Esa voz me suena
Hay que admitir que todos tenemos algún gusto, digamos, estrafalario. Alguna afición secreta que si sale a la luz podría hacer temblar los cimientos de la reputación más intachable convirtiendo al sujeto en cuestión en un paria social. No estoy hablando de un secreto familiar tipo “zanahoria” tratado magistralmente en el relato corto Tripas de Chuck Palahniuk sino de secretos normales y corrientes. Algo del tipo “mis amigos heavys no deben saber nunca que me gusta Justin Bieber”.
Todos tenemos una afición que quizá no sea del gusto de todos, o que acarree alguna avalancha de comentarios peyorativos y jocosos acerca de tal gusto. Eso es lo que estoy viendo que me va a pasar a mi dentro de un par de líneas, cuando escriba la palabra que define y da forma a una de mis aficiones favoritas, por la que he recibido los títulos de friki, raro, tonto, y un pequeño etcétera que mejor omito.
Me gusta el doblaje, por mucho que la gente se empeñe en que es una tontería o algo innecesario. Quizás me haya ganado ya la enemistad de alguien, pero bueno, espero que alguno siga leyendo hasta el final y se sorprenda un poco, ya que el doblaje está más presente en la vida diaria de lo que se percibe. Así que hablaré un poco del doblaje en España, que últimamente está muy mal visto y mucha gente lo ataca. Lo siento de corazón por la comunidad latina, pero es mucho lo que desconozco del doblaje que se realiza por allí y metería la pata si intentase hablar de él. Además ya hay bastantes frentes abiertos en los comentarios de los vídeos de Los Simpsons en YouTube como para abrir otro aquí. Eso sí, Homer en latino suena como tiene que sonar en todos los idiomas, a tonto.
Hablar de si el doblaje data de la República o es cosa del Tito Paco a estas alturas es ya irrelevante y un poco pérdida de tiempo a no ser que se quiera iniciar una discusión o una clase de historia. Son detalles nimios de una profesión que tiene por fin la nada fácil tarea de transmitir sentimientos a través de la voz. Si ya hay actores que les cuesta transmitir algo actuando, pues con la voz ya es el más difícil todavía. Pero nuestro querido y transparente país es tierra de geniales actores, simplemente hay que encender la tele, buscar a algún político hablando de lo que sea y descubrir a un prodigio de la interpretación.
Quiero hacer especial hincapié en que no estoy aquí para defender a capa y espada el doblaje. La vida me ha da dado suficientes lecciones como para aprender que nunca hay que estar en los extremos ni en el medio, hay que estar donde uno sea razonable. Además soy un mero aficionado y mi conocimiento se limita a reconocer las voces en tal o cual película/juego/serie/anuncio ayudado de internet y disfrutar recordando otros papeles que ha hecho esa voz. Pero hay ocasiones en las que el doblaje funciona muy bien y otras que entran ganas de tirarse del pelo. El ejemplo clásico es El Resplandor que ha cuajado en la mente de la gente como un ejemplo de mal doblaje. Personalmente prefiero la versión original, no tengo nada contra Veronica Forqué, en serio. Pero hay otras películas que se me hacen imposibles verlas en inglés, no es lo mismo. Y es que a las voces se les coge mucho cariño y se las suele asociar a un personaje en concreto. Constantino Romero siempre será Darth Vader (Luke, yo soy tu padre), aunque también será Clint Eastwood (¿Qué tramáis, morenos?) y por supuesto Mufasa (Has olvidado quién eres por lo tanto me has olvidado).
Al hilo de lo anterior, hubo una voz que a mí me marcó profundamente y fue la que me dio esa especial fijación por las voces. Carlos Revilla parece un nombre que parece normal y corriente, pero siempre estará ligado con una de las figuras más grandes de la filosofía moderna y grandes pensadores contemporáneos, es decir, Homer Simpson. Puede que también hiciese de Kitt, o de la Lancha Fantástica, o del Doctor Robotnic. Pero en el fondo siempre era Homer quién hablaba. Y era éste el que decía tacos a espuertas en las primeras temporadas de South Park, cuando era una serie tabú que tuve grabar a escondidas de mis padres, consiguiendo la genial habilidad de aprender a programar un vídeo, tarea titánica por aquellos años. Desgraciadamente su voz de apagó hace ya tiempo, dejando huérfanos a muchos fans de la mítica serie. Carlos Ysbert hace un buen trabajo actualmente dándole la voz a Homer, pero, no es lo mismo.
