Adelante, A, adelante, A, adelante, A…. ¿nunca habéis jugado a un JRPG y habéis pensado que en piloto automático el juego podría pasarse sólo? Si hay algo de lo que pecan los juegos de rol nipones, es que, en su gran parte, llegados a cierto punto, se puede avanzar sin mirar a la pantalla. Sin embargo, en contadas ocasiones, a algún genio se le ocurre variar la tónica ligeramente para crear un producto que destaca por encima del resto, haciéndole brillar en comparación con sus homólogos. Ese es el caso de Lufia II, una de las joyas más infravaloradas del catálogo 16-bits, junto a juegos como Earthbound o Rocket Knight.
Tengo que decir desde un principio que no me voy a centrar en hacer una review sesuda y objetiva, sino a hablar de esas cosas que me parece que lo hacen único y por las que lo tengo en mi catálogo de juegos favoritos de todos los tiempos.