Metal Gear Solid: The Twin Snakes
Tras su triunfal Eternal Darkness, y gracias a un acuerdo entre Konami y Nintendo, la compañía Silicon Knights se encontró con la interesante responsabilidad de llevar a Game Cube uno de los juegos más exitosos de la primera PlayStation, el aclamado Metal Gear Solid. Para hacer un simple port seguramente no hubiera sido necesaria otra compañía, pero se buscaba un remake que, respetando el guión y desarrollo del original, aprovechase el potencial técnico de la consola de Nintendo para lucir mucho mejor, y también se lo quiso dotar de un control más depurado, algo que generaría bastante polémica, como luego veremos.
Supongo que la mayoría tenéis ya una idea de la trama de este juego, pero para los que no estén muy puestos o para reactivaros la memoria, haremos una breve semblanza. Solid Snake es un excepcional agente de los servicios secretos estadounidenses, que al comienzo del juego es enviado en solitario a la isla de Shadow Moses, en Alaska, para atajar un ataque terrorista que podría dar lugar a una gravísima crisis mundial. El objetivo de los asaltantes, un grupo conocido como FOXHOUND, era el de hacerse con un tanque bípedo y con capacidad nuclear conocido como Metal Gear. Un arma tan poderosa que podía romper el equilibrio mundial a favor de sus poseedor, e imaginaos la gravedad del asunto si éste fuese un grupo terrorista. Además, nos encontraremos con que el líder de FOXHOUND, Liquid Snake, está muy próximamente relacionado con el protagonista, de ahí el Twin Snakes que le da título (twins significa gemelos). Con estos y otros muchos ingredientes se compone una espectacular historia, sustentada con numerosos diálogos y un buen lote de secuencias.
El desarrollo del juego en sí, como es habitual en los principales episodios de la saga, combina la acción con la infiltración, de modo que tan importante como abatir a nuestros enemigos es pasar desapercibido; ya que si somos descubiertos, la mayor parte de las veces comenzarán a acudir refuerzos al área en la que se haya dado la alerta, haciendo muy difícil el salir ileso, y poniendo en peligro la misión. Para tener alguna posibilidad, contamos con la ayuda de un amplio inventario, compuesto no solo de un buen arsenal de armas, sino también de objetos de lo más diverso, desde las míticas cajas de cartón en las que escondernos hasta los visores termales o de infrarrojos, pasando por raciones para recuperar energía o revistas porno con las que distraer a los soldados enemigos. También tenemos a nuestra disposición un útil radar y un sistema de comunicación a través del cual tendremos el apoyo verbal de un puñado de aliados.
¿En qué se diferencia Twin Snakes del juego original para PlayStation? Pues para empezar, como es obvio, en un apartado gráfico mejor acabado, especialmente por la sustitución de las texturas por otras mucho más detalladas y sin el aspecto pixelado de PSX. Pese a la notable influencia de Metal Gear Solid 2, lanzado tres años antes para PlayStation 2, el aspecto visual no llegaba a su nivel, aunque desde luego lucía mucho mejor que la versión en que se basaba, y de la que además conservaba muy bien la esencia. Podemos decir que las mejoras gráficas introducidas quedaron a años luz de otro famoso remake de un juego de PlayStation para Game Cube como fue el del primer Resident Evil, pero sirvieron sin duda para aportar espectacularidad y realismo a un juego que ya las rebosaba.
El otro cambio fundamental estuvo en las novedades jugables, y aquí fue donde quizás Silicon Knights no supo medir bien. De nuevo con el referente de Metal Gear Solid 2, se añadieron posibilidades nuevas como la de apuntar mientras nos pegábamos a una esquina, disparar desde la perspectiva en primera persona o colgarnos de las barandillas. El problema es que, al conservar la misma estructura de niveles y dificultad del juego original, los cambios hacían mucho más fácil superar ciertas partes, de modo que se descompensó de forma notable el cuidado equilibrio del juego original, y esto fue algo que no gustó a muchos fans de la saga. En mi opinión el problema no fue tan grave, pues el juego mantiene los niveles de diversión de su precursor, y los modos más difíciles pueden conseguir que los más exigentes tengan un reto considerable.
Otro cambio que levantó bastantes voces discordantes estuvo en las secuencias, a las que se hicieron diversos añadidos con el fin de aumentar la espectacularidad, pero comparto la idea de que se les fue un poco la mano. Y es que los toques al estilo Matrix (película que se estrenó entre el juego original y su remake) convirtieron algunos momentos en verdaderas fantasmadas. Pero no me malinterpretéis, entiendo que Metal Gear no es para nada una saga que persiga el absoluto realismo, pero las licencias que se tomaron convirtieron a Solid Snake en casi un superhéroe (si es que no lo era ya), con una sensación que no era tan grande en el juego de PlayStation.
