Windjammers: pasión por el disco
Hay juegos que no necesitan ser extraordinariamente conocidos para divertirnos de lo lindo. Son juegos que pasan en cierta medida desapercibidos pero que después de probarlos, no podemos olvidarlos. Todos conocemos y conoceremos cientos de esos títulos, en los que a veces el boca a boca juega una función muy importante. Windjammers (también conocido como Flying Power Disc, según el territorio) de Data East es uno de esos títulos y se basa en una premisa realmente simple: lanzar el disco volador o frisbee para marcarle un tanto a nuestro rival. Y no hace falta que sea verano para disfrutarlo….
Decía al principio de la introducción en cierta medida porque éste es uno de esos juegos con muchos seguidores pero que siempre han estado a la sombra de los grandes títulos. Aún recuerdo cuando hace ya algunos años encontré la recreativa en un bar, en las típicas vacaciones veraniegas familiares. Me llamó la atención su planteamiento original, tanto por el género tratado -porque lo que más predominaba en las recreativas eran los beat o shoot ‘em up- como por los espectaculares tiros especiales. Después de conseguir un par de monedas, me decidí a probarlo y quedé enganchado completamente. Lo cierto es que la recreativa podíamos encontrarla en muchos salones y bares de la época, y aunque en su momento no pude hacerme con una Neo Geo para poder jugarlo en casa, años más tarde lo encontré en una sala de recreativas, cuando estaban ya en completa decadencia y a punto de desaparecer. Pese a que los gráficos no estaban a la altura de las nuevas generaciones, seguía conservando toda su frescura y es un título que permite rejugarlo una y otra vez (como puede ser por ejemplo la saga Mario Kart, algún que otro puzzle o juego de lucha, etc.)
Pero vayamos al grano. Windjammers es un videojuego «deportivo» y aunque se podría definir como una mezcla entre tenis (o más bien squash por el tema de que el disco puede rebotar en las paredes) fútbol y el pong, la cosa va más allá; siendo una recreativa made in Neo Geo, el resultado de esta fusión no podía ser más estilo arcade.
La pantalla se divide por la mitad, con una red que nos separa las dos partes del campo y en la que se encuentran los contrincantes. Cada uno de ellos defiende sus porterías de 3 puntos, amarillas y anchas, y rojas de 5 puntos más estrechas. También podemos hacer un globo (un lanzamiento suave de disco ) y si el rival no lo coge a tiempo y éste cae al suelo nos llevamos 2 puntos. Existen diferentes estadios: cemento, arena, tierra, parqué, hierba etc. y ocurre algo parecido al tenis, donde según el terreno deberemos jugar de una manera u otra porque las condiciones cambian. Cabe destacar que el creador del actual juego llamado «10-S» donde se utiliza el disco volador y con sus propias reglas y normas, se quejó de que nadie le avisó sobre la salida de Windjammers, que según él estaba claramente basado en su idea.
Cada partido se divide en tres sets, con 12 puntos o por mayoría de puntos al acabar el tiempo ganamos un set y hay que ganar dos de ellos para pasar a la siguiente ronda. Si empatamos al final de la partida gana el ordenador, lo habitual en los arcades para que echemos otra moneda, vamos. Puede que os parezca corto decir que cada set dura 30 segundos, pero el ritmo del juego es realmente frenético y en un segundo se puede decidir un partido.
Naturalmente, según nuestro grado de habilidad o experiencia en Windjammers (pese a que es fácil empezar a jugar) escogeremos uno de entre los 6 personajes disponibles, cada uno de un país diferente. A destacar la participación del español Jordi Costa con sus míticas frases «¡perfecto!» o «¡ya es mío!» comentado anteriormente en el artículo de Pixfans sobre personajes españoles en los videojuegos). Si somos novatos, lo mejor es hacernos con la chica japonesa o el intrépido coreano, ambos muy rápidos pero con poca potencia de tiro. Sus tiros especiales son difíciles de atrapar por lo rápidos o mareantes que son, pero si nos anticipamos a ellos no habrá problema.
