En estos tiempos que corren –entre tanto Wii Fit e insulsas adaptaciones videojueguiles de películas- es cada vez más difícil encontrar dentro de la marca Nintendo uno de esos juegos que recordaremos con ilusión en el futuro. Hace ya tiempo que muchos perdimos la esperanza de descubrir gracias a la “ya-no-tan-gran-N” un RPG impresionante y desconocido para el gran público, o un juego de aventuras sombrío alejado de los tópicos infantiles que rodean a Nintendo, o un Scooter espectacular y adictivo.
A pesar de todo, Nintendo siempre garantiza que por lo menos una vez en cada generación nos dará ese juego que todos los nintendero esperamos con las mismas ganas que un niño espera los juguetes de los Reyes Magos. Un juego capaz de justificar la compra de la consola de sobremesa del momento. Un título divertido, original, capaz de devolvernos la ilusión a los que llevamos años siguiendo las franquicias históricas de la compañía japonesa.
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