En definitiva el doblaje es, aparte de una interpretación, una relación que el espectador tiene con la voz y personaje. Si esa relación se rompe ya todo suena raro parece que rechina. Un ejemplo claro es el genial Robert de Niro, actor que en España está asociado a una de las profesiones más honestas que existen, abogado. ¿Quien no ha dicho alguna vez abogado con ese tonillo que sólo sabe poner Robert de Niro? Un momento, no lo pone él, lo pone su actor de doblaje, que es el altamente mítico Ricardo Solans, hombre al que José Mota debería agradecerle muchos de sus gags, ya que cuando decimos abogado estamos imitando a al doblador y no al actor. Por eso si le cambian la voz a Robert de Niro, no es lo mismo, no es él. Además pudimos escuchar a Solans en la versión española de Heavenly Sword, haciendo de Rey Bohan y en el juego de Los Cazafantasmas de PS2, prestando la voz de nuevo al genial doctor Peter Venkman.
Pero hoy en día, uno se para a mirar como evolucionan las cosas y no le queda otra cosa que exclamar, ¡qué barbaridad, como avanzan las ciencias!, al ver como muchas cosas se mezclan de formas maravillosas. Cine y videojuegos han empezado a mezclarse para bien o para mal con diversos resultados. Hoy en día nadie discute que los videojuegos se han tomado la licencia de tomar prestado varios elementos del cine, entre ellos el doblaje. Esto ayuda a crear personajes con personalidad, valga la redundancia, facilitando las cosas a la hora de cogerle cariño al protagonista o pnj de turno. Al fin y al cabo un Kratos no es más que un montón de unos y ceros con ordenes preestablecidas siendo la voz el alma que unifica todo, convirtiéndolo en algo casi humano (y con muy mala leche). Ya el colmo de esta simbiosis son los videojuegos que duran lo que duraban antes las películas, como Homefront, que por lo visto son tres horas en modo campaña y hay que darse con un canto en los dientes.
Pero el ejemplo más extremo del avance técnico es el esperadísimo L.A. Noire. El nuevo título de Rockstar exhibe unas animaciones faciales que estremecen al jugador debido a que lo sumerge de lleno en el Valle Inquietante. La magia de este juego se desvanecería al instante si se doblase, ya que la animación facial no coincidiría con lo que estamos escuchando y no terminaría de funcionar. Vale que leer subtítulos es a veces un estorbo que impida observar detenidamente la escena en todo su esplendor, pero es el precio que se ha de pagar si se quiere la interpretación original. Además, ¿quién no se la ha pegado en GTA IV mientras conducía leyendo las animadas charlas? Todo tiene su pequeño encanto, aunque sea para fastidiar.
Muchas de las voces que se oyen por la televisión, ya sea en una serie, un anuncio o una película, también se dejan oír en algún videojuego. Como por ejemplo Claudio Serrano, que es quién pone la voz al Batman de Arkham Asylum y DC Universe Online, al soldado Preston Marlowe de la saga Bad Company, al loco de Nolan Stross en Dead Space 2, a Altaïr en Assassin’s Creed y en multitud de anuncios de cosméticos. Debe de ser la voz favorita de las mujeres, ya que al oírlo está asegurada la calidad de la mascarilla facial ultra regenerativa con adn code multiserum, o lo que sea.
Aun admirando tanto el doblaje español, sigue habiendo videojuegos que no los puedo jugar doblados, ya que su trabajo de voz en su versión nativa es sobresaliente. Como el caso de la saga Uncharted, donde la mayoría de las voces se graban mientras los actores realizan la captura de movimiento para las cinemáticas, dándole a la interpretación ese toque totalmente real que hace que todo fluya y no rechine. Además la voz de Nathan Drake es muy característica y seguramente en la película que quieren perpetrar la cambiarán y el personaje perderá mucho encanto. Aparte que el voice-actor como lo dicen en inglés, Nolan North, no se limita a la saga Uncharted, también le pone voz a Desmond Miles en la versión en inglés de Assassin’s Creed y a Will en el injustamente machacado por la crítica Dark Void. También actúa en multitud de series, desde CSI Miami hasta Pretty Little Liars.
