El Cosplay casposo y cutre
(Pikachu, el amigo de los niños)
No lo podemos negar: el cosplay está de moda. Es curioso. De los japoneses no se nos ha pegado la laboriosidad, la eficiencia, el respeto a los mayores o la educación. No. Las principales aportaciones del país del sol naciente a la cultura universal son: el manga-anime, el karaoke, la play station… y las cosas frikis (cuya existencia agradezco).
Antes de la invasión japonesa, el friki (del inglés freak, rarito) era una persona respetada. Vamos, una subclase de marginado social que contaba con algunas variantes: estaba el de Star Trek, el de Star Wars… Los roleros y góticos no, porque antes de ser minorías sociales políticamente correctas (como diría la grandísima Guilisbaenre, que los dioses nos la cuiden), se encontraban incluso por debajo (exactamente con los satanistas, entonces minoría social tan poco respetada), los asesinos en serie y los violadores de ancianitas, junto con todos aquellos que iban a llevar al país a la ruina. Ahora sólo quedan en esta categoría los representantes de cualquier nacionalismo o, en su defecto, cualquier librepensador con dos dedos de frente (una contradicción en sí misma, lo sé).
Sin embargo, ser un friki en nuestros días es algo normal. Sano, incluso. Cuento los días para que algún ministro de cultura de este país diga estas mismas palabras. Efectivamente, en un mundo en el que se rompen los lazos antiguos de sociabilidad; en un mundo que camina hacia la globalización y la nadería más absoluta; la pertenencia a un grupo, por mínimo que sea (por ejemplo: grupo de amigos de las judías del país) supone, automáticamente, ascender a la categoría de friki (ej: frikis de las judías del país). El paso siguiente es el reconocimiento por parte de la sociedad (ej: federación de frikis amigos de las judías del país) o por los organismos oficiales (ej: sociedad general de frikis amigos de las judías del país) de su existencia como minoría social. En estadios más evolucionados (todavía no alcanzados, gracias a los dioses del Olimpo), se prevé el reconocimiento de los frikis como realidad nacional (ej: País/Nación de los frikis de las judías) o incluso como religión de masas (ej: Santa y Friki Iglesia Judianista, dicho sea esto desde el respeto a todos los judianistas y a Su Santidad Judiánica Hulk Hogan, que abajo vemos machacando al malvado Harry Petas).
Desde fRiKi wOrLd, nuestro objetivo ha sido siempre (y lo seguirá siendo), el estudio de esta realidad social tan viva como es el frikismo en todas sus vertientes. Riéndonos de los demás, con los demás y de nosotros mismos, pretendemos hacer ver cómo el frikismo, en realidad, es algo más que una moda pasajera. Se trata, tal vez, de la más refinada expresión de nuestra libertad individual y, al mismo tiempo, de nuestra estupidez como seres humanos. ¡Parias de la Tierra! ¡Sacad el friki que lleváis dentro!
Sin más dilaciones, hoy vamos a tratar el cosplay. ¿Que qué es lo que es? Sencillo, la materialización del friki que llevamos dentro a partir de nuestra indumentaria. Es decir, que si antes nos disfrazábamos en Carnaval, ahora hacemos cosplay todo el año. ¿Capisci? Pues bien, veamos algunos ejemplos de cosplay, pero del cutre (la verdad es que hay gente que se lo curra mucho, pero de esa hablaremos otro día).
Hay muchos tipos de cosplay: están los superhéroes, los personajes de anime/manga, los de los videojuegos, etc, etc, etc. Realmente, el cosplay no tiene fronteras, con lo que nos podemos encontrar un cosplay de casi cualquier cosa. Sin embargo, el mundo de los videojuegos es uno de los más prolíficos. Todo empezó hace mucho tiempo, mucho tiempo, con las primeras consolas (portátiles o no) y aquellos magníficos juegos pixelados.
Mario, de la compañía Nintendo, fue uno de los primeros en alcanzar la fama, pero la cosa degeneró cuando se hizo con el entrañable personaje un misterioso individuo llamado Caamaño, actualmente en paradero desconocido. La polémica se desató cuando Caamaño realizó un posado erótico para la revista Interviú compartiendo secretos bien guardados por Nintendo.
A mayores, la cosa se agravó cuando, en una crisis alcohólica, Mario-Evil Caamaño apalizó en una noche de farra a su más duro competidor: Sonic, de la compañía Sega. El suceso, en el que se vieron envueltos, además, su hermano Luigi y sus amigos Yoshi y Link, hundió en la miseria la carrera de Mario, relegándolo entonces a una dura existencia en la que tuvo incluso que rebajarse a hacer juegos como el Mario Kart para poder salir a flote. Sonic se encuentra actualmente en paradero desconocido, y se cree que se hace pasar por profesor universitario para no ser perseguido por los miles de fans que Mario tiene en el mundo.
