Creepypastas: mostrando nuestro lado más oscuro
Desde el nacimiento mismo de la humanidad, han existido historias y leyendas. Desde legados míticos hasta escritos religiosos, podemos observar como la imaginación humana, ha sido capaz de desarrollar (siempre con bases reales) una infinita cantidad de historias que pueden abarcar desde la creación del Universo, hasta los actuales peligros de tomar bebidas de cola mientras se comen ciertos dulces específicos. De toda esa interminable cantidad de historias, existen dos modelos que podrían enseñarnos mucho acerca de la naturaleza humana, no por su cultura, sino que porque representan sus mayores anhelos y miedos: el modelo de historia religiosa, y el modelo de historia de terror.
La religión en la historia de la humanidad ha sido algo en constante cambio, aunque siempre mantiene unas ciertas bases que se mantienen imperturbables: los buenos serán recompensados, los malos serán castigados.
A pesar de que antiguamente se creía en los dioses que representaban lo cotidiano (el dios de la lluvia, del trueno, del sol, de la sabiduría y todo un largo etc.), hoy, la religión se ha convertido en una cuestión de absoluta Fé, y en un tema absolutamente personal e individual, por lo que voy a limitarme a hablarles del otro modelo de historia… me refiero, claro está, a las historias de miedo.
Eso que no deberíamos saber
Al contrario de lo que sucede con las creencias, en donde muchas religiones tienen puntos de vista variados respecto de un mismo asunto, y tomando en cuenta que muchas veces ignoramos conocimientos que, según nos dicen, deberíamos tenerlos aprendidos, todos conocen alguna historia de miedo.
Por alguna razón, a pesar de que la raza humana ha contado con una inmensa cantidad de miedos a lo largo de su historia (desde ser devorado por fieras salvajes, hasta la misma soledad), siempre nos mostramos dispuestos a escuchar un buen relato de terror, aun cuando muchas veces el sentido común nos dicte lo contrario. Desde pequeños nos sentimos atraídos por la prohibición de ver películas de horror, y en toda pijamada que hayamos tenido en nuestra infancia, nunca ha faltado el condimento especial que nos brindan aquellos relatos que nos quitan el sueño.
Lo curioso es que, tengamos la edad que tengamos, y sin importar en qué país vivamos, todas esas historias que se escuchan constantemente, nos resultan extrañamente familiares, como si se tratase del mismo cuento con una infinidad de ediciones, en su travesía de boca en boca alrededor del mundo. Básicamente, esto es cierto. Todas las historias de miedo tienen las mismas bases y solo se adaptan al lugar y la época donde nos encontremos. Tanto es así, que en la década de los 90’s, y en especial en los últimos años, con la proliferación de Internet, se ha adoptado un término de la antigüedad, para que nuestro propio instinto le diera un mayor sentido de realismo a la historia en cuestión. Por eso hoy, todos aquellos miedos primitivos dejan de utilizar lanzas y garrotes, abandonan la magia y abrazan la tecnología, los teléfonos móviles y los canales de chat, para pasar a transformarse en leyendas urbanas.
Un amigo de mi amigo
Las leyendas urbanas no hace más que despertar una sensación extraña dentro de la mayoría de nosotros. El carácter de “leyenda”, que nos hace pensar que, a pesar de que sabemos que no es una historia real, podría llegar a ser cierta, y la modernidad que le imprime la palabra “urbana”, haciéndonos temer que podría sucedernos algo terrible, ante cualquier descuido.
A pesar de que estas historias no suelen poseer miedo en su relato, siempre nos dejan una extraña sensación de incomodidad, junto con una neo-moraleja que arruína casi cualquier credibilidad que posea. Todas estas historias poseen una estructura similar, en la que el relato le sucede al amigo de un amigo, nadie se explica cómo sucedió el acontecimiento más importante, suelen tener un final bastante abierto y siempre acontecen en algún lugar cercano al sitio donde vivimos. Sin embargo, la transmisión oral se vio desplazada por la comunicación masiva vía e-mail, publicación en foros y entradas en la blogósfera, y todas estas historias han ido perdiendo ese encanto que nos hacía escuchar con atención cada vez que nos reuníamos en una casa con nuestros amigos y, cuando daba la medianoche, por obligación teníamos que hablar de los miedos más profundos de la mente humana.
