Las espectaculares recreativas de Sega
Sega fue una de las compañías punteras en la época dorada de las recreativas, con títulos tan legendarios en los ochenta como Wonder Boy, Space Harrier, Shinobi, Enduro Racer, Hang On, Out Run, Afterburner, Golden Axe o Columns, que son bien conocidos por los que frecuentasen los salones un par de décadas atrás. Pero algunos de estos arcades destacaron más por el espectacular mueble que por el propio juego, y aunque hoy casi no sorprenden, en su día fueron algo nunca visto y un gran impacto.
Sin lugar a dudas, de todas las máquinas de esa época, ninguna superó en espectacularidad a ésta apoteósica cabina para jugar al G-Loc, un simulador aéreo plagado de acción, heredero directo del mítico Afterburner. A la máquina en cuestión se la denominó R-360, y permitía una experiencia total gracias a su capacidad para girar a cualquier posición, lo que la hacía poco recomendable para aquellos con propensión a marearse, pero que dotaba al pilotaje de nuestro caza de un realismo excepcional. A día de hoy han aparecido pocas máquinas con una experiencia comparable.
Por supuesto, el alto coste del R-360 lo convertía en una máquina difícil de adquirir, por lo que Sega también desarrolló un mueble mucho más convencional, que resultaba muy vistoso por fuera, pero que carecía de movimiento, por lo que se perdía toda la gracia del R-360, y pasaba a ser una recreativa más.
Aunque la experiencia del R-360 fuese seguramente la más intensa, el premio al despliegue técnico se lo llevaba el AS-1 (Advance Simulator One), una máquina de realidad virtual con espacio para 8 jugadores y que salió en 1993. Era un simulador de vuelo dotado de un complejo sistema de movimiento, pero los 280.000$ que costaba hicieron que fueran muy pocos los que pudieran probarlo, y sólo estuvo en espacios muy contados, como la Sega Joypolis.
Antes de la aparición de Sega Rally, el juego de coches por excelencia de Sega era el Out Run. A bordo de un espectacular descapotable rojo, nos invitaba a viajar de una punta a otra de los Estados Unidos, sorteando el tráfico y alcanzando a tiempo los checkpoints. La máquina de la imagen pertenece al Turbo Out Run, que salió a la calle en 1989, y cuyo objetivo era ir de Nueva York a Los Ángeles. El coche del juego era un Ferrari F-40, que se trataba de recrear en el mueble, aunque tampoco es que el parecido sea abrumador.
Antes del G-Loc y sus espectaculares muebles, la más famosa recreativa de combates aéreos era el Afterburner. Este mueble corresponde a la segunda parte, que vio la luz en 1987, y que nos permitía ponernos a los mando de un F-14 Tomcat, intentando eliminar del espacio aéreo a todo enemigo que se atreviese a aparecer. De nuevo la máquina está simpática, pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Space Harrier apareció en 1985, y lo más curioso era que no controlábamos a una nave, sino a un personaje capaz de volar, con el que debíamos enfrentarnos a innumerables criaturas de extraños diseños en un mundo de lo más delirante. Producido por el famoso Yu Suzuki, es una recreativa mítica, y aunque no hayáis ido por los salones recreativos en los ochenta, seguro que la conoceis si habéis jugado a Shenmue o Shenmue II, pues es uno de los arcades a los que Ryo Hazuki puede jugar.
Y a los coches y los aviones podemos añadir otro vehículo, las motos; con otro clasicazo, Hang On. La imagen es de la versión de 1986, titulada Super Hang On, y que nos permitía recorrer carreteras de diferentes continentes a toda velocidad.
Deja tu huella
Crea tu avatar