Henry Hatsworth en la aventura rompecabezas
Imaginad un plataformas de la vieja escuela: dos dimensiones, una estructura de niveles sencilla pero efectiva y una dificultad que no lo convierta en el paseo que son muchos juegos de hoy en día. Imaginad ahora el clásico y adictivo puzzle de unir bloques de colores, al estilo del mítico Tetris Attack. ¿Dos cosas muy diferentes, verdad? Pues imaginad que a alguien se le ocurre unirlas de forma muy hábil, de modo que a los enemigos haya que derrotarlos en el plataformas y luego eliminarlos definitivamente en el puzzle. Pues así es este Henry Hatsworth, y ya os adelanto que el experimento ha salido bien.
Evidentemente, la doble pantalla de DS se prestaba especialmente bien para semejante concepto, de modo que la superior queda reservada para la parte plataformera, mientras que en la pantalla inferior tiene lugar el puzzle. Los enemigos que derrotemos arriba pasarán a ser bloques en la pantalla inferior, y más vale que no dejemos que lleguen arriba, o nos volverán a crear problemas.
Sin embargo, el puzzle no servirá únicamente para evitar que nos ataquen de nuevo, también nos permitirá recuperar nuestra energía y activar power-ups que nos facilitarán mucho las cosas, por lo que lo necesitaremos especialmente en momentos en que nos veamos atacados por todas partes.
Por supuesto, este atractivo planteamiento tiene una excusa en forma de argumento, aunque ni es muy complejo ni resulta especialmente motivante, pero tampoco hace falta mucho más, y tiene algunos toques de humor que valen la pena. Henry Hatsworth es todo un gentlemen británico, que se encuentra buscando un traje mágico que otorga a su portador increíbles poderes. De momento solamente cuenta con el sombrero dorado, pero ya con las ventajas que de él obtiene va a sacar mucho partido. El caso es que hay por ahí un malo de turno, que se nos quiere adelantar en la búsqueda, y por ello habrá que atravesar un montón de lugares peligrosos y derrotar a sus esbirros.
Pero si la trama es un aspecto insulso y con escaso interés, la agradable ambientación y caracterización de personajes es un puntazo, pues han quedado bastante originales y rebosan simpatía. El juego presenta un apartado gráfico sin alardes, pero sus dos dimensiones están bastante bien aprovechadas gracias a su nitidez, definición y colorido, por lo que nos encontraremos con unos fondos muy vistosos y variados. Los personajes no son tan variados y tienen unas animaciones muy sencillas, pero se mueven lo suficientemente bien para que no haya ningún problema con ellos.
En general, Henry Hatsworth apuesta por un estilo que recuerda mucho a los plataformas de la época de 16 bits, por lo que no destaca por su despliegue técnico, pero también es precisamente ahí donde radica uno de sus encantos, en ese sabor añejo a plataformas de antaño, algo que también es extensivo a la jugabilidad, que necesita poco más que tres botones y que no requiere en absoluto el uso de la pantalla táctil.
Muchos son los que se quejan de que hoy en día los juegos resultan demasiado fáciles, que son demasiados los que se pueden terminar sin perder una vida a poco que se hagan las cosas bien, y que sobra tanto checkpoint. Pues bien, con Henry Hatsworth es fácil acordarse de aquellos juegos en los que veíamos descender con relativa facilidad nuestro número de vidas, y había que repetir muy concentrado ciertas partes para ser capaz de superarlas. No estoy diciendo que sea un juego difícil, de hecho me parece que tiene el punto justo de dificultad, sino que más bien me estoy quejando porque últimamente casi se nos olvida esa sensación de tener que ponernos las pilas para poder seguir adelante.
Por otra parte, la estructura de niveles es muy coherente. En general tendremos montones de plataformas, la mayoría bastante sencillas, sin muchos saltos complicados, pero los enemigos estarán muchas veces esperándonos en el peor sitio para dificultarnos las cosas. Por otro lado, la mayor parte de los enemigos van apareciendo de forma aislada, y no supone demasiado problema dar buena cuenta de ellos, pero en algunos momentos puntuales la pantalla se convertirá en un verdadero campo de batalla en el que se nos tirarán encima como buitres por todos los lados. Y no nos va a llegar con repartir espadazos y trabucazos a diestro y siniestro, sino que además tendremos que estar alternando rápido con el puzzle, porque vamos a necesitar recuperar corazones, potenciar nuestros ataques, y porque solo nos falta tener que aguantar también que nos incordien más enemigos que hayamos dejado escapar. Por si esto fuera poco, también nos va a tocar lidiar con unos jefes finales de esos que a veces tienen rutinas que tardaremos alguna que otra pelea en pillar, pero que resultan un reto de lo más interesante.
El caso es que Henry Hatsworth en la Aventura Rompecabezas es un juego que apuesta por fundir dos ideas que por sí solas resultarían bastante convencionales, pero que juntas dan lugar a una estupenda combinación, que apuesta por lo retro evocando los míticos plataformas de 16 bits, pero que a la vez les da un toque de frecura sacándole partido a las dos pantallas de DS de un modo muy original.
Un juego que ha pasado bastante desapercibido, porque no tiene nombre y porque no se ha hecho una campaña de marketing especialmente efectiva, pero que personalmente me parece muy recomendable, así como uno de los mejores juegos que recibió la portátil de Nintendo en todo el año pasado. Vale la pena darle una oportunidad.
LO MEJOR
+ La mezcla de plataformas y puzzle.
+ Los fondos presentan un estupendo diseño.
+ Buena estructura de niveles.
+ Dificultad exigente pero muy bien ajustada.
LO PEOR
– Su duración es algo escasa.
– Se echan en falta más habilidades al protagonista.
– Muy poca variedad de enemigos.
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