Educación para la Ciudadanía con el Comandante Shepard
Miedo es la palabra que define mi estado de ánimo cada vez que me llama alguna madre necesitada de un profesor particular que encauce los estudios en matemáticas (o física, dibujo, etc.) de su retoño para que no suspenda en el instituto. Y digo miedo porque no se a qué clase de adolescente me voy a enfrentar o peor aún, a que clase de padres me voy a encontrar. Y es que muchas veces me he encontrado a más de una madre (siempre suelen ser ellas) que aparte de un profesor particular, quiere un modelo de conducta intachable que sirva de ejemplo para su hijo/a. Por lo visto haber llegado a la universidad es razón mas que suficiente para ser un algo a imitar, cuando por los pasillos de cualquier facultad pululan personajillos que no se sabe como han llegado hasta ahí.
La cosa es que yo nunca pensé que sería capaz de enseñar algo a otra persona, pero la necesidad de tener dinero, no pagar impuestos y el anime Great Teacher Onizuka me empujaron a aventurarme a intentarlo descubriendo que sí era capaz de enseñar y que además, se me da bien. Pero intento no ser sólo el tipo que viene a dar algún tostón necesario para aprobar, siempre me esfuerzo en hablar con cada alumno para que se sienta cómodo y que todo sea en plan compadre. Y por supuesto, uno de los temas estrellas de las conversaciones son, claro está, los videojuegos.
Los videojuegos cuando se tienen 15 o 16 años, son un tema casi tabú con los padres, que salvo en contadísimas ocasiones los ven como una pérdida de tiempo y algo inútil. Pero con esa edad y en los tiempos que corren, son ya parte de todos y a muchos nos han llevado a aprobar exámenes de historia o a interesarse por alguna afición nueva.
Pero si hay una constante en casi todos los alumnos que he tenido (aparte de Fifa, Pro y COD), es que Educación para la Ciudadanía es un coñazo, tanto como religión, pero menos que Educación Física. Supongo que correr como pequeños cervatillos por el patio gusta más que pasarse una hora escuchando que vamos a ir todos al infierno. Connotaciones políticas aparte, EpC es un coñazo ya que se empeña en hablar de cosas mas o menos obvias tipo: hay que portarse bien con los demás sin importar de donde sean y todo ese rollo. No hay nada mas aburrido que intentar enseñar algo obvio. Es por eso que mas de uno me ha puesto una cara extraña cuando he asegurado que en la saga Mass Effect se aprende mas EpC que en cualquier clase aburrida.
Aprender en un colegio o un instituto es a veces muy aburrido y quizá sea por lo atávico del sistema educativo, que aunque ahora haya ordenadores en las aulas, no es mas divertido. Y es ahí donde está la clave. La diversión es el catalizador perfecto para que el conocimiento se asiente en lo mas profundo del cerebro. Es por eso que los videojuegos también pueden educar en lo que respecta a valores morales y éticos, eso sí, siempre de tapadillo, porque si un juego lleva la etiqueta de “educativo” ya se le empieza a mirar con ojos de aburrimiento.
Antes de nada, ahora voy a empezar a hablar un poco de la saga Mass Effect, no haré ningún spoiler del arco argumental, pero contaré cosillas de los personajes que no estropearán la grata experiencia que ofrece este buen título. También me referiré al personaje principal en masculino, ya que siempre es el que he utilizado en mis partidas.
Para empezar, ¿a que chaval no le gustan las naves espaciales,extraterrestres y todo el rollo del universo? Ya tenemos ahí un primer anzuelo para captar una mente joven y que aprenda cosas sin darse cuenta. Tenemos la Normandía, la nave insignia de la Alianza para surcar nuestra querida Vía Láctea, que gracias a los relés de efecto de masa viajar cientos o miles de años luz en cuestión de segundos se ha convertido en algo totalmente cotidiano. Una galaxia entera a nuestra disposición para ser explorada y vivir multitud de aventuras.
Uno de los pilares básicos de EpC es que todos los seres humanos son iguales, tanto hombres como mujeres. Y en la saga Mass Effect se ofrece al jugador la posibilidad de elegir el sexo de su comandante Shepard, no se le impone como en muchos títulos actuales. Podemos encarnar a una mujer fatal que vaya pateando culos a lo largo y ancho de la galaxia. O podemos elegir al personaje estándar masculino, pero en el fondo da igual, porque Shpepard, será el eje sobre el que todo gire en la gran aventura galáctica. Será el espejo de nuestra alma, ya que él o ella hablará y tomará las decisiones que tomemos nosotros, teniendo que acarrear con las consecuencias de una mala decisión durante el resto de la saga.
Otra cosa interesante (aunque de sentido común) que se enseña en EpC es que el racismo es mas bien una tontería. No importa que alguien tiene la piel de un color distinto, o tiene escamas, o mas ojos de lo normal, o parece una medusa rosa fosforescente. Todos tenemos derecho a existir y a respetar a los demás. Aquí entra en juego un secundario gruñón aunque adorable, el navegante Pressly. Al principio de la primera iteración de la saga, si hablábamos con él nos mostraba su profundo desacuerdo con el hecho de que la nave estuviese llena de gente no humana. Tenía sus prejuicios y creía firmemente en que la “humanidad” dominaría un día la galaxia. Pero en Mass Effect 2, encontramos su diario y si le damos un vistazo se descubre como el señor Pressly cambia de parecer al conocer a todos los tripulantes de la Normandía. Concretamente hace referencia a Tali, su perigrinaje y la difícil situación de su gente, los quarianos. La última entrada del diario es tremendamente emotiva ya que el navegante Pressly se enorgullece decir que moriría por cualquier miembro de la tripulación de la Normandía, naciera donde naciera. Básicamente, se limitó a conocer a los demás, ya fuesen turianos, asari o krogan y descubrir que, como él, también tenían sus problemas, inquietudes y personalidad.
