Desde los albores de los bits, los videojuegos tienen la simple función de entretener al usuario que los juega. Ese es el cometido por el que fueron creados. Muchas formas hay de entretener, o almenos intentarlo, pues no todos lo logran. Hay juegos de diversión directa y otros de indirecta. Tenemos a nuestra disposición un sinfín de géneros para poder suplir nuestras distintas necesidades de ocio. ¿Que quieres vivir historias fantásticas? Un Zelda. ¿ Que quieres saciar tu sed de violencia? Reparte unas cuantas ostias con Ryu ¿Que quieres estrujarte un poco el cerebro? Ahí tienes a un profesor llamado Layton.
Pero el tema que hoy nos concierne es el área de videojuegos que logran saciar nuestro yo más creativo. Juegos con los que podemos crear casi cualquier cosa que se nos ocurra. Juegos que, muchas veces, superan las expectativas creativas de sus programadores.
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