Who Watches The Watchmen?
… Diario de Rorschach, 12 de octubre de 1985: Esta mañana me he encontrado un cadáver de perro en un callejón, sobre su estómago reventado había huellas de neumático. Esta ciudad me teme. He visto su verdadero rostro. Las calles son unas alcantarillas enormes y dichas alcantarillas están llenas de sangre y cuando el alcantarillado al fin forme una costra, todas las alimañas se ahogarán. La mugre acumulada de todo el sexo que practican y de todos los asesinatos que cometen les llegará a la altura de la cintura y todas las putas y los políticos alzarán la vista y gritarán: «¡sálvanos!» … y yo miraré hacia abajo y susurraré: «NO» …
Esta es la manera con la que Alan Moore y Dave Gibbons alzan el telón de esa especie de opera Wagneriana que es Watchmen, el cómic que a mediados de los 80 redefinió el medio del lápiz y la viñeta. ¿ De qué trata Watchmen ? se preguntaran los curiosos. Sinceramente creo que no hay respuesta posible. Depende de las veces que lo hayas leído. Con cada nueva lectura te hundes más y más en el lodo. En un lodo donde las preguntas y las respuestas flotan entre restos de hierbajos y piedras y que según te vas hundiendo, más y más de ellas tienes sobre tu cabeza.
Alan Moore:
Dave Gibbons:
Imagínate una ciudad en llamas, imagina gritos y alaridos de horror, ríos de sangre fluyendo de las tuberías, un perro famélico royendo los restos de una pierna, hojas de la Biblia arrancadas arrastradas por el viento, piensa en el amargo sabor de la desesperanza, piensa en el fin del mundo y en relojes sin agujas, piensa en una tormenta de verano y relámpagos iluminando las calles vacías. Imagínate a ti mismo arrodillado, con lágrimas empapando tus ojos y rezando a un Dios que te ha dado la espalda y ha salido huyendo para salvar su culo. Bienvenido a la realidad. A la destrucción de los héroes. A la humanización de nuestros dioses, esos que tienen capa, visten mallas de colores y flotan entre la lluvia en noches de luna llena.
Hablar de Watchmen y no volverse loco en el intento es difícil. Más allá de la trama principal, la línea argumental que se va deslizando gotita a gotita desde la primera página hasta la 414, y que no pienso desvelar por muchísimos motivos, son los pequeños y difusos detalles que se van dejando caer como miguitas de pan los que verdaderamente nos guían al verdadero final de este cómic. Y es que estamos ante una obra nacida para crecer, sacar alas y echarse a volar con cada nueva lectura. Watchmen fue gestado casi como un puzle de miles de piezas que sólo con el tiempo serás capaz de juntar. A base de leer y releer el cómic. Descubriendo datos e información que ni siquiera fuiste consciente que estaban ahí en tus primera lecturas. Alan Moore, guionista y alma y Dave Gibbons, dibujante y cuerpo, así lo quisieron.
Watchmen es al mismo tiempo una cruda visión de la década de los ochenta, de la misma sociedad americána, curiosamente a ojos de dos británicos y un grito primario de desesperación ante la espeluznante soledad existencial. No hay héroes, no hay villanos, sólo personas. Se nos muestra a un grupo de enmascarados semirretirados que no han sabido encontrar su hueco una vez que las capas y los leotardos quedaron colgando de las perchas en un viejo armario con olor a naftalina. ¿Qué hace un futbolista de élite acostumbrado a escuchar vítores y ser lo más parecido a un dios terrenal cuando cuelga las botas y ya nadie se acuerda de él? ¿qué hace un afamado actor de Hollywood cuando se quita el maquillaje y los focos dejan de iluminarle constantemente a él? … probablemente derrumbarse. Esa sería la respuesta más humana y coherente.
Eso es lo que se nos muestra en Watchmen. El derrumbamiento de los héroes. De nuestros héroes. Esos en los que hemos dejado de creer simplemente porque han resultado ser tan humanos, y por consiguiente estúpidos, como nosotros. ¿Qué nos queda por hacer cuando nuestros dioses se han derrumbado y en el cielo no hay más que estrellas apagándos en espectral procesión? … matarnos los unos a los otros. La aniquilación total. Watchmen debe situarse en el desencanto emocional de los ochenta en plena Guerra Fría, con dos superpotencias como Estados Unidos y la URSS amenazando con volar el mundo y convertirlo en miserables cenizas por el simple hecho de ver quién de los dos países la tenía más larga y erecta. Ahora sonará a lejano cuento de la abuela, pero hace relativamente no demasiado tiempo, estuvimos apunto de decir «hola» a los dinosaurios a causa de un botón rojo y un dedo tembloroso.
