Godzilla y los videojuegos
Un enorme y semi-humanoide saurio se aproxima por el horizonte. Tiene una manera de andar bastante humana, pero aun así nada nos hace presagiar que se trata de un señor disfrazado. El temible monstruo empieza a destruir una detallada maqueta de la ciudad de Tokyo con su letal aliento radioactivo, con explosiones y chispas a tutiplén, al más puro estilo Power Rangers (diría Ultraman, pero me tacharán de purista…) hasta que sólo quedan ruinas en el plató. Esto es lo que para muchos podría ser una película de Godzilla, el monstruo gigante o daikaiju más famoso de la historia del entretenimiento. Pero para muchos otros, una película de Big G es mucho más: es una inyección brutal de nostalgia y efecto Proust que nos transporta instantáneamente a aquellos cálidos días de niñez. El bueno de Godzilla siempre ha estado entre nosotros, aunque no le hayamos hecho mucho caso, y su influencia en todos los ámbitos ha sido y sigue siendo enorme (ese Monstruoso de J.J. Abrams…), sin olvidarnos del mundillo de los videojuegos. Y es que esta especie de dinosaurio mutado por la radioactividad, víctima de la locura nuclear de mediados del siglo XX, cuenta con una nutrida y variada representación en el mundo de las consolas, desde la época de la MSX o la Nes hasta la actualidad -lo siento pero no hablaré de los pésimos títulos lanzados por Atari en los últimos años-.
Poniéndonos al día
En 1954, la productora Toho encargó a Ishiro Honda una película que iba a impactar sobremanera a la audiencia nipona, aun con los desastres nucleares de Hiroshima y Nagasaki muy presentes. En dicha película, un monstruo creado por alguna extraña razón relacionada con los desastres nucleares despierta y causa grandes destrozos en Japón, principalmente en Tokyo, pero gracias al Doctor Yamane y su letal “Destructor de Oxígeno” se podría sofocar el ataque de esta terrorífica bestia. La película fue un gran éxito de público, con unos efectos especiales muy buenos para época (combinando el “suitmation” -individuos disfrazados- con pequeñas escenas de “stop motion”), y unas detalladas maquetas que asombraron a más de uno. Este éxito propició una gran fiebre por el Kaiju Eiga -películas de monstruos gigantes- e infinidad de secuelas donde los productores se dedicaron a enfrentar al saurio con otros colosos en plan wrestling gigante -entre ellos incluso King Kong-, aunque la calidad de las producciones fue bajando hasta niveles completamente risibles y sólo aptos para bebés. A esta primera retahíla de films se le llamó serie Showa. Después de la decadencia de los ’70, la saga resucitó en los ’90 -serie Heisei- con producciones bastante dignas y también en el año 2000 -serie Millenium- con resultados ya bastante vistosos y efectos CGI casi a la altura de las producciones americanas. Cabe apuntar que a finales de los ’90 se gestó también un bodrio americano hollywoodiense en el que no vale la pena profundizar. La saga ‘murió’ en 2004 con Godzilla: Final Wars, un demencial “monster-mash” donde nuestro simpático protagonista se enfrenta a casi todos los enemigos que ha tenido a lo largo de los años (incluso se enfrenta al Godzilla yankee, esa especie de T-Rex feo, destrozándolo sin piedad en una de las pocas escenas salvables del film). Toho decidió cerrar la serie, que ya evidenciaba cierta fatiga, por 10 años como mínimo.
Godzilla: Monster of Monsters (Nes, 1988)
Nos saltaremos las primeras entregas para Commodore 64 y MSX e iremos directos a la primera entrega que jugué en su momento. El primer Godzilla para NES llegó a nuestras tierras, al contrario que sus secuelas, y se trataba de una especie de juego de tablero en el que podíamos controlar a Godzilla y a Mothra (la polilla gigante, único monstruo ‘chica’ de la factoria Toho), moviéndonos cual juego de ajedrez hasta dar con un enemigo. Entonces entrábamos en una fase de scroll lateral donde debíamos vencer al otro coloso a base de mamporros como si de un juego de lucha se tratara. Un poco aburrido, pero no era un mal juego. Tuvo una secuela también para Nes en 1991, donde llevábamos al indefenso ejército (que nunca puede hacer nada contra los monstruos) y debíamos impedir que Godzilla y sus colegas gigantes arrasaran las ciudades. Por desgracia este juego fue exclusivo para el público americano, y es que en los USA Godzilla es igual o más famoso que es un propio país de origen (muestra de ello es el film de Tri-Star, la serie cartoon, decenas de series de cómics… El saurio es todo un fenómeno en yankilandia).
