Con más accesorios que una Barbie y el gancho del toque pixelado imitando el estilo NES, seguro que la producción en masa de estos simpáticos diseños era todo un éxito en las tiendas de juguetes…
Son Mario, Samus y Link con todos sus complementos, obra de soundofdesign, un experto en «pixelaciones» varias en Flickr.
Blinky, Pinky, Inky y Clyde acompañan a Pac-Man en un peculiar musical con montones de referencias culinarias, pues es un juego en el todos quieres comerse a alguien. La letra está en inglés, pero aunque no se entienda mucho es fácil saber por dónde van los tiros. Un buen trabajo de animación stop-motion con una simpática música.
Parece un poco desubicado, sobre todo con ese sprite tan enorme, pero la verdad es que se defiende que da gusto. Se queda uno con ganas de más… o de verlo con el traje de rana, por ejemplo.
Cada vez que se propone algo en los Foros de NeoGAF puede ser un espectáculo, pues habitualmente se llenan de esperpénticos diseños que combinan habilidad con el Photoshop y sentido del humor a partes iguales. En esta ocasión, el tema propuesto ha sido hacer una especie de efecto espejo en la mitad de la carátula de un juego, de modo que se refleje en la otra mitad.
Los resultados han sido de lo más diverso, ha salido desde una Lara Croft menos femenina que nunca hasta el Mooom, la versión a dos jugadores de un shooter muy famoso. A continuación tenéis un buen puñado de ejemplos de la maldad innata de esta gente…
Tranquilos los que no quieran que les revienten los primeros minutos de juego, porque este vídeo no es de ellos, sino de la intro de la pantalla del título, que al final viene a ser un tráiler muy completo, lleno de épica y plagado de situaciones de las que podremos disfrutar desde que el juego salga a la venta para Wii a finales de noviembre.
No acaba de gustarme que las intros muestren tantos momentos del juego antes de empezarlo, pero está claro que son una publicidad excelente, y cada vez hay más ganas de poder catarlo. Por suerte ya quedan menos de dos meses.
Con el desenfrenado avance tecnológico, debemos adaptarnos constantemente al día a día moderno. Podemos observar las distintas transformaciones que sufren todas aquellas cosas que creíamos conocer tan bien. Cosas que se achican o se agrandan, que toman lo poco que les sirve de lo viejo, para mejorarlo y adaptarlo a nuestras crecientes necesidades. En ese estado de adaptación constante en el que nos encontramos, uno de los factores principales que nos preocupamos por actualizar es el de nuestro vocabulario. Al igual que hace la tecnología, adaptamos, recortamos, alargamos y transformamos términos antiguos o incluso nos inventamos alguno nuevo, para poder etiquetar todo aquello que nos rodea. Esta creciente necesidad de denominar cada cosa nueva que vemos por el mundo, la utilizamos para una verdadera infinidad de posibilidades. Etiquetamos desde actitudes y estados de ánimo, pasando por acciones, objetos y puntos de vista, hasta llegar incluso a las tendencias y modas, cada vez más cambiantes. Como todo, es fácil caer en el error de la malinterpretación, el uso indebido e, incluso, en el de la desinformación.
Unas simpáticas ilustraciones de The Octopus Tree House, que nos muestran la tierna infancia de algunos emblemáticos personajes de Star Wars, en este caso bastante malotes ellos. La verdad es que todas están bastante bien hechas, pero para mi la mejor de largo es la última...
El ‘Barcode battling‘ (batallas mediante códigos de barras) siempre me ha parecido un curioso fenómeno en la industria del entretenimiento, además de estar estrechamente vinculado al mundo de los videojuegos. En 1991 aparecía en Japón el primer y genuino Barcode Battler, creado por Epoch (éste no es el que llegó a España, era una primera versión algo más simple que sólo salió en el país nipón). ¿Os acordáis de cómo funcionaba este curioso aparato que se comercializó en nuestro país a principios de los 90′? La máquina en cuestión tenía la forma de una consola portátil, con una pantalla LCD y una ranura con un lector de códigos de barras o barcodes. El pack inicial venía con una serie de cartas, cada una con un código de barras distinto, con las que podíamos crear a nuestro guerrero particular y luchar contra otros oponentes. Ganaba el que mejores estadísticas tenía, aplicándolas a un algoritmo que decidía el ganador de cada round. Incluso podíamos experimentar pasando por el lector códigos de barras de un producto cualquiera, algunas veces creando inesperados guerreros invencibles -aunque esta característica era poco útil en nuestro país-. No todos los códigos de barras eran guerreros; también podían ser ayudas o power-ups.
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