Finalmente, en esta lista de modificaciones, hay que añadir una que en España trajo mucha cola, la no inclusión del doblaje, que sí había estado presente en el juego de PlayStation, y que aún hoy es recordado por los jugadores como uno de los mejores que haya tenido juego alguno en nuestro idioma. Las voces en inglés son magníficas, no cabe duda, pero la verdad es que echó mucho de menos poder volver a escuchar a Alfonso Vallés y compañía.
Pero es momento ya de olvidarnos un poco de la primera parte, y vamos a centrarnos en el análisis más específico de los diferentes aparatados de este juego, aunque el hecho de que estemos ante un remake hace muy difícil no recurrir con insistencia al juego original.
Desde el punto de vista técnico, como ya hemos indicado, The Twin Snakes está a un nivel muy bueno, aunque alejado de la calidad que por entonces ya habían mostrado otros juegos de Game Cube, e incluso del segundo Metal Gear Solid, pese a que había sido lanzado tres años antes. Sin embargo, se consiguió modernizar notablemente los gráficos del original, que era lo importante, y tampoco creo que hubiera sido necesario un cambio mucho mayor. Los escenarios mantienen casi todos los elementos en el mismo lugar en el que estaban en PlayStation, pero se mejoraron notablemente las texturas, para que todo luciera más realista y menos pixelado. Si miramos muy de cerca los decorados, comprobaremos que su nivel de detalle es relativo, pero en la perspectiva habitual del juego no hay problema, y destaca el realismo de las diferentes localizaciones, tanto artificiales como naturales, o de los vehículos y otros elementos. Casi todo el juego es demasiado gris y oscuro, pero esa es también una de sus señas de identidad.
Los personajes, por su parte, tienen unas animaciones excelentes (especialmente Snake, que está un nivel por encima del resto), y su modelado es bueno, aunque por ejemplo los rostros han quedado algo inexpresivos y faltos de detalle.
Las escenas cinemáticas están realizadas con el motor del juego, y las conversaciones por códec han mantenido intactos los dibujos del original, una elección que en mi opinión resultó muy acertada (además de que era lo más fácil para los programadores, claro).
En el plano sonoro, y al margen de lo ya señalado respecto al doblaje, estamos ante un juego con unos excelentes efectos, muy variados y creíbles, que se funden con la música y los gráficos para crear una impresionante ambientación. Desde las explosiones a los gritos, pasando por los aullidos de los lobos o los graznidos de los cuervos, todos resultan realistas y bien realizados. La música, por su parte, deja a los efectos el protagonismo durante buena parte del juego, aunque surge en ciertos momentos (como cuando somos descubiertos) para aportar intensidad; mientras que otras veces es relajante y tranquila, adaptando bien a las situaciones, y ensalzando tremendamente la emotividad de algunas escenas. Además, son varias las composiciones que destacan por su calidad, mientras que otras pasan bastante desapercibidas.
Respecto a la capacidad de diversión del juego, engancha con la misma facilidad que el gran clásico en el que se basa, y quizá aporta algo más de inmersión gracias a sus mejorados gráficos. El ya comentado problema de la dificultad puede no serlo tanto según como se mire, pues al fin y al cabo en los modos más difíciles sigue siendo un juego muy exigente, aunque está claro que se desequilibró algo más de lo deseable por los cambios jugables. Por lo demás, el control es bastante cómodo en líneas generales, aunque arrastra pequeños problemas de su antecesor, especialmente en la perspectiva y las cámaras, pero que no supondrán demasiados problemas a la hora de jugar.
La experiencia atrapa con facilidad por lo absorbente que resulta el componente de infiltración silenciosa o las partes de acción, pero sobre todo lo hace gracias a su conseguido argumento, con unos personajes de un innegable carisma y un desarrollo trepidante y lleno de escenas impactantes o emotivas, dignas de una película, y con ese toque fílmico que tanto gusta a Kojima y que está muy bien encajado con la experiencia jugable.
Se le puede criticar su corta duración, que algunas partes son un poco insulsas, que los enemigos (exceptuando los jefes finales) son siempre los mismos o los problemas respecto al original. Sin embargo, no son aspectos suficientes para desmerecer un juego que todo el mundo debería probar, y que por algo lograría ser un referente de los últimos años. El remake no aportó realmente mucho a la versión de PlayStation, pero se convirtió en una opción ideal para los seguidores incondicionales de Nintendo que pudieron disfrutar en sus cubos este excelente episodio de una de las grandes sagas de la actualidad. Personalmente, cuando quiero revivir esta excepcional historia, prefiero optar por tirar de Game Cube, pues pese a los problemas señalados, la notable mejora gráfica le da un puntillo muy a tener en cuenta. Un remake más que digno de un excepcional juego.
LO MEJOR
+ El absorbente argumento.
+ Su exquisita combinación de acción e infiltración.
+ La mejora gráfica respecto al original.
+ Estupenda ambientación.
+ Solid Snake.
LO PEOR
– La falta del excelente doblaje al castellano.
– Más fácil de lo que debería.
– Bastante corto.
– Las idas de olla en algunas cinemáticas.
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