Godzilla (Game Boy, 1990)
Este port directo del Godzilla de MSX nos pone en la piel del saurio radioactivo en un juego de acción en el que deberemos ir avanzando al más puro estilo 2D side-scrolling, repartiendo mandobles, destrozando edificios y tumbando a nuestros enemigos. Un juego bastante sencillo, pero divertido, en el que Gozilla tiene la impresionante cantidad de… un ataque (puñetazo). El juego llegó a Europa en 1991 y tiene la peculiaridad de que los monstruos que aparecen tienen el aspecto de la serie Showa, aunque el juego salió en pleno apogeo de la serie Heisei. Incluso algunos monstruos propios de la Heisei tienen un aspecto Showa, suponemos que para darle más coherencia al asunto. El argumento no está demasiado elaborado: una horda de monstruos ya vencidos una vez por Godzilla, se quieren vengar de él raptando a su hijo, el odioso Minilla. El juego tiene una secuela que se quedó en Japón de nombre Kaiju-Oh Godzilla. Varios años más tarde, en 1995, también apareció una entrega para Game Gear llamada Godzilla: Giant Monster Match, basada ya enteramente en la serie Heisei.
Super Godzilla (Super Nintendo, 1993)
La cosa se pone seria en esta entrega para la potente 16 bits de Nintendo, en un juego bastante distinto -en cuanto a desarrollo- a los anteriores, puesto que le da menos importancia a la acción. El juego divide la pantalla en dos, mostrándonos en una las acciones de Godzilla y en la otra su localización en el mapa. Deberemos avanzar presionando el botón correcto en el momento correcto, destrozando mobiliario urbano a nuestro paso, y cuando nos topemos con un enemigo, la acción se volverá 2D, aunque con un desarrollo que combina escenas cinemáticas con otras más al estilo fighting game. Un juego bastante extraño que me recuerda al primer Yu Yu Hakusho de Super Famicom, donde la acción también es cinemática. El cartucho se basa ligeramente en la película Heisei Godzilla VS King Guidorah (el célebre dragón de tres cabezas) aunque con nuevos elementos como el chip que introducen a Godzilla en el cerebro para poder ser controlado por los protas humanos, y varios monstruos más provenientes de otras películas Heisei. Este título salío tanto en Japón como en América.
El que se quedó en tierras niponas fue la secuela, que es uno de mis Godzillas favoritos: Godzilla: Kaiju Daikessen (algo como “guerra de monstruos”), un fighting game heredero de Street Fighter II que nos pone en la piel de Anguirus, Gigan -llamado Galien en nuestras tierras, intentando trazar un paralelismo cutre con el film Alien: El Octavo Pasajero de Ridley Scott-, Megalon, Mechagodzilla, King Guidorah, Biollante, Mothra y obviamente nuestro radioactivo protagonista. Como todo juego de lucha, los monstruos pueden dar puñetazos, patadas, saltar, cubrirse y lanzar proyectiles al más puro estilo hadouken. Vamos, lo típico de los numerosos clones del título de Capcom que aparecieron en los ’90. La verdad es que el juego es un poco lento, pero es bastante divertido y jugable, gracias a sus accesibles controles. Este cartucho (que iba a ser lanzado en los USA pero fue finalmente cancelado) es en realidad una secuela de Godzilla: Battle Legends, aparecido en 1993 en PC Engine CD/Turbo Duo. El juego era también un juego de lucha 2D y mezclaba personajes de las eras Showa y Heisei. Cabe destacar que, gracias a la gran capacidad del CD, los programadores se curraron mucho el aspecto de Godzilla, que dependiendo de con qué monstruo se enfrentaba, cambiaba de aspecto para corresponderse con la película en cuestión (Godzilla estrena ‘traje’ en casi cada film, muchas veces cambiando notablemente su aspecto), detalle que chiflará a los fans del saurio y que en Snes como es lógico no se pudo realizar.
Godzilla Trading Battle (Playstation, 1998)
Aprovechando el tirón del film americano (que, por cierto, en posteriores películas de la saga se confirma que el monstruo yankee no era el auténtico Godzilla -normal, porque era una patética copia del T-Rex de Jurassic Park-), Toho sacó un nuevo juego de acción para PSX que tiene la peculiaridad de poseer un amplísimo plantel de colosos, apareciendo prácticamente todo el bestiario de la Toho, además de 6 más creados exclusivamente para el disco. Me gusta especialmente la portada, con el Godzilla japonés enfrentándose al americano, combate que no presenciaríamos hasta Godzilla: Final Wars (2004), con resultado de paliza estrepitosa del Big G original. Como os podéis imaginar por su nombre, en el juego iremos coleccionando cartas de monstruos, hasta completar la extensa colección. Pero ahí no queda la cosa, ya que para conseguir dichas cartas deberemos vencer a su correspondiente monstruo mediante combates por turnos al más puro estilo Super Robot Wars, donde podremos ver a los personajes en acción ejecutando sus ataques más característicos. Los gráficos son algo cutres, con mucha imagen estática y sólo ligeras animaciones durante los ataques, pero es tal la cantidad de bestias, que sin duda los fans de la saga estarán encantados, produciendo una sensación similar a la que transmite la famosa saga de guerras entre mechas. En fin, una mezcla de Yu-Gi-Oh, Pokémon y Super Robot Taisen de esas que tanto gustan a los japos.
