Momentos dramáticos en series y películas de los 80s y 90s
Todos los chavales que nacimos en la década de los 80 crecimos pegados al televisor. Entonces, había muy pocos canales, pero eso no era impedimento para que nos tragásemos casi todo lo que pusieran en antena hasta que nuestros padres nos mandaban para cama, porque la película que ponían no estaba recomendada para menores.
Sólo había dos cadenas de televisión y, si tenías suerte, la autonómica. Recuerdo que un fin de semana mis padres me llevaron de visita a casa de mi abuela, en Vigo, y allí había dos canales que nunca había visto hasta entonces: Antena 3 y Tele 5. También vi por primera vez una serie que me encantó, Oliver y Benji (Captain Tsubasa), y me compré en un kiosko su álbum de cromos. Pero claro, cuando llegué de vuelta a Santiago de Compostela descubrí que allí, como la serie no se emitía, en los quioscos no se vendían los cromos. ¡Vaya chasco!
Dejando a un lado mis historias personales, el caso es que toda una generación de chavales sufrimos con la muerte de Goku y con la lesión de Benji Price. Acompañamos a los Caballeros del Zodiaco en su Batalla de las 12 Casas y a Marco en la búsqueda de su madre. Viajamos hasta Bremen con los Trotamúsicos y disfrutamos de la primera emisión de Los Simpsons que, tras tantas reposiciones, ¡nadie me dirá que no tiene mérito!
Pero no sólo veíamos dibujos y nos mordimos las uñas cuando el terminator T-1000 (el de metal líquido) perseguía a John Connor, un chaval con aspecto de macarra que crackeaba los cajeros automáticos y conseguía dinero para gastárselo en los recreativos, que eran el sitio más divertido del mundo.
Nadie mezclaba tan bien el humor con las bofetadas como la pareja de oro formada por Terence Hill y Bud Spencer que, junto al Equipo A, nos enseñaron que los buenos golpes se dan siempre con la palma abierta, para dejar huella. Quizá estos mercenarios que nunca cobraban fuesen buenos en las peleas cuerpo a cuerpo, pero no andaban sobrados en cuanto a puntería. Afortunadamente este aspecto lo compensaba el bueno de Clint, ya fuera en el lejano Oeste o encarnando al policía ‘sucio’ con su mítico Magnum del calibre 44, que finalmente había disparado sólo 5 balas.
Con Pajares y Esteso vimos un poco de pechuga, pero tampoco para escandalizarse. Lo cierto es que conseguir material un poco subido de tono era complicado y no estaba al alcance de una simple búsqueda. Además, el quiosquero del barrio, donde mi padre compraba el periódico, siempre se negó a vender de contrabando alguna revistilla…
La Familia Addams, Casper o Sólo en Casa 2 eran obras maestras que íbamos a ver al cine y luego alquilábamos en formato VHS (los pijos como yo en Betamax, ¡que todavía hay clases!). La cinta, si se la llevábamos sin rebobinar la dejábamos rápido en el mostrador y nos íbamos, que era algo que estaba muy mal visto.
Los buenos combates de wrestling, en Tele 5, con Hulk Hogan, El Enterrador, El Último Guerrero, El Hombre del Millón de Dólares, los Sacamantecas y demás mastodontes embadurnados en aceite que medían sus fuerzas en el cuadrilátero justo antes del esperado Humor Amarillo (Takeshi’s Castle).
Y cómo vamos a olvidarnos de los concursos estrella de la televisión como el Un, dos, tres del gordo de Jordi Estadella, El Precio Justo de Joaquín Prat o El tiempo es Oro de Constantino Romero. Podría citar incluso al ‘Lingo’ de Ramoncín, pero es mejor no hacerlo porque el ‘Pollo Frito’ cuando se enfada se pone a denunciar a páginas web o, lo que es peor, a versionar temas de Nirvana. Pero hay que ser justos con él y admitir que Litros de Alcohol siempre será un buen tema.
No hacía falta enviar SMS para participar en los concursos de la tele, bastaba con tener un Teletrebol. O un Telepick, si lo que queríamos era imprimir una receta de Arguiñano. Aunque también podíamos llamar al Telecupón de Carmen Sevilla para echar una partidita al videojuego de Hugo.
Eran otros tiempos y las cosas eran algo distintas, pero casi todos los que lo vivimos los recordamos con una sonrisa. Yo no los cambiaría, y aún hace poco tuve la ocasión de retroceder tiempo atrás por la boca, degustando un riquísimo bocadillo de Nocilla tras años sin probarla. Sabía mejor que como la recordaba.