Cambiando la magia por la tecnología
Hace tiempo, con la llegada de los primeros móviles capaces de enviar mensajes de texto, leí un planteamiento que hablaba sobre la pérdida literaria que podría significar tanto avance en la tecnología.
El planteamiento en cuestión, tomaba ejemplo en el cuento de Hansel y Gretel. La cuestión giraba en torno a un niño que, al escuchar la historia, le preguntaba a su padre porqué los dos hermanos protagonistas no llamaban a sus padres desde el móvil para que los rescataran. Esto suponía plantearle al niño en cuestión que en aquel entonces, Hansel y Gretel no contaban con dicha tecnología (o, a pesar de que no lo menciona, no tenían cobertura, cosa que a día de hoy resultaría igual de extraño para un infante, rodeado desde su nacimiento con los más recientes dispositivos), pero que a la hora de hacerlo, nos hace ver que muchos cuentos de nuestra infancia, carecen ahora de sentido moral, por lo que pierden su importancia a la hora de contárselos a los niños. De esta forma, el cuento de Caperucita Roja y la moraleja de no hablar con extraños y obedecer a los padres, pierde peso a los ojos de un niño que puede estar en constante contacto con sus padres desde su móvil. Así también, Blancanieves nunca sería envenenada por la bruja, por no comer nada fuera de su dieta new-age, el Príncipe podría buscar a Cenicienta mediante Facebook y La Bella Durmiente nunca sería tal dado que, seguramente, el Hada Malvada no podría pasar por el detector de metales del castillo ni esquivar a los perros que detectan drogas peligrosas (a pesar de que, de todas formas, hoy en día es considerada una historia sexista y que promueve el machismo).
Quizás sea por todas estas razones que, poco a poco, a lo largo y ancho de la red, se fueron encontrando otro tipo de historias. Historias que estrechan lazos entre la magia y las nuevas tecnologías.
Copiando y pegando
El término creepypasta proviene, justamente, de la forma en que se trasmiten las leyendas urbanas por la red. Copiar y pegar (sin mencionar las fuentes) se ha convertido en un hábito tan natural como nefasto. Por eso mismo, el termino copy-paste ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario tecnológico con total naturalidad. Al aparecer cada vez más y más historias de miedo y leyendas urbanas relacionadas con la tecnología, y la gran cantidad de gente que copiaba y pegaba estas historias, se comenzó a utilizar este término para referirse a esos cuentos que nos causan inquietud y tienen un alto grado de miedo psicológico. Creepy, refiriéndose a lo espeluznante o escalofriante de la historia, y Pasta, que proviene de Paste (pegar). Suelen contarnos hechos oscuros y morbosos que se relacionan con cosas inocentes o, en su defecto, que tienen alto contenido de humor negro o cinismo. Es por eso que se mencionan mucho las series, los dibujos animados y los juegos de nuestra infancia.
Como ya ocurría anteriormente, siguen un formato muy establecido. Todas aquellas historias referidas a series o programas de televisión, hablan de algún episodio perdido, que nunca fue emitido o terminado, o que en su defecto fue censurado luego de trasmitirse en un horario en el cual tuvo poca audiencia y las víctimas fueron pocas. Aquellos que hablan de juegos, suelen hablarnos de videojuegos antiguos, en especial de los que aun utilizaban cartuchos y que siempre se consiguen en una subasta de Internet o que un desconocido vendía/regalaba en la calle. Existen también algunos otros que cuentan situaciones extrañas en salones de chat, respondiendo cadenas por e-mail o incluso algunos relacionados con el uso del teléfono móvil.
Cualquiera sea su variante, suelen estar contados en primera persona, el protagonista ha sido parte de la producción o el desarrollo de aquello que se habla, o se encuentra entre los afortunados que, por algún poco convincente, pero oportuno deus ex machina, se salva de un destino atroz. En cualquiera de estas historias, otra vez nos encontramos con conceptos muy conocidos, como el hecho de que nadie se explica cómo sucedió, y suelen abusar del uso del “todo parecía normal” pero que “sentían una creciente inquietud” o “el sonido y/o el color no eran los de siempre”.
