Muchos de los videojuegos que llegaron al mercado estadounidense procedentes de Japón fueron modificados para hacerlos más atractivos al público americano. Por regla general, estas occidentalizaciones consistían en un cambio en el título, en cambios en los nombres de los personajes, y en una nueva carátula que, salvo contadas excepciones, era peor que la nipona. Generalmente estos cambios eran insignificantes comparados con la violación sufrida por los videojuegos basados en series de anime de éxito, especialmente a finales de los años ochenta y principios de los noventa.
Es bien sabido que cuando un manga alcanza el suficiente éxito, se adapta a una serie animada y se empieza a comercializar variado merchandising, entre este merchandising destaca el propio videojuego. Si las compañías pensaban que valía la pena arriesgarse, el videojuego atravesaba las fronteras y llegaba a occidente, pero por el camino se encontraría con dos problemas:
1- En su viaje a Europa realizaba una parada en Estados Unidos donde sufría importantes modificaciones.
2- El manga o la serie animada todavía no había alcanzado fuera de las fronteras del país del sol naciente el éxito que tendría en los años posteriores.
Por ello, y en vez de aprovechar el juego para promocionar la franquicia, las compañías optaban por americanizarlo eliminando cualquier referencia a la serie manga original creando en ocasiones verdaderos despropósitos con tintes surrealistas.
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