Si somos jugadores avanzados, mejor coger al señor Costa o al participante italiano. Ambos ofrecen un buen equilibrio entre potencia y rapidez y con un buen tiro especial. Ya por último si somos expertos mejor escoger a los participantes de Alemania o Estados Unidos, pero es mejor que sepamos lo que hacemos. Aunque su lanzamiento de disco habitual es muy potente y el tiro especial es muy difícil de parar, son pesos pesados y se mueven igual de rápidos que un camión al lado de un Ferrari. Al jugar contra la máquina el contrincante final es siempre uno de característica opuesta para hacernos sufrir lo impensable. Por cierto, destacar las fases de bonus como la de derribar bolos o el lanzamiento de disco en la playa para que lo coja nuestro perro al vuelo. No podían faltar como en cualquier otro buen arcade que se precie.
Lo realmente bueno del juego se veía a dos jugadores. Con dos personas que lo dominen se incrementa mucho el ritmo del partido y el espectáculo visual es bastante llamativo dado que ambos sabrán realizar tiros especiales constantemente. Eso sí, hasta el último momento es difícil saber quién será el ganador. Mención especial merecen los antológicos «piques» que se formaban hace años en los salones y bares, con un montón de gente alrededor de la recreativa. Más te valía dominar el juego porque podía llegar un espabilado, retarte y si te ganaba podía seguir jugando tu partida.
Ocupándonos de la parte técnica, decir que los gráficos en 2D no son nada del otro mundo hoy en día, pero en su momento lucían realmente bien para no tratarse de un juego de lucha y eran efectivos. Aunque en las máquinas domésticas de 16 bits podíamos encontrar títulos con un apartado gráfico parecido, esa brillantez con gráficos coloridos en 2D tan característica sólo estaba al alcance de la placa Neo Geo.
Quizá sea el sonido el aspecto que se lleve la peor parte y no porque los samples sean malos ni muchos menos. De hecho éstos se te graban más en la mente que la propia música que, aunque cumple perfectamente con su papel y le va como anillo al dedo a la acción trepidante del partido, se echan en falta más variedad de temas. Y en cuanto a la jugabilidad, poco se puede decir a parte de que es prácticamente perfecta ya que el personaje responde muy bien a nuestras órdenes. Mejor con el joystick que con un pad para realizar los tiros especiales, eso sí.
Data East, compañía japonesa desaparecida hoy en día por problemas económicos y responsable de títulos añejos como Joe & Mac, Street Hoop, Fighters History o Spin Master entre muchísimos otros, nos brindaba en 1994 esta divertida genialidad que más tarde pudimos disfrutar en versión doméstica en Neo Geo, tanto en cartuchos como en CD. Sin duda Windjammers forma parte del catálogo de la compañía japonesa de una manera muy digna.
Por último, recordaros un par de cosas. La primera es que si queréis recordar viejos tiempos o simplemente tenéis curiosidad, sabed que aparte de tirar de emulador, podéis encontrarlo fácilmente hoy en día y a un precio que no se dispara demasiado. La opción más genuina es jugar a la recreativa (de hecho, apostaría que más de un bar en nuestro país todavía la tiene funcionando) y si no que se lo digan al bueno de Jimmy que puede disfrutar de ella 😉
La segunda es que unos aficionados japoneses han realizado su propia conversión (u homenaje, mejor dicho) del juego, llamada Crazy Power Disc, de la que existen dos partes. Cuenta con tiros especiales aún más espectaculares y con gráficos estilo manga en alta resolución adaptados a la época actual. No es difícil encontrarlo en la red.
Y ahora sí acabo, id afinando vuestra puntería porque se acerca el verano… y el frisbee nunca pasa de moda.
Deja tu huella
Crea tu avatar