Así es como, Alan Moore, se dedicó a rebuscar en el basurero de la conciencia humana para crear una obra maestra del desencanto. Con olor a melancolía y tristeza, donde todo se va ir por el retrete inevitablemente. Algo que intuimos desde un principio y en donde sólo nos queda tirar de la cadena. Un cómic en el que un lunático enmascarado como Rorschach cabalga entre tejados a altas horas de la madrugada autoproclamándose una especie de Mesías heróico al que tenemos que rogar para que nos salve del fin de los tiempos. Alguien que argumenta que » Los seres humanos son salvajes por naturaleza. Da igual cuánto intentemos disimularlo o negarlo«. Un violento energumeno marcado por una infancia áspera que dejaría a Batman como algo parecido la Madre Teresa de Calcuta. Y es que el honor es como un halcón: a veces debe ir encapuchado.
Una ciudad donde Dan Dreiberg, la cara que se esconde bajo el disfraz del Búho Nocturno II o una especie de superhéroe retirado, es un inadaptado social, un joven solitario que vive de recuerdos suyos y prestados, que no tiene amigos, no ha tenido relación alguna con las mujeres, que su única compañía los sábados a la noche una vez se retiró del supergrupo Watchmen, es un viejo al que escuchar en una sesión de cervezas y recuerdos borrosos. Su predecesor, el Búho Nocturno I. Un tipo al que una vez quitada la máscara los miedos le devoran y corroen cada noche mientras observa como la lluvia golpea la ventana de su habitación y se esconde entre sábanas. Alguien que comenta a todo aquel que le quiera escuchar:« Me he hartado de estar asustado. De tener miedo a la guerra, a este maldito uniforme y a cuanto lo necesito«.
Una sociedad americána arropada por un superhombre azúl, con nombre en clave DR. Manhattan, nacido a causa de un catastrófico error nuclear de consecuencias inesperadas que es lo más parecido a un Dios que haya existido jamás y que a la vez es una bomba nuclear andante, cuya empatía por la vida y el ser humano es tan patente que asusta. Un ser todopoderoso que horroriza al decir frente al asesinato de uno de sus ex-compañeros que «Un cuerpo vivo y uno muerto contienen el mismo número de partículas. No hay una diferencia discernible a nivel estructural. La vida y la muerte son abstracciones no cuantificables… ¿por qué debería preocuparme? …«. Un cuerpo azulado de casi dos metros de altura que debe salvarnos a todos de una inminente guerra nuclear y que en un momento dado, en plena crisis de ansiedad, se evade a Marte porque «Estoy cansado de este mundo. Estoy cansado de estar atrapado en la maraña que conforman sus vidas. No creo que Dios exista y si si existe no me parezco en nada a él…«
Una joven mujer amante del citado superhombre azúl, Laurie Juspeczyk, y que antaño formó parte de los Watchmen con el nombre de Espectro de Seda II, en constante lucha emocional con una madre consumida por el dolor de los recuerdos más afilados, con un insensible novio azulado (DR. Manhattan) cuya esencia humana cada día es más difusa mientras que sus descomunales poderes aumentan y aumentan a cada segundo tragándose su alma y con sus propias dudas morales. Una chica sola, con esa soledad, la más terrible, que se da cuando estás rodeado de gente y te sientes olvidado/a. Una joven que unicamente se siente viva de verdad embutida en su traje de licra y pateando a quinquis y chorizos en callejones sombríos. «Yo también solía ser una vengadora enmascarada…estoy acostumbrada a salir por ahí a las 3 de la madrugada para cometer alguna estupidez«.