En el puntual caso de los videojuegos, siempre hablan de un cartucho usado, el cual, por lo general, tenía una partida guardada que nadie se resiste a abrir para ver el progreso del dueño anterior y que, después, nadie puede borrar. También se recurre mucho a la constante necesidad de seguir jugando, a pesar de que lo vivido por el protagonista del cuento es espeluznante.
Fantaseando con nuestros miedos
Sin embargo, a pesar de la popularidad creciente que tienen estas historias, es bien sabido que todas ellas son inventadas. Existen comunidades enteras que se dedican a recopilar y postear relatos en los cuales se invita a escribir nuestros propios miedos para que estén a disposición del público. En muchas de ellas incluso nos dan consejos para que nuestros creepypasta resulten más creíbles y que así, la escalofriante sensación que produce en el lector, sea aún mayor.
Algunas de estas historias incluso cuentan con trasfondos reales, como extraños casos de muerte o una seguidilla de suicidios. Estos trasfondos suelen utilizarse como fuentes fidedignas para darle un realismo aun mayor a nuestra creación. Entre las más conocidas que pueden encontrarse en la red, está la historia de Tails Doll, mencionada en otro artículo, el suicidio de Calamardo, que nos relata un episodio perdido de Bob Esponja, al igual que hacen La Muerte de Bart con Los Simpsons y Suicide Mouse con Mickey, todas ellas con imágenes o videos que reproducen de forma parcial el relato y que realzan la “veracidad” de la historia.
Una de las más antiguas y que, quizás, sea también de las más inquietantes es la de smile.jpg, que nos cuenta los esfuerzos de un muchacho por obtener información sobre un caso extraño ocurrido en un BBS, la cual viene acompañada de una imagen que, muy a nuestro pesar, produce unos efectos muy similares a los descritos en el relato, aunque sin llegar a convertirse en una maldición (por suerte).
Entre las más populares (y recurrentes) existen muchas historias relacionadas a la saga Pokémon, en especial a las dos primeras generaciones, las cuales en muchos casos vienen acompañadas de capturas y vídeos muy convincentes de hacks muy bien logrados. Aun asi, cabe destacar que, a pesar de que en todos los casos sabemos que la historia ha sido escrita por alguien, por puro amor al arte, que vemos recursos repetidos hasta la infinidad y que, en el caso de las peor escritas, nos sentimos en un déjà-vu constante, consiguen convertir lo nefasto de copiar y pegar sin citar fuentes, en un punto a favor, ya que a veces se vuelve tan fácil perder el origen de todo lo que leemos, que, las pocas historias que están verdaderamente bien relatadas nos producen una mayor incomodidad a la hora de leerlas.
Consejos
Entre los consejos que se dan (y los que no), para escribir un creepypasta de calidad, hay que tener en cuenta algunos puntos que, a pesar de ser repetitivos y comunes, son los que suelen trasmitir la sensación de intranquilidad al lector.
- Selecciona el tema de tu interés. Hay que intentar que no se trate de un tema cualquiera, sino que tiene que estar íntimamente relacionado con nosotros. El juego que nunca nos aburrimos de pasar una y otra vez, nuestra serie favorita de la infancia o un dibujo animado que nos entretuvo durante muchas tardes. Sea cual sea el tema de tu elección, NUNCA debe ser algo nuevo. La serie debería de ser alguna que lleve mucho tiempo al aire y haya sufrido cambios constantes o, si es mejor, debería de haberse terminado/cancelado. El juego debería de ser uno que hayamos perdido o roto y que encontramos o recibimos de forma casual, ya sea a modo de regalo, porque lo encontramos muy barato en una reventa, o porque nos lo regala un desconocido muy extraño, que por lo general esta encapuchado y al que nunca volvimos a ver (podrías también agregarle una guadaña/hoz, aunque tu relato, a pesar de ganar en fantasía, perdería en credibilidad). Si no se te ocurre nada con estas tres cosas, siempre se puede recurrir a otras experiencias y posibilidades. Las primeras redes de intranet siempre han dado mucho de qué hablar. El chat con los muertos o con personas que están a punto de morir es un tema alternativo bastante utilizado. Cualquier cosa que pueda ocurrírsete. La imaginación es el límite.
