Candy Crush y el monopolio de los caramelos
Últimamente el mundo de los videojuegos está un poco loco. El nuevo mercado que se abrió con los smartphones y tablets propició la irrupción de juegos de desarrolladoras pequeñas, de bajo presupuesto y con ideas no especialmente novedosas. El secreto del éxito es más imprevisible que nunca, como ya nos demostró Flappy Bird, y la lista de los juegos más exitosos de los últimos años está llena de triunfadores inesperados. Uno de ellos fue Candy Crush Saga, un juego cuya idea era la del típico puzle de juntar colores, que aprovechaba sus funciones sociales para tratar de hacerlo más adictivo, ampliar su difusión y conseguir más dinero de los usuarios.
La cosa les salió tan bien a King, sus creadores, que se hicieron de oro. Puede parecernos que su producto es mejor o peor, pero no creo que sea justo decir que no se merecieron su éxito. Supieron mover bien su idea y que millones de personas se enganchasen a ella. El problema, como en tantos casos, vino cuando el éxito se les subió a la cabeza y empezaron a pisar a la competencia para que nadie les quitase ni una migaja de su pastel, empezando a hacer el gilipollas, y perdónenme la palabra.
El cúmulo de absurdeces comenzó cuando nos enteramos de que King había conseguido un registro de la palabra “Candy”, y ya estaba emprendiendo acciones legales contra diversos juegos de la Apple Store o de la tienda Android que la llevaban en su título. Casi parece una broma, pero fue real por obra y gracia de la US Trademark Office, que lleva tiempo demostrando ser un esperpento de oficina de patentes, y permitió a King hacer ese peculiar registro, con el que poder ir a por los juegos con la palabra candy y que consideraban que los copiaban. Cuando pensaba que al menos las cosas en Europa eran menos drásticas, me enteré de que también para Europa tenían un registro que le serviría ir contra ciertos juegos que, en su opinión, aprovechaban la palabra candy para imitarlos. Pero no contentos con semejante barbaridad también pusieron sus ojos en la palabra saga, provocando algún que otro quebradero de cabeza a desarrolladores que usaron ese término tan común.
(Viñetas como esta han proliferado por lo exagerado de la situación)
Si registrar la palabra Candy ya nos parece una locura, lo de la palabra Saga ya casi suena a recochineo, hasta el punto de que me parece inmoral incluso plantearlo. Que un pequeño grupo de programación haya tenido siquiera que perder su tiempo defendiéndose porque su juego se llamase The Banner Saga, una terrible afrenta a Candy Crush Saga, me parece muy triste. Cuando aún ni siquiera existían los dispositivos móviles en los que se juega Candy Crush, los fans de los RPG en Super Nintendo podían tirarse horas y horas en varios Romancing Saga. Y no es que esta serie tuviese un corto recorrido, que aún coleaba en 2002 con Unlimited Saga, por ejemplo, y nadie en Square Enix pensó en demandar a King por ello.
(Solo el trabajo artístico de The Banner Saga ya nos demuestra que es un plagio descarado de Candy Crush Saga…)
Por todas estas cosas me parece hasta digna de aplauso la Candy Jam, una iniciativa indie para saturar las stores digitales de juegos de caramelos. El objetivo es, como dicen en mi tierra: “O que non quere caldo, duas cuncas” (el que no quiere caldo, dos tazas). Si a King le molesta que haya por ahí algún juego con las palabras Candy y Saga en su título, pues hagamos que haya a montones.
Un reacción más seria fue la de la Asociación Internacional de Desarrolladores de Juegos, que se ha posicionado en contra de las acciones de King, considerándolas “depredadoras”, y poniendo en marcha mecanismos para investigar el asunto y evitar que se sigan produciendo casos como éste, que pueden ser muy perjudiciales para la industria. De momento, parece que la oficina de patentes en Estados Unidos está dando marcha atrás, así que las cosas se están moviendo.
Quizá lo peor del asunto es que King, que se llena la boca con estas quejas y demandas, ha demostrado una sorprendente capacidad de copiar juegos de otros. Hasta que King abrió la caja de los truenos, nadie le había prestado mucha atención a los juegos menos conocidos de esta marca, pero cuando acusas a los demás tienes que estar preparado para que te miren con lupa. Así, rápidamente salió a la luz el parecido entre Pac-Avoid, juego en Flash de 2009 de King que presentaba un parecido más que razonable con Scamperghost, obra de dos realizadores indie. Vosotros mismos os podéis dar una idea por la imagen de que la cosa tiene un aire, y tan pronto se aireó la polémica King retiró el juego, algo que no tengo nada claro que hubiesen hecho si no tuviese algo de verdad la acusación.
El propio Candy Crush Saga no es precisamente un alarde de originalidad sin precedentes. Los juegos de puzle de características similares llevan décadas entre nosotros, y ni siquiera el uso de caramelos era algo nuevo. Realmente, se está tan acostumbrado a que salgan títulos similares en este tipo de género que para que apareciesen quejas una copia tenía que ser muy descarada.
Y con el karma de King bajo mínimos llegó la puntilla, la carta abierta de Albert Ransom, creador del juego CandySwipe, que salió a la venta 2 años antes que Candy Crush Saga. En ella destacaba que había hecho su juego en memoria de su madre, porque le gustaba mucho ese estilo. Que dos años después salió Candy Crush Saga, tan parecido a su juego que fueron habituales las confusiones, y pese a que él había registrado su marca en 2010, no lo hicieron caso ante su protesta por riesgo de confusión. Ahora, se enteraba de que querían tumbar su juego, clave para el sustento de su familia (él no está montado en el dólar como los de King), y mostraba su indignación ante una situación claramente injusta. Esta carta abierta hizo arreciar la oleada de indignación contra King, que pese a todo se sigue haciendo de oro. Con 568 millones de dólares de beneficios en 2013 y una inminente salida a bolsa, tiene pinta deque se van a convertir en la nueva Zynga…
Supongo que la historia seguirá dando novedades durante mucho tiempo. La última ha sido el abandono por parte de King de su intento por hacerse con la marca Candy para el mercado estadounidense. Pero todavía lo van a seguir intentando en Europa, así que no penséis que hicieron propósito de enmienda.
Y para terminar, un interesante vídeo en inglés que intenta explicar por qué el juego es tan adictivo basándose en explicaciones científicas.
Fuentes: Rock, Paper, Shotgun – VidaExtra – Memoria Pixelada – Kotaku – Joystiq – Dekazeta
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