Repaso a la mítica Opera Soft (Retrovisión)
En los ya lejanos tiempos de los 8 bits, surgieron diferentes compañías españolas (Dinamic, Topo…) que programaron algunos de los mejores videojuegos de aquella época. Aunque si me dieran a elegir una entre todas ellas, me quedaría sin dudarlo con Opera Soft. Y es que los títulos de esta legendaria compañía aunaban calidad y originalidad a partes iguales. Fueron muchos los juegos creados por Opera Soft, pero en este breve artículo (que es a la vez un sincero homenaje a todos aquellos que nos hicieron soñar con sus creaciones) sólo rescataremos algunos de los más conocidos. Bienvenido a nuestra máquina del tiempo. Por favor, cierra la puerta al entrar y viaja con nosotros a una época en la que los juegos se vivían de otra forma…
Opera Soft fue fundada en 1986 por algunos de los miembros de la recien disuelta compañía Indescomp. Con el amplio bagaje profesional de sus componentes el éxito estaba asegurado y éste no tardo en llegar en forma de videoaventura de plataformas.
Livinstone Supongo (1986)
Livinstone Supongo fue el primer título de la compañía. Era de lo más original y combinaba las plataformas típicas de la época con elementos de aventura (teníamos que hacer uso de un boomerang, una pértiga, granadas y cuchillos para superar cada pantalla). Una jugabilidad a prueba de bombas y un atractivo apartado gráfico eran las mejores bazas de un juego que, a día de hoy, todavía sigue siendo de lo más rejugable, al igual que su también estupenda secuela de 1989: “Livinstone Supongo II”.
Cosa Nostra (1986)
El detective Mike Bronco se enfrenta a los “hampones” de los años 20 en este arcade que supuso el segundo título en la carrera de Opera Soft. Gracias a sus enormes gráficos y grandes dosis de acción, los tiroteos contra el hampa (que tenían su pequeña carga táctica al tener que administrar una munición limitada) ofrecían lo buscaba todo “jugón” de aquella época: diversión directa.
Goody (1988)
Otro juego que, como “Livingston Supongo”, combinaba acción, plataformas y ligeros toques de aventura, para crear un título “redondo” y con una jugabilidad sensacional (si tenéis oportunidad de probarlo en un emulador, no la dejéis escapar). En esta ocasión, encarnábamos el papel de un caco cuyo objetivo es desvalijar el Banco de España, para lo cual debemos conseguir los números de la caja fuerte que se encuentran repartidos por las diferentes pantallas del juego (inolvidable los viajes por las estaciones de Metro). Los enemigos, van desde lo más normal (navajeros, serpientes, policía) hasta lo más atípico (¿esquivar las lágrimas de la luna?). Goody era otra obra maestra, llena de toques de humor, que me tuvo durante días y días dándole a la teclas de mi querido Spectrum.
Gonzzalezz (1989)
En Gonzzalezz la trama no podía ser más original: nos adentramos en los sueños de un mexicano (el típico del sombrero charro y sesteando al sol) al que tenemos que ayudar a apagar un despertador, en un periplo en el que acción y plataformas se fusionan en un entorno de imaginativos escenarios oníricos. Eso en la primera parte del juego (sin duda, la mejor), pues en la segunda carga (tan habitual en la época) el título daba un giro de 180º para convertirse en un juego de acción en el que saltos, tiroteos y pequeñas dosis de aventura se daban la mano. De nuevo, la calidad del juego se hace patente desde el primer momento (especialmente en lo referente a un sistema de control exquisito), siendo, en mi opinión, un juego poco valorado en su época en relación a toda la diversión que ofrece.
Angel Nieto Pole 500 (1990)
Opera estrenaba en 1990 el subsello “Opera Sport” con un juego de motos que ha quedado relegado al olvido entre los éxitos de la compañía (no olvidemos que por aquellos años comenzaba el declive de los 8 bits y empezaban a pegar fuerte los títulos de PC como Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) o el bombazo de 1990 Monkey Island) y que hacía gala de unos gráficos y una jugabilidad fuera de toda duda. Con el reclamo del piloto Ángel Nieto y basado en el exitoso “Super Hang-On” de Sega, el juego nos ponía a los mandos de una moto en 16 circuitos reales. Si a un estupendo sistema de control y unos cuidados gráficos unimos detalles como la meteorología cambiante, la posibilidad de seleccionar neumáticos… (elementos que hoy día parecen de lo más normal, pero que era muy raro encontrar en la época), el resultado es uno de los mejores arcades de motos que dio el Spectrum (bueno, con permiso de “Aspar G.P. Master”).
Jai Alai (1991)
Jai Alai era otro título publicado bajo el sello “Opera Sport” que aunaba originalidad (era un juego de pelota vasca) y calidad técnica a partes iguales. No era un juego fácil de dominar, pero una vez que conseguías hacerte con el control y aprendías las reglas, disfrutabas muchísimo con él. Lástima que, como comentábamos anteriormente, los 8 bits llegaban al final de su existencia y el juego vendió menos de lo que se esperaba (y de lo que realmente merecía).
La Abadía del Crimen (1988)
He dejado para el final la joya de la corona, un título considerado por muchos (entre los que me incluyo) como el mejor juego de la historia del soft español. Sus creadores querían programar un juego basado directamente en el libro de Umberto Eco “El Nombre de la Rosa”, pero por problemas de licencia, se tuvieron que conformar con inspirarse en la obra del autor italiano. Y la jugada no les salió mal. La Abadía del Crimen se alejaba de los géneros predominantes en la época (acción o plataformas) y se perfilaba como una aventura en toda regla. Controlando a fray Guillermo de Occam y su ayudante Adso de Melk, debíamos resolver los misteriosos asesinatos que se sucedían en una abadía. Con una enorme libertad de acción (podíamos explorar toda la abadía a nuestro antojo, aunque debíamos acudir a los oficios religiosos y al refectorio para comer con el resto de monjes) y una ambientación y tramas soberbias, el juego atrapaba desde el primer momento. Y si su desarrollo era absorbente, sus detallados y espectaculares gráficos marcaron un hito en la época. Mucho más se podría decir de esta auténtica maravilla de los videojuegos (con muchísimos seguidores pese al tiempo transcurrido y del que se han realizado varios remakes, e incluso un reciente título para móviles), pero lo mejor es probarlo en un emulador para hacerse una idea de lo que supuso en aquel tiempo. Una obra maestra nunca lo suficientemente valorada.
Otros éxitos (y algunos fracasos) de la compañía
Hasta aquí sólo hemos repasado algunos de los mejores o más originales juegos de Opera Soft, porque fueron muchos más los títulos que engrosaron los éxitos de esta genial compañía: Mot, basado en el personaje de cómic de Azpiri (que a su vez fue el autor de muchas de la portadas de los juegos de los programadores madrileños); Sol Negro y Mutant Zone, arcades de corte futurista de gran calidad jugable y técnica; SirWood, otro juego de género arcade con una llamativa técnica de planos de scroll; La Colmena, un intento fallido de adaptarse a los nuevos tiempos (sólo apareció en PC) y cuyo aspecto más llamativo eran las ilustraciones eróticas del gran Azpiri, etc. Y junto a ellos, otros juegos que no deberían quedar en el olvido por su excelente calidad: Ulises, The Last Mission, Mundial de Fútbol, Poli Díaz, Corsarios…
Fue una época inolvidable a la que volvemos la vista con nostalgia… y con la esperanza de que algún día el software de entretenimiento patrio vuelva a resurgir, cual Ave Fénix, de sus cenizas.
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