Tranquilidad, que ya voy a hablar de Metal Gear Solid, probablemente el videojuego que mejor esté doblado al español debido en gran parte a dos cosas. Una es el factor nostalgia y otra es Alfonso Vallés. Me gusta mucho poner este juego como ejemplo ya que muchos de mi quinta, incluido yo, quedaron fuertemente marcados por la voz de Snake exclamando, ¿¡pero que coño!? Para mi fue el primer taco escuchado en un videojuego y eso era muy fuerte por aquellos tiempos. Pero lo más sorprendente de esta obra de arte es que se afianza en la postura de que los gráficos no lo son todo, ya que seguro que más de uno se emocionó al ver como una Sniper Wolf en las últimas deliraba ante los “ojos” de Snake. Pongo esas comillas porque Snake, como el resto de los personajes tenían una expresión nula en sus rostros, que eran básicamente cuadrados ahí mal puestos. Pero aun así conseguía emocionar al dueño del mando haciéndole reflexionar sobre muchas cosas. Lo mejor de todo es que Alfonso Vallés conmovió a mucha gente cuando murió en la orilla de un río de Vietnam, mientras le decía a su mejor amigo, Forrest Gump, que quería ir con su mamá. Pero bueno, también podemos acompañarlo si manejamos a Coach mientras matamos hordas de zombis en Left 4 Dead 2.
El más allá de todo es cuando las expresiones faciales y la voz se unen para que el público empatice a lo grande con algún personaje . Como en Heavy Rain, donde si jugamos en la piel de Ethan Mars se pasa mal escuchándolo y viéndolo retorcerse de dolor según se decida hacer o no tal cosa. Si se oye en inglés resulta todo muy convincente, ya que usan más o menos la misma técnica que en la saga Uncharted. Pero en español es distinto. Luis Bajo le da la voz al señor Mars y en algún momento de su vida le dijeron que se tenía que poner cómodamente frente a un micro a gritar de dolor. Eso, no debe ser fácil y tiene mucho mérito el trabajo que hizo en Heavy Rain, pero no es lo mismo. Aunque yo prefiero al señor Bajo como el tipo duro que es Sam Fisher (desde Pandora Tomorrow hasta el Conviction) y como Brian Griffin en la genial Padre de Familia.
No se puede negar que haya videojuegos cuyo doblaje deja mucho que desear y entren las ganas de abrir las puertas del infierno para dejar de escuchar tal afrenta. Es normal si se mira desde el punto de vista dominante hoy en día, el dinero. Esta profesión poco reconocida, como casi todo hoy en día se ha vuelto una industria que lo que hace es producir y producir. No hay ni tiempo ni dinero para sentarse tranquilamente a estudiar los personajes para meterse mejor en ellos garantizando una interpretación impecable. Y mucho menos hoy en día, que aun hay mucha gente no se toma muy en serio el mundo del videojuego. Pero eso parece que está cambiando, ya que por ejemplo Dead Space 2 muestra un doblaje absolutamente impecable en todos los aspectos y sobre todo creíble. Encontramos en este título a voces conocidas, como la Isaac Clarke, interpretado por Miguel Ángel Montero, que hacía de Bob Brown en The Unit, de Hodgins en Bones y en algún momento de su vida interpretó a Son Goku ya de mayor.
Lo malo es cuando de un juego para otro, le cambian la voz a un personaje. Eso es algo que descoloca mucho a un jugador y ha ocurrido en Killzone 3, en el cual Sev, interpretado por Luis Bajo en la segunda entrega de la franquicia, es ahora interpretado por Abraham Aguilar, más conocido como Krusty, o Lenny, o el Señor Garrison, o Bender, o Rodrigo Borgia en AC II, o el mítico soldado Sweetwater en la saga Bad Company.