Y toda esta parrafada nostálgica es la introducción a una recopilación de todos esos momentos que a muchos nos traumatizaron y que no podemos quitarnos de la cabeza. Esas escenas que perduran en nuestros recuerdos desde el momento en el que las vimos y que de vez en cuando vuelven a la memoria.
La Ostra Azul (Loca Academia de Policía)
El gag de La Ostra Azul es, probablemente, el más recordado de toda la saga de Loca Academia de Policía. Se trata de un bar gay de osos en el que entran los incautos que son invitados por Mahoney, el policía bromista. La aparición de La Ostra Azul es recurrente en las películas de la saga.
Esa musiquita de baile con la que policías, moteros y demás hombres uniformados de cuero sacan a bailar a los esbirros del teniente Thaddeus Harris nunca he conseguido quitármela de la cabeza. Quizá la ponga de politono en el móvil, para que cuando suene y alguien la reconozca, me envíe una sonrisita de complicidad… 😉
La lengua de Tau-Pai-Pai (Dragon Ball)
A finales de la década de 1970 los canales de televisión comenzaron a importar series de animación japonesa ya que era una alternativa de bajo coste frente a la animación americana de Disney. Gracias a ello, pudimos disfrutar de series como ‘Mazinger Z’, ‘Sailor Moon’, ‘Marco’, ‘Heidi’ y cómo no, ‘Dragon Ball‘.
El éxito de las aventuras de Goku fue tan grande que a falta de merchandising oficial los chavales tuvimos que sacar las castañas del fuego y en los recreos intercambiábamos fotocopias de los protagonistas. Pronto estuvieron disponibles cromos y un montón de colecciones temáticas dispuestas a saciar nuestros apetitos consumistas. Y es que bastaba que algo se anunciase en TV para que todos los chavales lo quisiésemos.
La parte más divertida de Dragon Ball es sin duda, la primera, el ‘Dragon Ball’ a secas. Cuando Goku es pequeño y acompaña a Bulma en la aventura de recorrer el mundo en busca de las bolas del Dragón. Las historias son mucho más originales y variadas, y los gags de humor son mucho más frecuentes. Quizá los enemigos no sean tan poderosos como Freeza o Célula, pero sí son tan carismáticos y además, los combates no se eternizan. Este es el caso del afeminado General Blue, un militar del Ejército del Lazo Rojo que pone en aprietos a Goku en la Cueva Pirata, e incluso se da una vuelta a modo de cameo por Villa Pingüino, donde para su desgracia se encuentra con Arale.
Finalmente Blue, como todos esperábamos, cae derrotado en combate contra Goku y decide volver al cuartel general. Allí el Coronel Red, el líder del ejército, nos presenta al asesino a sueldo más famoso del mundo, que será el encargado de finalizar la misión en la que Blue fracasó. Blue, con el orgullo herido se encara con su sustituto y entonces tiene lugar el mejor combate de toda la Dragon Ball: Blue vs Tao Pai Pai.
Sí, efectivamente lo mata con un golpe de lengua (le perfora la sien). Qué triste final para uno de los malos más entrañables de Dragon Ball y qué buen comienzo para otro, el cual, se desplaza en un tronco que previamente lanza por el aire. Una forma original de viajar, sin lugar a dudas, pero la gente de Mala Ciencia asegura que el Sr. Tao Pai Pai llegaría antes a su destino si optase por no subir al tronco. Lo que son las cosas.
El WC portátil y el T-Rex (Jurassic Park)
En muchas películas podemos encontrar muertes horribles, pero Parque Jurásico se lleva la palma. Y es que no todos los días un Tiranosaurio Rex devora a un abogado que está haciendo sus necesidades en un WC portátil.
La escena del WC y del T-Rex es una de las más recordadas de la película hasta el punto de que la gente de Lo Más Duro la utilizó como fuente de inspiración para el anuncio de la tercera parte de su recopilación maquinera. Aunque quiero dejar constancia de que yo siempre he sido más de los Máquina Total.
Otra cosa en la que pienso a veces es en que los malditos velociraptors son capaces de abrir puertas. ¡Qué miedo!
KALI MAAA KALI MAAA (Indiana Jones)
Mola Ram, el sumo sacerdote Thuggee, es el maestro de la casquería. Un virtuoso de la magia negra capaz de quitarle el corazón a una persona viva.
