Blacksad, un lugar entre las sombras
Los tópicos molan, son elementos arraigados en el subconsciente colectivo y con los que todos o la mayoría nos sentimos largamente identificados. De eso beben justamente los monologuistas a la hora de crear sus criaturas de la risa, usan los tópicos, los moldean y los transforman con tal de arrancar una o varias carcajaas al público. Los tópicos son perfectos en estos casos, pero a la hora de crear historias más serias la cosa cambia. A nadie le gusta verlos asomándose a través de una trama demasiado vista o de un personaje demasiado trillado, los tópicos pues, si no los usamos para reírnos de ellos resultan contraproducentes. Pero existen excepciones al respecto, historias que se sirven de ellos con todo el descaro y no dejan de ser frescas y originales, estoy hablando señores, de Blacksad, un lugar entre las sombras.
Blacksad es un cómic que usa todos y cada uno de los tópicos de la novela negra, las gabardinas, los años 50, los mafiosos, las chicas despampanantes, los policías con camisa y tirantes, la corrupción… ¿Dónde está la diferencia pues? A parte de otros aspectos, me parece a mi que lo que da otra vuelta de tuerca a los típicos tópicos que introduce Díaz Canales en el guión, es el aspecto que toman los personajes que es el de animales antropomorfos, o lo que es lo mismo, animales que tienen apariencia humana y que se comportan como tal.
Los tópicos vienen a ser los mismos de siempre, pero vistos de un punto de vista diferente, porque no es lo mismo interrogar a la portera de un edificio, que interrogar a la ratita presumida; porque no es lo mismo que te peguen una paliza dos gorilas a que lo hagan dos gorilas de verdad o, porque no es lo mismo que tras esa paliza el detective con gabardina se lamente a que un gato con gabardina diga -ahora entiendo eso de «la curiosidad mató al gato«-.
El primer tópico lo encontramos en el argumemento. El primer tomo, del que vengo a hablar hoy, trata básicamente sobre la corrupción. Una estrella de Hollywood llamada Natalia Wilford es asesinada. Esto afecta especialmente al protagonista, el detective felino John Blacksad, pues hace un tiempo tuvo un idilo con la joven. Así pues, pese a las repetidas advertencias del comisario pastor aleman Smirnov, John decide tomarse la justicia por su mano y empieza a investigar de forma paralela a la policía. Así es como se ve envuelto en una espiral de violencia y corrupción.
Resumiendo, que todo lo referente a la ambientación, la historia, los personajes está hecho a partir de tópicos cinematográficos y literarios, pero de una forma totalmente consciente y aplicado al mundo animal, lo cual hace que sea un cómic bastante original.
Dejando de lado todos esos aspectos, ahora toca hablar de otro igual de importante, el apartado artístico. Para que os hagáis una idea, Blacksad parece una exposición del siglo XIX, donde se exponían el máximo de cuadros en las paredes de los museos. En el cómic podremos ver lo mismo, donde el papel es la pared y cada viñeta es un precioso cuadro.
El estilo de dibujo de Juanjo Guanido es de una técnica brutal, algo clásico, pero con una personalidad arrolladora. En ocasiones se pueden vislumbrar algunos dibujos o expresiones faciales con cierto aire a Disney, lo cual es del todo normal pues el dibujante trabajaba para la compañía en París, colborando en varias películas como El Jorobado de Notre-Damme o Hércules. Pero sin duda lo que más me gusta de este autor es la narrativa visual que imprime en sus viñetas, manejando muy muy bien todo tipo de planos para darle un ritmo genial al conjunto. Algunas de las viñetas son toda una gozada para los sentidos, y esque en la vida me había parado tanto a observar los detalles de las ilustraciones en un cómic, llegando a elegir qué viñetas son mis favoritas, una de las cuales tenéis a vuestra izquierda.
En fin, para mí es uno de los mejores cómics que he tenido la ocasión de leer en la vida y el cual, evidentemente os recomiendo encarecidamente.
Artículo publicado originalmente en el blog Jocosos in da house.
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