Realidad vs Realidad
Galadriel comentaba al principio de la saga peliculera de El Señor de los Anillos que el mundo ha cambiado. Tenía sus razones, ya que según ella lo sentía en el agua, el aire, la tierra y demás elementos necesarios para invocar al Capitán Planeta. Esos cambios afectaron bastante a la Tierra Media, ya que un tirano casi derrotado se agarraba al poco poder que le quedaba para poder intentar reinar sobre todo bicho viviente. Una experiencia miles de veces repetida a lo largo de la historia y que hoy en día se sigue repitiendo.
El ejemplo mas cercano lo tenemos en las revueltas de los países árabes, donde de golpe y porrazo, muchos se enteran de que por allí existen dictaduras malvadas con dictadores de siniestros atuendos. ¿Y como es que nadie se enteró? Bueno, seguro que es que no lo pusieron por la tele, ya que para muchos es su fuente de información, luego si alguien controla esa fuente tiene el poder de decidir qué conviene contar y qué no. Por eso mas de una persona se sorprendió al saber que en Egipto había una especie de dictadura que en su caída provocó una soledad en las pirámides que difícilmente podrá ser olvidada por muchos.
Hay una frase de Lionel Hutz, el genial abogado de Los Simpsons, que ilustra muy bien esta situación. Muy sabiamente le confesaba a Marge que existe la verdad y… ¡LA VERDAAAD!, siendo esta afirmación algo así como el eje sobre el que gira mucha de la información que recibimos hoy en día. Pero claro, a la mayoría de la gente le da igual mientras pueda ver Gran Hermano, programas del corazón, fútbol o jugar a los videojuegos. Un momento, ¿desde cuando jugar a la consola atonta? Bueno, puede reblandecer el cerebro si te pasas 15 horas seguidas jugando al WoW levantándose solamente por necesidades higiénicas y gastronómicas. Decir que esta divertida anécdota me ocurrió a mi jugando con mi novia y supuso el fin de nuestra relación a través del Warcraft, ya que después salíamos a la calle y todo eso. Pero a lo que me vengo a referir es que desde hace unos cuantos años, los videojuegos se han convertido en algo más que un simple entretenimiento, ya que si alguno arranca una lagrimilla quiere decir que hay un algo por ahí que lo hace especial. Pero mucha gente no lo ve así. El principal argumento de los padres es que los juegos no sirven para nada, que solo hay que matar marcianitos apretando botones. Pero hoy en día es mas que patente que jugar a alguna consola (con moderación) tiene sus beneficios, tanto para la gente mayor como para los tiernos infantes que dan sus primeros pasos cogiendo un iPad o una DS. Ellos solitos aprenden a preparar deliciosos platos gracias al Cooking Mama o a resolver misterios con la ayuda de El Profesor Layton, sorprendiendo a mas de un padre o una madre.
Con el tiempo se descubre que existen muchos juegos que dan que pensar acerca de muchas cosas, bien sea la venganza, la guerra, ser bueno o malo, y los hay que incluso enseñan historia. De nuevo como experiencia personal, tengo que agradecer a Age of Empires II: The Conquerors por ayudarme a aprobar un examen de lengua de El Cantar del Mío Cid gracias a la campaña de El Cid Campeador. Toda la vida estaba estupendamente resumida y encima había que planear la conquista de Valencia y plantarle cara al astuto conde Berenguer.
Desde luego hay muchos títulos que no dejan espacio para pensar y van a lo que van, a entretener. Esto se agradece muchas veces, sobre todo en las que se quiere desconectar y hartarse de aniquilar bichos a diestro y siniestro, como en Serius Sam o Gears of Wars. Pero luego hay otros que plantean dudas más serias acerca del mundo en que se habita o que directamente mienten al jugador para que crea cosas que no son, dándole luego un palo tan tremendo que lo deja perplejo.
Son varios los juegos que trabajan la idea de que hay algo que no encaja en el mundo, teniendo que coger el mando para afrontar el reto de conocer la realidad tal y como es, ya sea agradable o desagradable. La excusa perfecta para crear una trama que enganche y que además proporcione puntos de vista diferentes. Así empezaba Assassin’s Creed, donde el jugador encarnaba a un asesino que tenía que lidiar con los tejemanejes de los malvados templarios. Casi todo el mundo conoce a los templarios, esos tipos serios y sosainas vestidos con corbata que conspiran para apoderarse del mundo de una manera u otra. De nuevo los videojuegos vuelven a enseñar historia, y es que seguro que hay mas de uno que aprendió quienes eran a golpe de ratón, con George Stobbart y Nicole Collard en esa gran aventura gráfica que es Broken Sword, donde unas tranquilas vacaciones se convierten en una cruzada para salvar al mundo. Un mundo que no parecía muy complicado para el bueno de George y su pelazo, pero que sin embargo ocultaba algo que se escapaba del entendimiento común del día a día.
