El brawler es un género basado, básicamente, en dar hostias como panes a todo lo que se mueva. Y es que eso de descargar adrenalina a golpe de pulsar botones es una forma sana de desatar nuestras más bajas pasiones.
Eso es en lo que se basa la maravilla de los videojuegos, uno puede hacer cosas políticamente incorrectas en el mundo real sin hacer daño a nadie. Por supuesto es algo que no es entendido por todo el mundo y ponen en demasiado número de ocasiones a nuestra afición contra las cuerdas del vilipendio social más cáustico y descerebrado.
Salvando esta pequeña demanda de respeto a lo que no deja de ser un puro entretenimiento quiero abordar en esta ocasión un género que siempre ha sido disfrutado por muchos pero que tuvo como época de mayor auge a finales de los 80 y comienzos de los 90 tanto en salones recreativos como en consolas y ordenadores de 8 y 16 bits.
En la comparativa enfrentaré a los que, a mi criterio, son los mejores exponentes del género en consolas de 16 bits, curiosamente ambos en máquinas de Sega a pesar de los títulos sobresalientes que se pueden disfrutar tanto en Super Nintendo como en Turbografx o en Neo Geo, desde el Batman Returns o el Turtles IV de la primera al Vigilante en la segunda o los Sengoku en la máquina de SNK.