Análisis de Project Zero
Tecmo se introdujo por la puerta grande en el género de los Survival Horror en 2002 (2001 en Japón), gracias a Project Zero (Fatal Frame fuera de Europa), una terrorífica aventura en la que deberemos desentrañar los misterios de una tenebrosa mansión, enfrentándonos a seres espectrales con la única ayuda de una cámara de fotos muy especial.
Project Zero nos invita a asumir el papel de Miku, una joven cuyo hermano desapareció en extrañas circunstancias en una mansión apartada, en la que se encontraba investigando los terribles sucesos acaecidos en el pasado, relacionados con rituales satánicos, muertes violentas y rumores de apariciones espectrales. En realidad, el jugador será testigo de primera mano de lo que pasa con Mayufu, el hermano de Miku, en una especie de prólogo de corta duración, en el que podemos tomar contacto con el control del juego, para poco después repetir la entrada en la mansión pero con Miku, que será la verdadera protagonista de Project Zero.
Tan pronto como comencemos a explorar, iremos encontrando documentos y cintas de casete, con los que poco a poco conocer los descubrimientos de aquellos que trataron de resolver el misterio de la mansión, pero se quedaron en el camino. De este modo sabremos que los ritos satánicos realizados giraban alrededor del conocido como “ritual del estrangulamiento”, aterradora manifestación de un culto extraño que culminaba con la terrible muerte de una joven.
Pero si todo consistiera en encontrar cintas y papeles la cosa no daría mucho miedo, así que también harán acto de presencia los fantasmas de gente fallecida y que no pudo encontrar el descanso eterno, y a los que deberemos eliminar con la ayuda de una cámara fotográfica dotada de misteriosos poderes y que perteneció a la madre de Miku. La exploración y los enfrentamientos con los fantasmas se completan con la resolución de puzzles, de dificultad bastante variable, y en algunos casos realmente bien planteados.
Project Zero presenta, pues, un desarrollo muy similar al que suele ser norma en el género de los Survival Horror, y presente en juegos tan famosos como los de la saga Silent Hill, o los Resident Evil anteriores al 4. Pero el rasgo que más define a Project Zero y que aporta un notable grado de originalidad es el sistema de combate, pues tomar buenas fotos de los espectros será lo único que nos permita acabar con ellos. La sensación de indefensión que esto genera es la culpable en buena medida del altísimo nivel de tensión; y es que podéis iros olvidando de colocaros en una esquina para que no os cojan por la espalda, ya que aquí los fantasmas atraviesan las paredes y nuestra cámara no, con lo que lo mejor siempre es un sitio amplio y despejado (no abundan precisamente), en el que además tendremos que dar vueltas constantemente, ya que la visión con la cámara es en primera persona. Entre todo eso, y que estamos constantemente envueltos en una ambientación capaz de acongojar al más valiente, la obra de Tecmo puede presumir de ser uno de los videojuegos que más miedo da.
Respecto a la exploración, la mansión no es muy grande, pero está muy bien concebida e iremos descubriendo nuevos lugares poco a poco, según vayamos obteniendo los objetos con lo que hacer accesibles pasos que con anterioridad suponían un obstáculo. El proceso de exploración resulta ser bastante lineal, ya que habitualmente cada nuevo descubrimiento nos abre acceso a un lugar determinado, y no suele haber demasiados caminos posibles. En mi opinión, esto es un acierto de Project Zero, pues hace que el desarrollo sea bastante ágil, y posiblemente resultaría un problema que fuese fácil terminar dando vueltas sin saber a donde ir.
Los puzzles, por su parte, son bastante variados, y van desde la búsqueda de combinaciones de números en los documentos a la resolución de paneles-cerradura, pasando por la habitual colocación de objetos en el lugar adecuado. En general son bastante lógicos, aunque hay algunos verdaderamente condenados que nos podrán causar más de un quebradero de cabeza.