Mario y sus amigos linchando a Yoshi. Fotografía filtrada a la prensa japonesa.
Mario al ser sorprendido por la policía y el estado lamentable en el que quedó Sonic tras el suceso. Nunca se recuperaría de las durísimas secuelas físicas y psicológicas. (Imágenes de archivo – Agencia Reuters)
El “incidente Mario” acabó también con la carrera de Link (que se dió al alcohol) y con la de su esposa Zelda (a la comida), condenados desde entonces a actuar en ferias frikis y festivales varios.
El alcohol y las drogas acabaron también con otros personajes, como Tifa, del Final Fantasy VII o Mai Shiranui, de SNK, que sufrieron una dramática obesidad post-adicción.
(Imágenes: Agencia EFE)
Mientras que Dan y Honda, de CAPCOM, agudizaron los síntomas precedentes de desequilibrio mental y obesidad mórbida.
(Agencia Magnum, siempre caracterizada por el impacto social de su trabajo)
La Guerra Civil CAPCOM VS. SNK acabó con los demás personajes.
Desde luego, si el mundo del videojuego se encuentra en un estado deplorable, lo mismo podemos decir de las frágiles y delicadas flores de Sailor Moon…
…necesitadas de una liposucción.
La enorme pérdida de popularidad que supuso el estreno de Dragon Ball GT trajo consigo el declive de los superguerreros Saiyan, que, obligados a ganarse la vida, sufrieron los dañinos efectos de haber trabajado como conejillos de indias de compañías como Procter & Gamble (la del HS), Loreal, Johnson & Johnson… (recordad, niños, experimentar con animales está mal, pero con vagabundos y sectores sociales marginales no). En la actualidad, sus cabellos sufren un exceso crónico de volumen.
Asimismo, el exceso de entrenamiento (y de consumo de anabolizantes) de Gai sensei (Naruto), en su afán por superar a Kakashi sensei una vez más, ha causado en él adversas secuelas, como exceso de producción de melanina o pérdidas ocasionales de orina. Gai, desde aquí te animamos a hablar con Conchita Velasco, que tiene unas Teena Lady cojonudas.
(Para los que no sepan inglés, W(hat) T(he) F(uck…), esto es: ¿pero qué cojones…?)
Bueno, Gai sensei no ha sido el único que ha sufrido serias e irreversibles transformaciones en cuerpo y mente, muchos otros personajes se ocultan de la sociedad y han adoptado nombres falsos en teniendo en cuenta el deplorable estado en que se encuentran.
(Fuente: La Voz de Galicia. Edición Coruña)
Apéndice I: Bricomanía. Cómo hacer tu propio Cosplay
Primer Año
Paso uno: Coges una caja de cartón.
Paso dos: Te metes dentro.
Disfraz 1: Caja de Metal Gear. Todo un clásico.
Segundo Año
Paso uno: Coges la caja del año anterior.
(Excepción al paso uno: La coges si no te la dejaron perdida de cerveza, cubata y/o vomitona en las fiestas del pueblo del año anterior.)
Paso dos: Le haces tres agujeros.
Paso tres: Te metes dentro.
Disfraz 2: Robot Gundam (Requisito post-producción: poner cara amenazante).
Tercer Año
Paso uno: Coges la caja de los años anteriores.
(Ten en cuenta la misma excepción de antes.)
Paso dos: La recortas.
Paso tres: La recubres con papel de aluminio.
Paso cuatro: Te metes dentro.
Disfraz 3: Caballero de bronce (¿lo del medio es también un tío?).
Cuarto Año
Paso uno: Coges la caja de los años anteriores.
(Excepción antes citada.)
Paso dos: Le quitas el papel de aluminio.
Paso tres: Como se quedará hecha un asco te la atas alrededor del antebrazo izquierdo.
Paso cuatro: Te pones en la cabeza un fular de tu abuela/madre y el disfraz que tu hermano/primo pequeño vistió en los carnavales de preescolar del año anterior.
Disfraz 4: Samus. Ahora sí que eres el alma de la fiesta.
Apéndice II: Ojo con los otakus
Este aviso va dirigido especialmente a las chicas-cosplay, hay mucho depravado suelto.
Pregunta: ¿Por qué este pervertido se parece tanto a Wilson? Fijaos, es él en sus vacaciones en Japón. ¿Aprendería allí a hablar ese idioma tan raro que usa?
Por otro lado, debéis tener en cuenta que el cosplay levanta muchas pasiones, sobre todo entre la población masculina, y si no lo creéis…
Durante la infancia, las emociones intensas se suelen manifestar físicamente en la pérdida temporal de control sobre los esfínteres.
Creo que con esto, está todo. ¡Hasta más ver!
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