Análisis de Mirror’s Edge

JakCore28 de diciembre de 2008

EA y DICE nos traen todo un soplo de aire fresco en forma de videojuego con Mirror’s Edge, un juego que nos mete en la piel, y nunca mejor dicho, de Faith. Una runner capaz de recorrer los tejados de una ciudad futurista a una velocidad endiablada acompañada de unos saltos como para quitar el hipo.

Mirror’s Edge es una innovadora mezcla de géneros, coge de los plataformas más tradicionales el ir saltando de un lado para otro, a la vez que sitúa la cámara en primera persona, tal y como sucede en los FPS, aunque de una forma mucho más espectacular e inversiva de los que estamos acostumbrados.

Y es que si algo llama la atención en este título es la inmersión que se ha logrado, la cual, no creo que tenga igual en la historia de los videojuegos. Durante todo el juego sientes que eres Faith, y ves exactamente lo mismo que ella. Desde el trote cuando vas a toda velocidad, hasta cuando haces una voltereta para amortiguar una caída, la pantalla muestra exactamente lo que los ojos de la protagonista ven y además en un entorno gráfico de lujo.

Una estupenda claridad de imagen está presente durante todo el transcurso del juego, ya sea en unas geniales vistas de la ciudad futurista en la que se desarrolla la historia, o en los interiores como edificios de oficinas o una estación de metro. A destacar también los efectos de iluminación con reflejos y destellos de gran calidad.

Otro de los pilares de Mirror’s Edge es su jugabilidad, el control al principio no es sencillo y quizás a los jugadores que tengan menos practica con el mando les cueste incluso más recordar que hace cada botón. Aunque todo es cuestión de práctica y tras un rato no es difícil mover a Faith con soltura.

La mecánica del juego es sencilla, generalmente tendrás que ir del punto “A”, al punto “B” huyendo lo más rápido que puedas y esquivando, o desarmando, a los policías que te encuentres en el camino. Si desarmas a un agente podrás hacerte con su arma, momento en el cual Mirror’s Edge se parece más a un FPS puesto que podremos disparar para deshacernos de los enemigos, aunque con el inconveniente de que nuestros movimientos estarán muy limitados con un arma entre las manos.

En general mientras vas del punto “A”, al punto “B”, como ya hemos comentado, tendrás que correr y correr, saltar y saltar, y detenerte en más de una ocasión buscando la ruta a seguir, ya que a pesar de las ayudas que colorean en rojo ciertos objetos para marcar la misma, esta no es tan evidente en muchas ocasiones, rompiendo un poco el ritmo frenético del juego. En este aspecto, el obligado ensayo y error al que te obliga el juego también se hace un poco frustrante, a veces incluso llegas a dudar si no alcanzas cierto punto de un salto porque esa no es la ruta a seguir o porque no ajustas lo suficiente el salto, y al final no suele ser ninguna de las dos cosas, si no que el salto tenias que hacerlo apoyándote en una parad lateral, por ejemplo. A pesar de estos momentos de frustración, Mirror’s Edge compensa los mismos con otros de pura acción y adrenalina. Saltar de tejado en tejado a toda velocidad, y con el grado de inmersión que ofrece el juego es una experiencia de lo más recomendable.

El argumento flojea y mucho, te tiras todo el juego yendo de un lado para otro sin saber demasiado bien por qué. Faith es una runner, y pertenece a algo así como una “empresa” clandestina que se dedica a transmitir mensajes en una sociedad futurista absolutamente controlada por el poder. Nuestra protagonista se ve envuelta en unos hechos de los cuales no es responsable y que tendrá que investigar. Ya el planteamiento no es demasiado ambicioso y tampoco podemos decir mucho a favor del desarrollo del mismo. Haciéndose obvio que los desarrolladores han preferido centrarse en otros aspectos del juego.

Su duración no es demasiado elevada, aunque el modo contrarreloj puede alargar mucho la vida del mismo si te picas lo suficiente contra tu propio tiempo o contra el de los marcadores online.

En conclusión, Mirror’s Edge es ante todo un juego innovador y diferente. Un soplo de aire fresco que sin duda merece la pena probar.