- El relato debe estar en primera persona. Ya sea porque quien escribe participó en la creación de… o presenció/jugó/interactuó de forma directa con aquel objeto de origen diabólico. La persona debe saber de lo que habla, con miedo, angustia y pesar.
- Es siempre muy difícil hablar de lo sucedido al mundo. A pesar de que la sociedad actual evita hacer diferencias sobre sexo, raza, etnia, religión, color o preferencia sexual, hablar de nuestros miedos más profundos es como darle armas al mundo para que pueda atacarnos. Nos hace sentir desnudos, en una situación de constante exposición y con miedo a que nos consideren insanos. Nuestros miedos nos hacen creer que nuestra mente es tan retorcida que es imposible que el resto de la humanidad nos acepte. Con este tipo de sensaciones en mente, sumadas a la angustia, el pesar y el dolor, puede conseguirse un embadurnado emocional que pueda producirle una sensación de intranquilidad a nuestro público.
- Decir que el episodio o capítulo de la serie o dibujo animado seleccionado comenzaba normal o como siempre, puede sonar muy repetitivo, sin embargo, es evidente que si comenzara de una forma drásticamente distinta, lo habríamos desechado de inmediato. Por eso mencionar que no parecía haber nada extraño al principio, pero que se tenía una sensación de angustia o de que algo no iba bien (ver puntos anteriores) le da cierta consistencia a nuestro relato. Además, por lo visto, los espíritus malignos encargados de la producción no son buenos artistas, por lo que la imagen suele verse como desgastada o distorsionada. El audio suele estar desfasado, y si la música comienza a sonar a la inversa, seguramente puede significar que guarda mensajes subliminales que incitan a cosas que no nos atrevemos a contar. El poder de sugestión es algo muy poderoso, y siempre es bueno mencionar que no alcanzamos a reconocer alguna de todas las cosas que van mal. Algún sonido que nos suena familiar o voces que dicen cosas que no alcanzamos a comprender.
Si se trata de un juego, casi siempre vienen con partidas guardadas con anterioridad e indistintamente de lo que decidamos hacer (continuar o no), al jugarlo no podemos parar y algo nos empuja a seguir usándolo. Al cartucho siempre le falta la etiqueta que lo identifica. - La progresión es algo muy importante. Todo lo que suceda, es progresivo. Todo sucede poco a poco, ya sea que el episodio se oscurece o se vuelve deprimente poco a poco, o que poco a poco descubrimos que no todo es como debería ser. Por lo general los personajes suelen estar deprimidos o amargados, lloran y por momentos se ven muy realistas. También aparecen objetos extraños o el fondo se comporta de manera irregular. En el caso de los juegos, los diálogos no son los que deberían ser, se ven errores en los gráficos o el perfil, aparecen objetos que no existen o que no pueden eliminarse (y que por lo general, provienen del mismísimo infierno, aunque no lo sabemos hasta el final del relato) y en muchas ocasiones, sabemos que se trata de un hack pero no sabemos cómo puede apagar las luces de nuestra casa, cortar las líneas telefónicas y hacer que, casualmente, todos estén de vacaciones, salieran a cenar o cualquier cosa que se te ocurra para decir que no estaban en casa.