El hombre más inteligente del mundo, Adrian Veidt, o la fusión perfecta entre músculo y mente, que decidió mostrar su verdadera cara a la sociedad, mostrarse sin antifaz, y prostituirse vilmente y mancillar el legado de su alter ego Ozymandias como miembro de Watchmen al sacar su propia línea de figuritas y muñecos de juguete o incluso una fragancia para perfumerías, que asume que » No se necesita ser un genio para ver que el mundo tiene problemas y que su nueva vida está enfocada a aplicar las enseñanzas de la antiguedad al mundo de hoy en día, para de esa manera comenzar el camino hacia la conquista, no de los hombres, sino de los males que les atormentan«.
Y finalmente un héroe, o supuesto héroe, o individuo deleznable, depende de cada uno, llamado Edward Blake alias El Comediante en el supergrupo Watchmen, asesinado de manera oscura y cuyo cuerpo es arrojado desde ventana de un rascacielos directo a las entreñas del mismísimo infierno en forma de asfalto New Yorkino, y que pese a estar retirado, al igual que todos los demás Watchmen a causa de la ley Keene que nacería tras una huelga policial en contra de cualquier superhéroe encapuchado, quizás por ser un tipo amargado, duro y cruel acabó siendo, por muy contradictorio que parezca, el verdadero e único «héroe» en este cómic (como dubitativamente apuntó Alan Moore) que simplemente reflejaba lo que resultaba ser la humanidad a lo largo de toda su historia. Un hombre con cientos de demonios en su interior al que sólo la ironía, la cruel ironía y el tomárselo todo a risa, tanto lo bueno como lo menos bueno, ha permitido no acabar mentalmente desmoronado. Sus palabras le definen: « ¿ Qué qué ha sido del sueño americano ? Se ha hecho realidad. Está en las calles. Ahora mismo lo estás viendo…» «¿ Yo ? ¿ Amargado ?, no, qué va. Creo que todo es muy divertido. La vida en sí es muy divertida«.
Ahora quizás comprendas a qué se debe tanta desilusión. Tanto sabor amargo como una rodaja de limón. El mundo se va a la mierda. Los misiles están apunto de mandarnos de vuelta a atrás en el tiempo, más allá de la prehistória y convertirnos de nuevo en estúpidas amebas . El presidente de los Estados Unidos proclama estupidamente a quién le quiera escuchar que » Dios existe, y es americano» en clara alusión al DR. Manhattan con la intención de amedrentar a la URSS. Y nuestros héroes, los que supuestamente deben protegernos del holocausto nuclear están derrumbandose moralmente. Todo es desencanto. Pero a la vez fascinante. Cegador. Asombroso hasta la locura. Un cómic que ha logrado algunos de los mayores galardones jamás conquistados hasta entonces como el prestigioso Premio Hugo, varios premios Eisner, Kirby y Harvey y que ha sido considerada por la prestigiosa revista Time como una de las 100 mejores novelas de todos los tiempos. El único cómic que jamás ha conseguido semejante hazaña. Ahí queda eso…
No he querido descifrar el guión de Watchmen. No he querido dar excesivos detalles sobre su argumento. He presentado fugazmente a los personajes claves y he hablado de sensaciones. Y es que este cómic te hace sentir. Sentir cosas nuevas con cada nueva lectura. Impagables la primera vez. Infinitamente más satisfactorias tras la última lectura efectuada. Un cómic que crece cada vez que vuelves a abrir sus tapas y lo lees. Descubriendo nuevos detalles en cada ladrillo de su ciudad, uniendo piezas argumentales que pensabas que no aportaban gran cosa la primera vez que reparastes en ellas. Una rotunda obra maestra. Uno de los mejores cómics, novela gráfica o como coño queramos llamarle de todos los tiempos. Una cosa está clara: Hay que leer Watchmen. Casi es una obligación. Y cuantas más veces lo hagas más te gustará. Fíjate en el Smiley con forma de chapa y la menera en la que un hilo de sangre se asemeja a unas agujas del reloj y déjate llevar por la brisa. ¿ La película ? … viendo lo inabarcable y profunda que resulta la obra a causa de su extenso guión y poblado texto, esto no es como 300 un cómic de un puñado de páginas, acaba siendo la mejor posible…a expensas de la edición extendida en DVD.
Diario de Rorschach, 13 de octubre de 1985: «Enseguida será de noche. Debajo de mi se encuentra esta espantosa ciudad, que grita como un matadero de niños subnormales: Nueva York. Un comediante murió el viernes por la noche. Alguien sabe por qué. Ahí abajo. Alguien lo sabe…
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