Una vez tuve un profesor en la facultad que de vez en cuando soltaba una de esas frases que dejan a uno totalmente picueto. Ese tipo de frase corta cargada de sentido que da gusto masticar mentalmente para sacarle todo su jugo y así derramarlo luego en una reflexión. «El mundo es una mierda, pero la vida es una maravilla» puede sonar del todo cursi, típica y gafapasta, pero no deja de ser cierta en muchísimos ámbitos de nuestra cómoda existencia. Puede que de primeras parezca un poco paradójica, ya que la «vida» o existencia tiene lugar en el mundo y si este es una mierda, raro es que se pueda ser feliz dentro de él. Sin embargo, hay mucha gente feliz por ahí con alguna que otra preocupación, sí, pero razonablemente felices.
Otro dicho popular que para muchos es casi axiomático dice que «la ignorancia es la felicidad». Desgraciadamente no deja de ser cierto, ya que cuanto más se sabe de algo, más se desea no haberlo conocido jamás. Por suerte, hoy en día hay mucha gente feliz gracias a eso, a la ignorancia acerca de de diversos temas que están en mejor en las tinieblas del desconocimiento. Francamente, ¿A quién interesa cómo se «procesan» a los cerdos y a las vacas en los mataderos? Seguro que si más de uno lo supiese no vería con tan buenos ojos y boca salivante un jugoso filetón. De las granjas de pollitos ya menos ni hablamos, ya que a mucha gente le encanta la tortilla de patatas y es mejor ignorar de dónde vienen los huevos.
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