Análisis de Dragon Quest VIII
Square Enix, 2006, RPG
Después de siete ediciones sin que Europa pudiese conocer un solo Dragon Quest, a la octava fue la vencida y la mítica saga de rol de Enix desembarcó en las Play Station 2 del viejo continente, aunque con año y medio de retraso respecto a su lanzamiento en Japón. Sin duda la fusión entre Square y Enix tuvo que ver en este lanzamiento, saliendo incluso traducido en perfecto castellano.
Dragon Quest VIII, subtitulado «El Periplo del Rey Maldito», es un RPG de la vieja escuela en casi todos sus aspectos, salvo en los gráficos, que hacen uso de cell shading para mostrar un aspecto visual acorde con los tiempos.
La aventura en la que nos introducirá este juego comienza cuando un diabólico bufón, de nombre Dhoulmagus, roba el cetro mágico del Castillo de Trodian. No contento con su hurto, y gracias a sus nuevos poderes, lanzará maldiciones a diestro y siniestro. De este modo convertirá al rey Trode en un pequeño monstruo; a su hija, la Princesa Medea, en una yegua, y a todos los demás habitantes del castillo en piedra. Tan solo una persona se salva de la maldición, un miembro de la guardia de Trode y que será nuestro personaje en la odisea que comenzamos para tratar de detener a Dhoulmagus y deshacer sus maldiciones. Aunque la princesa-yegua y el rey-monstruito nos acompañan durante todo el juego, no combaten a nuestro lado; sin embargo, pronto lograremos un equipo de cuatro miembros, con las incorporaciones de Yangus (un ladrón bastante gañán que promete lealtad al protagonista después de que éste le salve la vida), Jessica (una joven hechicera que se fuga de casa) y Ángelo, un templario mujeriego que abandonará la abadía de su orden. Éste va a ser nuestro equipo hasta el final del juego.
El desarrollo de la aventura seguirá las habituales pautas de los juegos de rol: En los pueblos y ciudades tendremos que obtener información, conversando con la gente, a la vez que mejoramos nuestro equipo dejándonos el dinero (un bien escaso, por cierto), en las diferentes tiendas. En campo abierto y las mazmorras nos esperan numerosas batallas, combates por turnos que surgen aleatoriamente y poco novedosos respecto a lo ya visto en otros juegos. Disponemos de varios tipos de ataques especiales y magias, y en algunos caso la estrategia será fundamental para poder derrotar a nuestros enemigos, aunque la mayoría de las batallas podremos vencer atacando sin pensar demasiado. Los combates en Dragon Quest VIII son muy numerosos, pero no todo en las mazmorras será pelear, y también nos encontraremos con varios puzzles que nos obligarán a estrujar la cabeza, aunque en ningún caso resultarán demasiado difíciles y se pueden superar sin problemas.
A la hora de valorar el apartado técnico, lo primero que hay que decir es que los gráficos son sobresalientes, no sólo por el estupendo diseño de personajes, a cargo del mítico Akira Toriyama (Dragon Ball, Dr. Slump…), sino por el vistoso empleo de la técnica Cel-shading, y por la belleza y variedad de los escenarios, que son una delicia visual. Es cierto que hay algo de popping (generación brusca de los gráficos) en los fondos, pero se entiende por la profundidad del campo de visión y no supone ningún problema. Tal vez los combates, tan espectaculares en otros juegos de este estilo, sean lo menos impactante a nivel gráfico, pues solemos luchar en escenarios muy vacíos y con una perspectiva que se hace repetitiva. En todo caso, pocos RPG´s de la generación lucen tan bien como Dragon Quest VIII.
Respecto al sonido, debemos hablar de una buena banda sonora, pero a la que le falta claramente variedad y que muchas veces acaba haciéndose repetitiva. Tampoco tiene melodías de las que a uno se le quedan grabadas, pero en general ambientan bien. En cuanto a las voces, están en inglés, pero encajan a la perfección con los personajes y son muy divertidas.
De los aspectos jugables, lo primero a lo que hay que referirse es a un control impecable, siempre cómodo y sin problemas, con un buen movimiento del personaje y las cámaras, y un eficaz sistema de comandos para los combates y menús para la planificación. La estructura de la aventura, su nivel de dificultad y su equilibrio también están a la altura, siendo un juego fácil de seguir, que supone un reto, pero sin pasarse. Lo único que de verdad se le puede echar en cara en este sentido, y que puede resultar un hándicap importante, es el exceso de batallas, que no se pueden evitar al no ver a los enemigos, y que fácilmente terminan cansando, pues pese a que disponemos de bastantes posibilidades, acabaremos repitiendo lo mismo una y otra vez. Una pena, porque con unos combates algo más activos, podía haber quedado un juego redondo.
Algo similar pasa en el argumento, que está bien planteado y tiene varias historias emotivas e interesantes, pero que podía haber dado mucho más de sí. Los personajes tienen mucho carisma y hay diálogos geniales, pero la trama resulta excesivamente tradicional y no termina de enganchar del todo, aunque con ello no queremos decir que sea mala, simplemente que nos parece que las hay mucho mejores.
A modo de conclusión podemos decir que Dragon Quest VIII es uno de los mejores RPG´s de Play Station 2, un juego muy largo, lleno de misiones secundarias y con unos protagonistas geniales. Pese a ser muy tradicional, sus gráficos son excelentes, aprovechando bien el potencial de la máquina de Sony. Es cierto que podría haber sido una verdadera maravilla de no ser por ciertos defectos, pero eso no es suficiente para que no sea un juego altamente recomendable.
LO MEJOR
+ Muy buenos gráficos, especialmente en algunos escenarios.
+ Personajes de genial diseño y con mucho carisma.
+ Duración extraordinaria, llegando fácilmente a las 50 horas.
+ Tiene el sabor añejo de los míticos RPG´s.
LO PEOR
– Los combates acaban cansando.
– El argumento es bastante tópico y previsible.
Review de Dragon Quest VIII (PS2) – Pixfans
Deja tu huella
Crea tu avatar