Godzilla Generations (Dreamcast, 1998)
Este GD-ROM fue uno de los títulos de lanzamiento de la 128 bits de Sega y la verdad es que no es tan malo como lo pintó la prensa. El juego nos pone en la piel de varios monstruos de la saga, con los que deberemos destruir una de las numerosas ciudades japonesas disponibles. Así pues, la premisa básica es sencilla: nuestra misión consiste en derrumbar edificios con mandobles, golpes de cola, nuestro aliento radioactivo… etc. Puede parecer bastante tonto, pero la verdad es que, a pesar de que el control de los monstruos es un poco torpe, el tema es bastante entretenido. ¿Quién no ha deseado alguna vez destruir una ciudad cual Godzilla furioso? Em… vale, quizás no todo el mundo, pero os aseguro que divierte y mitiga el estrés. El juego tuvo su éxito, ya que poco menos de un año después aparecía su secuela, Godzilla Generations: Maximum Impact, que mejoraba la fórmula y añadía al cóctel combates contra otros colosos de la era Heisei.
El rival comercial de Godzilla: Gamera
En 1965, la productora cinematográfica Daiei se percató del filón comercial del saurio de la Toho y decidió crear un rival a su altura: así es como nació la tortuga mutante Gamera, capaz de volar girando sobre sí misma y de lanzar ráfagas de fuego por la boca (que causaron la explosión de uno de los trajes de Gamera en pleno rodaje en los ’60, al prenderse el depósito de gasolina que llevaba para recrear las llamas). Esta adorable tortuga vivió una era Showa bastante infantil y cinematográficamente mediocre pero resurgió con fuerza en los ’90 con la excelente trilogía de Shusuke Kaneko: The Guardian of the Universe, Advent of Legion y Revenge of Iris, en la cual Gamera es un aterrador monstruo que librará duras batallas contra otros monstruos enemigos de la humanidad con el fin de defenderla, aunque a quién más temen los humanos es al propio Gamera. Además, los trucajes y efectos especiales elevaron la saga a casi ‘serie A’, superando ampliamente las películas coetáneas de Godzilla, y dándole a la saga un toque hollywoodiense. Así pues, Gamera se convirtió también en un símbolo de la cultura popular nipona y esto se vio reflejado en los videojuegos, aunque de forma más escasa que con Big-G. Los mejores exponentes fueron Gamera: Gyaosu Gekimetsu Sakusen para Snes – basado en la primera película de la era Heisei, donde la simpática tortuga se enfrenta a los temibles pájaros prehistóricos Gyaos-, una entrega para Playdia que hacía un uso masivo de vídeos y se basaba en la clásica serie Showa, una entrega para Game Boy y otra más para Playstation, Gamera 2000. Como veis Gamera tuvo un peso en el mundo de los videojuegos muy inferior al que su carisma se merecía, pero los números mandan y al parecer este coloso no era tan popular como su rival. Como anécdota final, decir que Akira Toriyama siempre ha sido muy fan de Gamera, y el monstruo en cuestión ha realizado varios cameos en Dr. Slump y Dragon Ball, y por consiguiente en algunos videojuegos basados en estas series: Gamera es uno de los métodos de transporte de Goku en el Dragon Ball 3: Gokuden de Famicom y también aparece en Dragon Ball Origins y en Dragon Ball Z Budokai 2 (en una de las ‘loading screens’ con Mutenroshi en su lomo, pudiendo hacerla girar con los sticks).
El azote de Tokyo
Y hasta aquí llega este pequeño repaso al currículim videojueguil de Godzilla y demás colosos de la Toho (y la Daiei). He ignorado completamente los juegos comercializados por Atari durante la pasada década por considerarlos aburridos y faltos de interés, tales como Godzilla: Destroy All Monsters Melee (Game Cube, 2002) o Godzilla: Unleashed (Wii, 2007) y me he centrado en los mejores títulos del saurio radioactivo, aparecidos especialmente en los ’90. Hay que admitir que, en Europa, Godzilla no es un personaje demasiado popular y cuesta encontrar a gente que se lo tome en serio (aunque tengamos a grandes expertos del tema como Àngel Sala, director del Festival Internacional de Cine de Cataluña), por lo que muchos títulos se quedaban en el tintero, apareciendo solamente en los USA y Japón. Y es que a pesar de su escaso reconocimiento, la serie Godzilla es una fuente inagotable de diversión, con su inconfundible toque “serie B” y sus decenas de batallas entre colosos destruyendo la inmortal Tokyo una y otra vez. Y seguirán haciéndolo en el futuro, ya que se comenta que la serie se reactivará en breve, con lo que tendremos nuevos largometrajes y, obviamente, videojuegos.
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