Armored Core: Last Raven – 24 horas para el desastre
Tras el asalto indiscriminado de las “armas suicidas desconocidas” que dejó el mundo en un estado deplorable, las tres grandes corporaciones mundiales, Crest, Mirage y Kisaragi, se unen lo que se llamó “La Alianza”. Sin embargo, tal hegemonía corporativa no es vista con buenos ojos por todo el mundo por lo que no pasan ni dos meses desde la creación de La Alianza cuando surge un movimiento en contra, “Vertex”, organización creada por el Raven (piloto de Armored Core mercenario) Jack’ O que amenaza con lanzar un ataque abierto contra La Alianza en 24 horas. Para añadir más leña al fuego, en la región en la que transcurre la acción, decenas de señores de la guerra se aprovechan de esta enorme inestabilidad y luchan independientemente para lograr sus objetivos, sean cuales sean.
Y en medio estás tú. Un Raven al que le han exigido elegir bando. ¿Qué decidirás? ¿Luchar para la hegemónica Alianza? ¿Pelear en la revolución dirigida por Jack’ O? ¿Apoyar a un señor de la guerra? ¿Pelear independientemente…? Elijas lo que elijas, tú eres quien marca la diferencia.
Entre mechs anda el juego
Armored Core es una larga saga de juegos de mechs que se extiende desde la época de la PSX. Esta parte en concreto es una extensión de Armored Core 3, temporalmente situada justo después del final de Armored Core: Nexus.
En éstos juegos encarnas a un Raven sin nombre, una especie de mercenario que lucha en un “Armored Core”, los mechs protagonistas de este juego. Estas máquinas son armas muy versátiles que admiten toda clase de configuración ya sea de armamento, ya de piezas varias.
Nadie me dijo que había que estudiar ingeniería para jugar a esto…
La mayor parte del juego se emplea en crear un mech perfecto que te permita sobrevivir a las batallas pero, al contrario de otros muchos juegos en los que basta con encontrar una configuración “ideal” para pasarte todo el juego sin problemas, en éste no basta eso: La cantidad de piezas disponibles así como sus especificaciones es monstruosa. Y cuando digo “monstruosa” digo que es casi imposible abarcar mentalmente cuántas combinaciones de piezas tiene este juego.
Puedes elegir tener un brazo que te permita manejar con mayor precisión tus armas a cambio de sacrificar armadura; puedes llevar una recarga de balas en las extensiones de los hombros o, por el contrario, puedes llevar unos interceptores de misiles; llevar unas resistentes pero lentísimas orugas en lugar de piernas; llevar un propulsador u otro según su gasto de energía, llevar armas de munición sólida o armas energéticas cuya munición te sale gratis; llevar armas escondidas en el interior de la máquina; llevar lanza-misiles en los hombros o por contra un cañón de plasma; usar un generador u otro o compensar uno que consume demasiado con un buen radiador… dependiendo de tus elecciones, te puede salir un maquinón indestructible pero más lento que una tortuga o una hoja de papel que se caiga de un sólo disparo pero con un armamento impresionante.
Si a ello le añadimos la posibilidad de cambiar las diferentes especificaciones de cada parte (resistencia a según que municiones, consumo energético, capacidad…) así como un sistema de “tuneo” del mech, nos sale un sistema altamente versátil para crear nuestro robot ideal.
Pero, aún así, es altamente complicado dominar esta parte técnica por lo que hay que ponerle mucha paciencia al asunto (claro que si te sale bien, dirás que es entretenido y todo).
Muy bien, ya tengo mi máquina. ¿Cuál es el botón de disparo?
Las misiones de AC: Last Raven no son moco de pavo. Muchas de ellas necesitan de un manejo altamente preciso de tu máquina. Y es en esto donde este juego (y prácticamente toda la saga de AC) falla: El control es una terrible tortura. Sí, disparar es sencillo, sólo hay que pulsar R1 o L1… pero para esquivar al enemigo tienes que usar el propulsor constantemente (probablemente el botón de propulsión sea el que más se usa durante todo el juego), todo ello sin dejar de vigilar su gasto energético (representado con una barra verde en la parte izquierda de la pantalla) evitando llegar a un punto crítico, cosa complicada si se usan armas de energía. Las armas, además, tienen municiones altamente limitadas durante las misiones así que no es buena idea ir disparando a lo loco: Has de disparar lo justo y necesario para acabar con tus enemigos sin permitirte el desperdicio de ninguna bala (aunque más de una vez te las tendrás que ver con helicópteros sólo con una espada láser…). Además, algunas misiones te exigen mucho, no dejándote espacio para el error (si se muere la persona a la que escoltas, misión fracasada y punto pelota).