Volviendo a la saga Assassin’s Creed, el jugador encarnaba un miembro del clan de los asesinos (también aparecían de refilón en Broken Sword) que no podían tolerar que los templarios tuvieran tanto poder. Hasta ahí todo bien, todo el mundo quería ir por la época de las cruzadas repartiendo manduca a todo el que se pusiera por delante. Nada de pistolitas y rifles láser, con espadas y cuchillos, a la antigua usanza. Todo parecía muy prometedor, hasta que de repente las calles de Jerusalén empiezan a difuminarse, aparecen extrañas formas y un resplandor blanco que nos llevan a la verdadera realidad. Vemos a un hombre levantarse de algo que parece ser una cama muy cara (sin colchón viscoelástico) que resulta llamarse Desmond Miles. Otro hombre llamado Vidic, muy serio, con barba y con la voz del saca al protagonista y por extensión al jugador, de su confusión con la verdad. Según se avanza en el juego el Doctor Vidic sorprende a Desmond con revelaciones acerca del mundo que él cree conocer. La realidad en la que, supuestamente, el jugador también vive. Estas verdades como puños que va revelando el barbudo sitúan al planeta tierra como escenario de un teatro de marionetas donde la mayoría de la población humana está atada por unas cuerdas invisibles que, ¡sorpresa!, manejan los templarios a su antojo. Ellos lo controlan todo, desde lo que se ve en la tele, lo que se debe de comprar, lo que esta de moda, hasta las guerras que tienen que declararse para matar el rato. El otro protagonista del juego, Altaïr Ibn-La’Ahad, se parte el lomo virtual para evitar que los caballeros del temple se hagan con mas poder, pero él ya conocía todo ese oscuro mundo de tribulaciones y argucias, así que cada asesinato selectivo no era mas que otro día de trabajo.
La bofetada de realidad mas fuerte se la lleva el otro pariente de Desmond, Ezio Auditore da Firenze. Ezio, como lo llamaban los colegas, era un chaval normal y corriente, que nació y vivió gracias a que nosotros, jugadores, le dimos a los correspondientes botones para que pudiera moverse. Vivió sin preocupaciones monetarias, con unos padres que lo querían y con unos hermanos muy majos ellos. Encima de todo era listo y todo un Don Juan. Básicamente encarna al prototipo de hombre al que muchos aspiran. Pero toda su vida se va a la porra algunos de sus parientes terminan colgados en la plaza del pueblo gracias a la traición de un amigo de la familia. La realidad de Ezio se derrumba súbitamente y descubre lo que ya sabía Altaïr, que el mundo que él creía conocer es el patio de juegos de los templarios. Pero lo peor de todo es que es de los pocos asesinos que quedan y tiene que enfrentarse casi en solitario a la enmarañada red de mentiras que fabrica la hermandad del temple día tras día. Ha de luchar contra el sistema, convirtiéndose en una especie de antisistema con mucho estilo y carisma.
El caso es que la saga Assassin’s Creed es como un ogro, según comentaba Shrek, tiene múltiples capas, siendo en este caso capas de realidad. Tenemos el Animus, donde revivimos las memorias de los distintos asesinos. Luego está Desmond, que en el primer juego no es que se mueva mucho, pero en las sucesivas entregas lo vemos enfrentarse a la realidad. Por último, a quienes están con el mando en las manos. Esta última capa es la mas interesante, ya que es emocionante pensar que, quizás en la cabeza de algunos jugadores se haya plantado la semilla de la duda y que empiecen a hacerse preguntas sobre el mundo que les rodea. ¿Que mas se le puede pedir a un videojuego? Aparte de entretener, hacer pensar, brinda al jugador la posibilidad de convertirlo en una persona que observe el mundo y analice todo lo que le rodea. Esto no es siempre del agrado de la gente, que en teoría domina el mundo en la sombra.
Es inevitable no mencionar la palabra conspiranoia, concepto que da de comer a muchas páginas a lo largo y ancho de la infinita red. Webs donde por ejemplo se cuestiona la existencia del sida, o que se trata de una creación de algún malvado gobierno para eliminar a los aún más malvados homosexuales (que conste que yo no tengo nada en contra de las personas homosexuales). En los últimos años también proliferaron las páginas que pregonaban el engaño que suponía el 11-S, que todo era un montaje del gobierno norteamericano para tener una excusa para invadir Irak y apropiarse de su petróleo. South Park trató este tema como solo la serie sabe hacerlo, dándole una doble vuelta de tuerca a la teoría del autoatentado y colocando a sus defensores como agentes del gobierno para ocultar su propia ineptitud. Pero si se quiere vislumbrar mínimamente las triquiñulas de los gobiernos, solo hay que hacer una visita a Wikileaks.
Pero la saga Assassin’s Creed no es la única que se sirve de el argumento de que hay un sistema que oprime a los débiles para repantingarse disfrutando de sus beneficios mientras se abanican con billetes de 500 €. Ahí está Faith Connors, saltando por los tejados plantando cara a un régimen tipo Gran Hermano (léase la novela 1984). Jade acaba de volver hace poco con muchos mas píxeles para redescubrir la desagradable verdad que oculta el gobierno de su asediado planeta. Incluso el bueno de Sam Fisher se vuelve contra su propia gente y va marcando y ejecutando a todo el que se le pone por delante. Luego en el mundo del cine tenemos infinitos ejemplos, pero a título personal yo me quedo con Un Ciudadano Ejemplar, donde un padre marcado por la tragedia decide tomarla con el sistema judicial corrupto y arreglarlo a su manera (¡y vaya manera!).
Cierto es que jugar compulsivamente no es sano, igual que no es sano ver la tele durante horas, sobre todo con lo que ponen hoy en día. Es comprensible que muchos padres vean con malos ojos los juegos y las consolas, sobre todo si en la televisión salen noticias como que los que mas juegan son los mas propensos a cometer violaciones y cosas por el estilo. Pero, con conocimiento de causa, uno puede ver el infinito potencial educativo de los videojuegos, una nueva forma de enseñar cosas que son complicadas de aprender en una clase con un profesor que puede que no caiga del todo bien. Pero mientras haya madres que compran a sus hijos de 12 años el GTA IV, todo seguirá mas o menos igual, pero seguro que ya hay mas de uno que se está haciendo preguntas.
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