- Por alguna razón, lo que sea que sucedió te dejo traumatizado. La experiencia dejo tu alma destrozada, has requerido de años de terapia, probablemente no has vuelto a tener amigos ni has podido llevar una vida social normal, pero has salvado tu vida de milagro. Deberías de pensar entonces en una situación medianamente realista que pueda haberte librado del peligro. Te distrajiste con el ladrido de un perro cuando el mensaje subliminal que te incitaba al suicidio apareció en pantalla, o sufriste un golpe de pequeño que te volvió inmune a las ondas radiactivas que fríen tu cerebro. Cualquiera sea el motivo, siempre es bueno que alguien más haya visto el programa. Cuantas más personas, mejor. Todas esas personas terminaron irremediablemente muertas, probablemente de una manera brutal y sanguinaria (es importante dar detalles, y muchos, de las partes morbosas). Si no se te ocurriese ninguna situación que pudiera salvar tu vida, siempre se puede decir que lo que sea que haya sucedido te ha sentenciado y ahora estás en tu cuarto, esperando pacientemente a la fecha y hora de tu muerte. En el caso de los videojuegos, siempre, pero siempre, estás solo, a menos que quieras mezclar formatos y decir que participaste en su producción y que todos los demás murieron. En este caso de cartuchos malditos, existen historias que relatan, incluso, como una chica vendió su alma al diablo al firmar con su nombre en la NDS. En general, el cartucho maldito se pierde y nunca más lograste encontrarlo, aunque también existen las variantes de que al ir a devolvérselo al extraño encapuchado, ya no lo encuentras por ningún sitio, y si lo compraste en una tienda, al probarlo, nadie nota nada raro. Recuerda, el juego se comporta de manera diabólica únicamente cuando estás solo, en casa y en un momento en que todos los demás están fuera. Si lo pruebas a plena luz del día, en un centro comercial bien iluminado y ante los ojos de los dependientes y otros clientes, no tendrá absolutamente nada de extraño.
- Las pruebas pueden ser opcionales, aunque le añaden realismo (y por lo tanto, un mayor grado de inquietud) de cara al lector. Siempre tienen que tener consistencia con nuestro relato. Los potentes editores de audio, video e imágenes que existen hoy en día, nos permiten una infinidad de posibilidades a la hora de realizar un montaje, sin embargo, no es realista poner un video de un juego que se supone que perdimos, ni una captura o foto de un video que nadie sabe de dónde salió, nos tomó por sorpresa, nos produjo pánico y un trauma que no nos permite vivir y que, además, nunca volvimos a ver. Si estas de pie frente al dibujo animado más repugnante de la historia, que fue creado por el mismo Satanás, dudo que atines a buscar tu cámara de foto para tener un lindo suvenir. Aun así, es bueno tener en cuenta que cualquier imagen o vídeo tiene que tener un aire lo mas enrarecido posible. En cuanto al audio, siempre es de mala calidad, distorsionado. De nuevo, audio invertido = mensajes subliminales. En muchas ocasiones, hay algún sonido que se escucha más alto de lo normal, que parece no provenir de la obra maléfica en cuestión o que, en su defecto, se repite de forma constante y alarmante.
- Sé original. A pesar de que estos relatos sigan un mismo formato, siempre se pueden intercalar y combinar opciones. Descartar algunas a favor de la originalidad siempre puede ser una buena idea. Siempre hay que tener en cuenta que la originalidad no siempre se refiere a algo nuevo, sino que puede referirse a un punto de vista. Sin importar cuantos cartuchos de Pokémon malditos se hayan encontrado hasta el momento, siempre hay lugar para uno más, siempre que esté bien contado y tenga un nuevo punto de vista.
- Infórmate. Aún a pesar de que muchas historias tengan calidad, el factor de información puede jugarles en contra. La consistencia se la historia y la profundidad de los detalles pueden hacer que tu creepypasta se convierta en el nuevo clásico de terror de la época. Si vas a decir que participaste en el desarrollo o la producción de algo, entérate de cómo funcionan esas cosas. Una pequeña contradicción puede hacer que tu cuento pase de 100 a 0 en un parpadeo.
Un cambio que se agradece
A pesar de que es difícil encontrar creepypastas de calidad, y en especial, que no contengan errores o contradicciones a lo largo del relato, algunos resultan ser verdaderamente buenos, logrando que más de un lector, se ponga tenso en su asiento y eche alguna que otra ojeada a la puerta de la sala donde se encuentre.
Y aún cuando la gran mayoría puedan resultar verdaderamente malos o, lo que es peor, risibles en lugar de escalofriantes, es bueno ver que poco a poco, nuestra imaginación comienza a permitir la convivencia de lo sobrenatural con la tecnología, permitiendo así que, aun cuando los clásicos infantiles hayan perdido peso, tengamos historias de miedo o con una profunda moraleja, para contarles a nuestros hijos.
Al fin y al cabo, gracias a los creepypasta, podemos decir que el GPS del móvil de Gretel estaba maldito y por eso fueron a perderse al medio del bosque.
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