La planificación de las misiones ha de ser planeada minuciosamente so pena de tener que repetirlas una y otra vez… Sin embargo, una vez dominado el juego, te das de las enormes posibilidades de control que se han imbuido en el Dual Shock que te permiten, si el mech está bien configurado, hacer toda clase de esquives, fintas, giros, vuelos, carreras, ataques, embestidas, asaltos, ráfagas y demás variedades de movimientos que puedas imaginar. Lo que al principio parecía una máquina lentísima se puede acabar convirtiendo en un cometa del color del que lo hayas pintado.
I am… the Last Raven
El título del juego viene dado por la situación en la que te encuentras: Eres un Raven que tiene que decidir a qué bando apoya en un mundo en el que apenas quedan treinta guerreros como él. Porque, al fin de al cabo, no eres sólo tú quien elige bando sino también todos los demás Ravens que quedan en el mundo.
Desde el principio puedes conocer a quiénes van a ser tus enemigos o aliados leyendo los informes que hay acerca de ellos que hay en los registros. Así se puede ver quiénes están en cada bando o qué armas puedes esperar que lleven en un posible combate contra ellos o incluso sus tácticas de combate habituales.
En cada capítulo del juego se te da a elegir entre dos o más misiones, según para qué bando sea. Así puedes encontrarte en la tesitura de luchar contra Vertex, con el riesgo de que éstos te la tengan jurada en el futuro; pelear contra La Alianza pero que en el futuro le pongan precio a tu cabeza o pelear simplemente para sobrevivir sin elegir bando concreto o luchando contra los señores de la guerra o los cazadores de recompensas que van tras de ti.
Sea cual sea tu elección, los Ravens irán muriendo uno a uno, cosa que podrás comprobar en los informes según vayas avanzando en el juego, hasta que al final sólo quedarás tú para luchar contra la amenaza de los “Pulverizadores”, el as en la manga que Jack’ O usaba para amenazar a La Alianza.
Este punto le da un gran dinamismo al argumento del juego, lo que logrará que te sumerjas en su complejidad. Tan pronto como acabes con un enemigo, sus compañeros se te echarán encima, te mandarán mails amenazantes, te tenderán trampas, te felicitarán tus jefes o te retarán a duelos… como sea, no podrás evitar el conflicto. Todo ello para acabar alcanzando uno de los seis finales del juego…
Pero, si aún así, no te apetece meterte en esos fregados puedes elegir la otra opción: Las peleas en la Arena. Allí podrás ir luchando contra treinta oponentes en duelo singular, cada cual más difícil que el anterior y con especificaciones cada vez más complejas. Estos combates son altamente satisfactorios porque las tácticas a usar, normalmente, son diferentes a las usadas en los combates reales. Son mucho más competitivos y bastante más complicados, mostrando una gran variedad.
Gráficos y demás artes
Gráficamente, AC: Last Raven es correcto. No es una joya pero, para lo que es, su apartado gráfico es muy bueno. Ya sean los mismos mechas a los que podemos distinguir los modelos de sus piezas y armas con un simple vistazo (de hecho, la mayor parte de las veces puedes construirte los AC enemigos sin mayor problema) ya los escenarios, bien ambientados.
En cuanto a música… no destaca. Su banda sonora es de corte muy electrónico y la mayor parte de las veces pasa desapercibida. Mala no es pero no te pararás a escuchar lo que suena sino que te dedicarás a que no te machaquen.
Por último, mencionar la impresionante Intro del juego, completamente en CG donde se nos muestra un combate que, tras jugar un tiempo al juego, nos damos cuenta de que es perfectamente factible que tengamos una pelea muy similar. Realmente espectacular.
Intro de AC: Last Raven
Marchando hacia la batalla
En conclusión, Armored Core: Last Raven no es un juego para cualquiera. Resulta demasiado complicado para el jugador medio y va más enfocado para todo aquel que deseé un desafío para sus habilidades, admiradores de la táctica de combate (servidor se incluye en este grupo) o amantes de la maquinaria en general.
Además, en comparación con juegos anteriores, resulta ser algo más sencillo de manejar o, al menos, de financiar. Explícome: En los anteriores juegos si había algo que faltara, eso era el dinero necesario para hacer los cambios a tu mech (mi pesadilla: Armored Core: Silent Line… allí conseguí acumular saldo negativo en algunas misiones). Sin embargo, en AC: Last Raven te dan cantidades importantes de dinero en cada misión y no te cobran tanto por las municiones. Y si llega a darse el caso de que acabas en punto muerto y no hay posibilidad alguna de conseguir fondos en según qué parte del juego, cada vez que pierdes la partida se te da la opción de comenzar el juego desde el principio con todas las partes, armas y dinero que tenías al perder.
Ya lo advierto: No es un juego para mojigatos pero, una vez dominado, te entra una alegría tremenda al poder confrontar a un AC enemigo en igualdad de condiciones.
Hasta más leer.
Combate contra dos AC
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