Supremacía humana es lo que Cerberus busca , al igual que otros persiguieron esa quimera en épocas pretéritas de nuestra historia. Pero la oscura organización pretende ir a lo grande, controlando toda la galaxia y subyugando a todas las especies. Y aunque todo intento fracasó en el pasado con malas consecuencias, siguen intentando un imposible. Cerberus no comprende que si la galaxia quiere sobrevivir a largo plazo, todas las especies han de comprenderse mutuamente y colaborar unas con otras. Shepard y por extensión el jugador, es el que debe hacer el esfuerzo de reunir una tripulación de razas dispares, que se llevan odiando desde tiempos inmemoriales y hacer que se compenetren en un equipo que funcione como una maquina precisa. Este es otro de los pilares de la dichosa asignatura que tantas horas de diversión y bostezo despacha a miles de alumnos, la colaboración y el trabajo en equipo. Algo que se refleja perfectamente en Mass Effect 2, donde hay que reunir al equipo y hacerlo “leal” a la nada despreciable misión de salvar la galaxia. Unos llegan por dinero, otros obligados, otros por amistad con Shepard, pero si no trabajan en equipo y confian unos en otros la misión se puede ir al garete. Y ahí es donde el protagonista ha de asumir el papel de lider de todos y dirimir las disputas que se dan entre los diferentes miembros de la tripulación, como Miranda y Jack o Legion y Tali, cuyas disputas personales pondran a prueba la facilidad de palabra de Shepard y su paciencia.
Cuidar el planeta también es un tema recurrente en EpC, algo totalmente entendible, ya que a todo el mundo le gustaría que dentro de 100 años el aire siga siendo respirable. En Mass Effect 2 está el ejemplo perfecto de una raza que no evolucionó lo suficiente y no supo cuidar de su planeta. Thane, el drell con profesión de asesino, un tipo tranquilo y reflexivo que sorprende cada vez que se habla con el. Según cuenta, en su planeta natal, Rakhana, no llegaron a descubrir la energía de fusión (el proceso que se usa en las centrales nucleares), por lo que obtenían la energía por medios muy agresivos con el medio ambiente. Eso unido a una explosión demográfica considerable sumió al mundo natal de Thane en un estado precario para la supervivencia de los drell. Por suerte llegaron los hannar (esas medusas rosas tan educadas) y evacuaron a cuantos pudieron meter en sus naves. Pero al preguntarle al asesino por el estado actual de su planeta, le recita a Shepard una de las frases mas impactantes que hay en la saga. “¿Has leido a tus filósofos?, ¿a un hombre llamado Thomas Hobbes? Y cuando el mundo esté superpoblado de habitantes, el último recurso será la guerra, la cual vendrá a poner remedio para cada hombre, o con la victoria, o con la muerte”. Es curioso que un extraterrestre le diga a un humano si ha leido a sus filósofos, dejando al jugador fuera de combate en ese aspecto y dándole una pequeña lección.
El amor no podía faltar en esta gran saga galáctica, y Shepard como ser humano tiene sentimientos. Lo malo es que esos sentimientos pueden interferir en la misión, incluso hacer que fracase. Es por eso que se puede decidir si mantenemos una relación con algún miembro de la tripulación o pasar del tema y centrarse en la misión. Por supuesto se puede mantener una relación con alguien de otro planeta. El amor no entiende de razas, edades o creencias, solo entiende de la persona que a uno le importa. Pero claro, si se mantiene una relación amorosa con un miembro de la tripilación a nadie se le ocurriría mandarlo a una misión peligrosa. Pero si se manda a otro en su lugar menos aduecuado la misión puede fallar y morir el compañero en cuestión. Todo eso depende de la capacidad de liderazgo y elección del jugador.
Infinidad de detalles se pierden en estas líneas, ya que seguir escribiendo acerca de todas las lecciones de moralidad que nos ofrece esta gran obra daría para un libro entero. Aparte de que hay cosas relativas a la trama principal del juego que no pueden contarse sin destripar la historia. Lo mejor de todo es que Mass Effect no está concebido como un repartidor de lecciones, sino como un producto de entretenimiento interactivo que nos cuenta una historia en la que el jugador es el responsable de todo lo que pasa en las 3 entragas de la saga.
Pero quién sabe si algún día se harán juegos adrede para enseñar cosas al jugador tales como física o historia, proporcionando además momentos de diversión que hacen al cerebro mas receptivo para aprender. Pero mientras tanto, habrá que conformarse con hincar los codos e ir aprobando como se pueda. Si alguien duda de que un videojuego pueda enseñar, solo tiene que empezar Mass Effect 2, ir a la Ciudadela y escuchar como un sargento de instrucción les dice a sus reclutas que Isaac Newton es el hijo de puta mas mortifero del espacio y les obliga a cantarles las leyes que llevan su nombre. Ya no las he vuelto a olvidar.
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