El juego de Tecmo presenta un apartado gráfico muy cuidado, que tal vez no resulte impactante por su despliegue técnico (aunque sin duda da la talla), pero sí lo es por un trabajo artístico estupendo, por el cual se ha conseguido dar a los decorados, basados en decoración clásica japonesa, un aspecto verdaderamente realista, a la vez que hacerlos muy misteriosos, e incluso inquietantes, en buena medida gracias a unos logradísimos efectos de iluminación, tanto los que tienen de por sí los escenarios como los que derivan de la pequeña linterna que porta nuestra protagonista. A esto hay que sumar la realización de los fantasmas, que presentan un diseño aterrador y unos efectos de difuminado muy bien conseguidos.
Si los gráficos ponen la base a una terrorífica ambientación, el sonido pone la genial guinda al conjunto. Project Zero apenas tiene banda sonora, pero ésta es justo lo que necesita, una percusión de fondo que varía en intensidad dependiendo de las situaciones, llegando a su máximo en los enfrentamientos con ciertos enemigos o en secuencias puntuales especialmente concebidas para que saltemos del sofá con la tensión. Y si la música es poca, lo que hay por doquier son efectos de sonido, sencillamente espléndidos, y que nos harán poner los pelos de punta: aterradores gritos, crujidos del suelo, dramáticos lamentos, voces que nos llaman, etc., y que más de una vez conseguirán que nos llevemos sustos de consideración.
Ya hemos hablado mucho de la ambientación, pero es que es, sin duda, el aspecto más destacado de Project Zero. Ahora lo que toca es comentar algunas cosas sobre el control: el juego de Tecmo se maneja de una forma bastante cómoda para lo que estamos acostumbrados en los Survival Horror, y sin que ello suponga una merma de la angustia que la experiencia genera, y de la que es responsable la habilidad de los fantasmas para darnos el esquinazo, así como la propia ambientación, algo que supone una gran virtud. Miku se mueve con fluidez y siempre hacia donde nosotros queremos, las cámaras van por libre pero suelen ofrecer una perspectiva cómoda, y apuntar con nuestra máquina fotográfica es muy fácil, aunque luego no lo sea tanto dar caza a los fantasmas.
Seguir el curso de la aventura es fácil por la ya comentada linealidad, aunque hay algunos casos en los que es excesivamente complicado dar con la clave que nos es requerida para avanzar; sin embargo, esto no es lo normal, y en cierto modo viene bien para convertir a Project Zero en un buen reto, lo cual no debería suponer mucho problema en un juego que desde luego no está pensado para el jugador ocasional, y que además permite elegir el nivel de dificultad.
Su duración es bastante reducida, situándose en torno a 10 horas (que pueden ser bastantes menos en una segunda partida y si se juega con prisa), pero es una experiencia muy intensa que seguramente hubiese perdido fuerza con una duración artificialmente extendida, y nos habríamos cansado de dar vueltas en la misma mansión, aunque claro, también se puede criticar al juego por lo limitado del espacio en que se desarrolla.
Recapitulando, Project Zero es una de las mejores aventuras de terror que se hicieron para una consola, sabiendo ofrecer una jugabilidad muy alta y un desarrollo fluido a la vez que un altísimo nivel de tensión y buenas dosis de miedo. No podemos obviar que tiene muchas limitaciones, como un espacio de desarrollo excesivamente pequeño, un argumento que podía tener mayor relevancia, una duración no muy extensa o una protagonista que sólo puede realizar acciones muy simples; aspectos que suponen un cierto lastre, pero a los que se sobreponen las virtudes para conformar una experiencia que merece la pena probar.
Finalmente, añadir que Project Zero tiene fama de ser un juego que impone por sus altísimos niveles de terror, y conozco a varias personas que lo dejaron porque les resultaba excesivamente angustioso. Yo lo he jugado de noche y con las luces apagadas, y la verdad es que mete miedo, pero me parece un poco excesivo no jugarlo por ello. En todo caso, ahí queda la advertencia para aquellos a los que las películas de terror les provoquen pesadillas.
LO MEJOR
+ La ambientación es sencillamente sublime.
+ Pocos videojuegos son capaces de genera tal angustia y tensión.
+ El control es muy cómodo para tratarse de un Survival Horror.
+ La propuesta fue en su día muy original.
LO PEOR
– Nuestro personaje sólo realiza acciones muy básicas, y eso hace al juego algo repetitivo.
– La trama está bastante trabajada, pero apenas participamos en ella.
– La mansión termina por hacerse pequeña, igual que el juego.
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