra King, que pese a todo se sigue haciendo de oro. Con 568 millones de dólares de beneficios en 2013 y una inminente salida a bolsa, tiene pinta deque se van a convertir en la nueva Zynga…

Supongo que la historia seguirá dando novedades durante mucho tiempo. La última ha sido el abandono por parte de King de su intento por hacerse con la marca Candy para el mercado estadounidense. Pero todavía lo van a seguir intentando en Europa, así que no penséis que hicieron propósito de enmienda.

Y para terminar, un interesante vídeo en inglés que intenta explicar por qué el juego es tan adictivo basándose en explicaciones científicas.

Fuentes: Rock, Paper, ShotgunVidaExtraMemoria PixeladaKotakuJoystiqDekazeta

Los juegos de Amanita Design en the Humble Weekly Sale

amanita

En el the Humble Bundle Weekly Sale nos encontramos con ofertas de packs de videojuegos todas las semanas, algunas más interesantes que otras.

En esta ocasión la compañía protagonista es toda una referencia dentro del mundo de los videojuegos indie. Se trata de la compañía checa Amanita Design, creadores de títulos muy reconocidos como el Machinarium o el Botanicula. El resto del pack lo componen los juegos Samorost 2*, Lume, WindosiII y Shelter.

Te puedes hacer con 4 juegos por 1$ (para el Shelter y el Botanicula hay que pagar al menos 6$). Además estos títulos están disponibles para casi todas las plataformas (Windows, Mac, Linux, Android y Steam), aunque dependiendo de cada uno la cosa varía.

Mega Man: 25 años de historia (Vol. V)

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El repaso de la Saga Clásica de Mega Man está llegando a su final. Ha pasado prácticamente un año desde que esta serie de artículos comenzó a publicarse en Pixfans, y debo confesarles que me siento muy feliz por la repercusión que tuvo entre los lectores del sitio, quienes se han manifestado en sus comentarios realizando aportes, contando experiencias o mencionando las ganas de volver a jugar tal o cual juego. Pero donde todos concluyen es en que el universo de Mega Man es sumamente completo y variado.

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