Esta escena es capaz de traumatizar a cualquier niño y más propia de un fatality de Mortal Kombat que de una aventura de Indiana Jones. Cuando pienso en ello aún me da grimilla.
Esto es un cuchillo (Cocodrilo Dundee)
Un macarra ochentero clavado al imitador indio de Michael Jackson decide atracar a una pareja que pasea cerca de la Gran Manzana. Sin saberlo, crea el ambiente propicio para que nuestro amigo Mike Dundee pueda presumir de tener el cuchillo más grande de Nueva York ante la periodista Linza Kozlowski.
Más tarde le comentará, haciendo gala de sus encantos rurales, que se ha lavado la espalda en el bidé y la enamora. Y es que antes si uno quería ligar tenía que currárselo.
Batman escalando por la pared (Batman 60s)
La serie de Batman de Adam West es genial en muchos aspectos, desde la escena de introducción (tururururú ¡Batman!) a la simpática caracterización de cada uno de los personajes y enemigos, pasando por los pijamas a modo de trajes de superhéroes o los rimbombantes diálogos.
El agumento de la serie es repetitivo a más no poder: si en un capítulo nuestros héroes quedan atrapados en alguna máquina de muerte lenta de algún enemigo, como por ejemplo un reloj de arena gigante (fabricado para la ocasión), en el siguiente bat-capítulo a la siguiente bat-hora en el mismo bat-canal se libraban de la muerte, reparían un par de yoyas al grupo de esbirros del supervillando de turno y lo encarcelaban en una prisión de la que no iba a tardar en escapar.
Para poder sorprender a los villanos en lugar de llamar al timbre optaban por escalar la fachada de los rascacielos con el bat-gancho en la postura reglamentaria de teto, y caminaban pegados lentamente hacia arriba (la izquierda). De vez en cuando, algún vecino se asomaba a la ventana y charlaba con Batman de cualquier cosa.
Las tres conchas (Demolition Man)
Si a uno lo congelan y lo recluyen en una prisión criogénica durante unos cuantos años, es probable que cuando lo despierten tenga ganas de ir al lavavo. Precisamente esto le ocurrió al pobre de John Spartan en Demolition Man, que para su desgracia descubrió que la gente del futuro se limpia el culo con las tres conchas.
Lo siento, no encontré el vídeo en castellano.
En este documento de valor incalculable se detalla cómo se deben de utilizar estas tres conchas. Desde Pixfans recomendamos encarecidamente su uso con el objetivo de fomentar el avance. Amorín Uzuki las usa (y las vende en su tienda de recuerdos). ¿Y tú? ¿a qué esperas?
La jaula del San Francis
Uno de los momentos más míticos de la serie Campeones es cuando Benji le dice a su equipo que van a hacer ‘La Jaula‘. Una técnica adoptada por la Selección Española de Fútbol que consiste en controlar la posesión del balón para aburrir al rival. Se trata del as bajo la manga de Benji, para ganar su duelo particular con Oliver Atom. Y es que en Campeones no se enfrentaban equipos, a pesar de lo que pudiera parecer, sólo se enfrentaban los capitanes mientras que el resto de gente que estaba en el campo eran figurantes. De hecho, hay un jugador que interviene en todos los partidos y que juega en todos los equipos, y Oliver siempre lo regatea en alguna de las jugadas.
A modo de curiosidad y con intención de destrozarles a muchos un mito de la infancia diré que la canción de inicio de Oliver y Benji pertenece originalmente a la serie de Lupin III, el ladrón más elegante que puedas imaginar.
La canción titulada «Lupin, l’incorreggibile Lupin» es cantada por Vicenzo Draghi que cuenta con la participación del Coro de Pequeños Cantores de Milán. Fue compuesta por los artistas Carmelo Carucci y Alessandra Valeri, y se utilizó doblada, como todos sabemos, para la canción de entrada de ‘Campeones’ en España y en Francia.
Y aquí finaliza esta pequeña selección de mis momentos dramáticos favoritos. Pero hay muchos más y cada cuál tiene su propia lista. ¿Cuáles son los que tú hubieras elegido? ¿Tal vez la muerte ultraviolenta de aquél pobre anciano namekiano a manos de Dodoria en Dragon Ball? ¿Quizás algún pasaje de ‘La Princesa Prometida’ protagonizado por Iñigo Montoya? Pues para eso están los comentarios. Anímate que seguro que nos echamos unas risas.
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