Juega, crea, comparte
Si hay algo que define a las leyes, es su incapacidad para impedir que haya gente que, aún conociéndolas bien, se las salten sí o sí, es algo inherente a ellas. Bien sea por un romántico motivo, enfrentarse al sistema u otra razón, las leyes se quebrantan para bien o para mal. En el terreno que nosotros dominamos y nos sentimos mas cómodos, los videojuegos, existe cierto tema tabú que ha estado siempre presente desde que las consolas y ordenadores nacieron para servirnos de entretenimiento. Ese tabú, por llamarlo de alguna manera, es el de la piratería. Quizás llamarlo piratería sea un poco impreciso, pero así todo el mundo sabe a lo que viene a referirse. Aquí no queremos entrar a hacer juicios de valor acerca de este controvertido tema del que seguro derramaría ríos de tinta y daría para varios artículos.
En el mundo de los videojuegos, la piratería suele significar obtener una copia de procedencia un tanto oscura sin pasar por caja. O jugar al título que llevas meses esperando un par de semanas antes de su puesta en circulación. Siempre hay un motivo, dinero, aversión al desarrollador, editora, etc. Hay quién esgrime que así se puede compartir el juego y se difunde más, pero al final, son los creadores los que terminan, de alguna manera, perjudicados.
Cuando uno de nosotros se compra un videojuego, ya sea a su precio normal o rebajado, está pagando el trabajo de todo el equipo que hay detrás y que solo se nombran al terminar el juego y ver los títulos de crédito. Hay mucha gente con muchísimo talento detrás de cada juego, gente con la capacidad de crear maravillas que salen de su cabeza y que al final toman forma en algunos títulos que deberían obtener el calificativo de obra de arte. Se podría decir que ellos trabajan casi para nosotros. Ponen todo su empeño en crear algo que a nosotros, los jugadores, nos guste, nos enganche, y a veces, nos haga reflexionar un poco. Sale el juego a la venta, y nosotros compartimos la experiencia de jugarlo y disfrutarlo. Podemos aventurarnos a decir que todos ellos son los que crean nuestras horas de diversión, los que han hecho que conozcamos a nuestro compañero de fatigas en algún cooperativo online y un sinfín de cosas.
Crear videojuegos es algo que está al alcance de unos pocos que tienen el talento para ello. Pero hace tiempo que llegó a nuestras manos Little Big Planet, un videojuego donde a los jugadores se les daba la oportunidad de crear niveles. Se le entregaba al usuario la llave para que crease lo que deseara, dándole además, la posibilidad de compartir su trabajo con otros, y que este fuese valorado por el gran público, que al final, es el que manda.
De este atrevimiento a dejar que nosotros creásemos, salieron auténticas maravillas. Niveles simples, donde montamos en un carrito que mientras avanza hace sonar cualquier melodía, desde una de Metallica hasta algún tema clásico de cualquier videojuego. Luego, hay niveles maravillos donde se imitan a otras franquicias de manera espectacular y que han recibido incluso premios. Se han creado niveles explotando algunos bugs del juego, creando, por ejemplo, teletransportadores, cristales de colores y un sinfín de cosas mas.
Todo esto, ahora, se queda casi en pañales ante la inminente segunda parte que se nos avecina. Little Big Planet 2 no es solo un juego, es un metajuego. Si la primera entrega tenía una historia simpática que nos arrancaba una sonrisa al final, este nuevo capítulo, además de tener una historia que seguro que es épica, nos brinda la posibilidad de crear no solo nuestros propios niveles, si no de “desarrollar” nuestros propios juegos. Algo totalmente impensable hace algunos años se pone al alcance de todo el mundo de un modo simple y sobre todo divertido.
Ya se han visto ejemplos de todo lo que se ha creado mientras algunos elegidos probaban la beta del juego. Han conseguido recrear el mapamundi del Final Fantasy VII (Midgar incluida), o hacer un callejero al estilo de Gran Theft Auto. Se han visto muchas imitaciones u homenajes, desde el mítico Arkanoid hasta el mas mítico Space Invaders. Las posibilidades que ofrece incluso atemorizan al descubrir una interesante copia (no pirata) del sistema operativo Windows XP o algunos intentos de FPS al más puro estilo Call of Duty. Todo ello aderezado con el alegre aspecto de todo el universo LBP. Y si antes se podían componer melodías con el primer juego, ahora hay un apartado dedicado íntegramente a la edición de música.
Todo este cargamento de creatividad necesita un pilar básico en el que apoyarse. Ese pilar no es otro que el carismático Sackboy, ese pequeño muñeco hecho de punto que gusta de vestirse de las maneras mas estrafalarias posibles. Si en la anterior entrega del juego disponíamos de un arsenal de vestidos (a cada cual mas tronchante), en la nueva dispondremos de toneladas de nuevo material (pegatinas, telas y un larguísimo etcétera) para lograr un aspecto mas hilarante.
Encima de todo esto, podremos seguir disfrutando de todo lo creado en la anterior entrega, haciéndolo aún mas atractivo si cabe. Dispondremos de horas y horas de contenido nuevo, ideado por gente normal y corriente, que solo quiere divertirse y compartir sus sueños e ideas para que otros puedan jugarlo. Y todo gracias a la gente que ha estado trabajando tantas horas para que nosotros disfrutemos. Solo nos queda esperar con ansia a que tal regalo llegue a nuestras manos para disfrutar de las creaciones de otros y ¿por qué no? Hacer algo nosotros mismos.
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