Es evidente que tanto en videojuegos como en cine, las voces se repiten, es normal. Tampoco es que se dé una patada y salgan un puñado de dobladores capaces de hacer varias voces distintas cada uno de ellos. Si se quiere ser actor de doblaje lo primero es ser actor, pero no todos los actores sirven para hacer doblaje, simplemente hay que recordar a Fernando Tejero haciendo del Espantatiburones o las primeras películas en inglés de Antonio Banderas en las que se doblaba a sí mismo. Aquello rechinaba lo que no hay en los escritos, menos mal que llegó Salvador Aldeguer y le puso la voz habitual que suele tener ahora, además de acompañarnos por las arenas del Mojave mientras escuchamos radio New Vegas. Aunque también dicen por ahí que es el editor y amigo de Alan Wake, un tal Barry, un tío así regordete que se viste con luces de navidad.
El caso es que se critica mucho a los actores de doblaje por interpretar con la misma voz a varios personajes pero no se critica a los actores por hacer cientos de personajes con la misma voz. Claro, como son todos tan famosos, guapos y solidarios no se les puede criticar. Lo curioso es cuando un actor de doblaje actúa en una película, serie u obra de teatro y se hace raro ver una cara que no tiene que ver con la voz. Personalmente, me sorprendió muchísimo ver a Miguel Ángel Jenner, voz habitual de Samuel L. Jackson, Jean Reno y Mr. Potato actuando en un corto titulado “La Historia de Siempre”. O cuando escuché a Bruce Willis (Ramón Langa) en Sin Tetas no hay Paraíso.
Pero lo sorprendente del doblaje es cuando oyes a varios personajes que suenan totalmente distintos y se cae en la cuenta de que es un un único actor. Por ejemplo, casi todo el mundo conoce al Doctor Zoidberg, medico venerado por muchos por ser muy triste. De la misma manera mucha gente conoce al Joker (versión Arkham Asylum), al igual que casi toda la humanidad conoce a Mickey Mouse. Pues bien, esas tres voces tan distintas son de una misma persona, concretamente de José Padilla, un actor de doblaje que aunque tenga nombre de torero, nos imparte lecciones de moral como el director Skinner. O nos da clases de seducción como Zapp Brannigan. También fue la rana Gustavo, el agente Barbrady en South Park y un larguísimo etc.
Luego hay otras voces como la de Eduardo Gutierrez que siempre se reconocen aunque estén interpretando a diferentes personajes. Una vez que se sabe que suele darle la voz a Stewie Griffin, inmediatamente se cae en la cuenta que es la misma voz que la de Roger, el alien gris y cabezón de Padre Made in USA. Inlcuso se atreve a pregonar leyes sobre los actos carnales mientras paseamos por alguna ciudad de Assassin’s Creed II y La Hermandad.
Queramos o no, el doblaje forma parte de nuestra cultura y no me parece bien la idea de desterrarlo completamente o de demonizarlo, sobre todo cuando hoy en día existe la TDT con la posibilidad de verlo todo en versión original apretando solo un botón. Con algunos los videojuegos pasa lo mismo, que vienen con varias pistas de audio dando la posibilidad de elegir cómo jugarlo. Fastidia un poco que en un Blu-Ray, que anda sobrado de espacio, venga únicamente la pista en un sólo idioma. Hay un caso maravilloso que es Metro 2033, un shooter magistral ambientado en Moscú que no hizo mucho ruido pero que tiene el enorme detalle de poner en el DVD la pista de audio en ruso, ¡en ruso!, convirtiendo al juego en algo distinto y muy inmversivo. Luego escuchar a Nathan Drake hablando italiano, eso, no tiene precio.
Desgraciadamente me he dejado muchísimos nombres en el tintero ya que si empiezo a hablar de ellos esto se haría interminable. Hay tantas voces que por desgracia no hay espacio para todas aunque algunas hayan influido en la vida de mucha gente, como la José María del Río, la voz de muchos documentales de La 2. Aunque yo siempre lo recordaré como la voz que me abrió los ojos al universo, pues él era Carl Sagan en Cosmos. Lo mejor de todo es que mis primas pequeñas lo flipan con su voz, ya que es el narrador del carismático Pocoyó. Pero si se quiere saber algo más del doblaje, está el documental de Alfonso S. Suárez “Voces en Imágenes” de al cual ya se habló en esta casa y cuyos trailers están en YouTube. Además está la página con todas las voces del doblaje en español que siempre es útil si se quiere saber quién es quién. Si es que cuando un personaje se liga a una voz, es muy complicado que ese vínculo se rompa, es por eso que por mucho que diga la gente, Alan Wake es y seguirá siendo siempre el Agente Mulder.
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