Tron
Quizás los más jóvenes no se acuerden, pero a principios de los ochenta se hizo la primera película basada en el ocio electrónico. Hoy día hablar de cine y videojuegos es sinónimo de películas de escasa calidad que intentan aprovechar el tirón de un título famoso para hacer taquilla (creando a veces verdaderas aberraciones). Sin embargo, el primer intento de unir celuloide y videojuego es considerado un clásico de la ciencia ficción, a pesar de que la repercusión en su época fue muy modesta, al igual que otras obras coetáneas como Blade Runner.
Tron es una película dirigida por Steven Lisberg y producida por Walt Disney. Se estrenó en 1982, el mismo año en que IBM presentó su primer PC, y entre su reparto están los actores Jeff Bridges (Starman, Ironman) y David Warner (Star Trek V, Titanic). Pero antes de empezar a hablar de la película detengámonos un poco en el contexto del momento; los salones recreativos estaban empezando a proliferar como hongos, y juegos como Pac-Man, Space Invaders o Donkey Kong tenían enganchada a toda una generación de jóvenes.
Steven Lisberg dirigía una empresa de animación, dónde se realizaban desde anuncios publicitarios hasta cortos de dibujos animados Estaban especializándose en una técnica llamada «backlight», que consistía en proyectar luz debajo de los acetatos de animación creando un efecto de neón sobre los dibujos. Steven quería hacer una película, y decidió escribir el guión de una producción que aprovechase la técnica «backlight» en un contexto relacionado con la electrónica y los videojuegos. Lo llamó «Tron», pues aquella palabra le recordaba a electrónica, aunque otros consideran que se basó en un término de Basic.
Lisberg presentó su proyecto a muchas productoras pero ninguna aceptó salvo la última que tenía en mente, Disney. La empresa del ratón Mickey mostró mucho interés en la idea de Tron, pues le parecía una buena forma de aprovechar el tirón de los videojuegos que había en ese momento, aunque antes hubo que demostrar la viabilidad de un proyecto tan rompedor. El director de Tron supo rodearse de muy buenos artistas, como Moebius y Syd Mead, que plasmaron su sello en toda la iconografía de la película, pero lo realmente novedoso, y que incluso asustaba a los animadores de Disney, era el uso que se iba a hacer de gráficos generados por ordenador.
Hasta esa fecha el uso de gráficos sintetizados era algo anecdótico en el cine, limitándose a recrear algunas escenas de películas de ciencia ficción como paneles de control o la simulación de una trayectoria de vuelo. Pero Tron era distinto. Por primera vez iban a verse en pantalla objetos reconocibles como motos o tanques, todo animado con acción y movimientos de cámara. Pero conseguir esto en 1982 no era tan fácil. Los ordenadores eran tan limitados que ni siquiera podían reproducir video digital. Los fotogramas de Tron se hacían uno a uno tras muchas horas de computación y era imposible verlos de forma animada en el ordenador. Las coordenadas espaciales se escribían fotograma a fotograma, objeto por objeto, y después se filmaban con un sistema parecido a la animación tradicional. Pero lo más complicado era unirlo todo con los actores reales y el “backlight”. Algunas escenas requerían hasta más de veinte capas que se superponían para crear un solo fotograma.
Los actores actuaban todo el tiempo bajo un fondo negro con unos trajes hechos a medida que más parecían un pijama. Tenían unas líneas oscuras que después, al pasarlo a negativo, se volvían transparente permitiendo el efecto “backlight”. Como nota curiosa también llevaban una “coquilla” cogida por un tanga, lo que resultaba un poco embarazoso para los actores masculinos (se hizo así para evitar que se marcara la ropa interior y los genitales). Durante el rodaje ningún actor osaba sentarse. Otra anécdota era que el plató de rodaje estaba lleno de máquinas arcade, por lo que era frecuente alargar las pausas de descanso para poder terminar una partida. Incluso el actor Jeff Bridges admite que solía decir “Esperad, que me estoy preparando el papel” mientras jugaba.
Mucho más tensa fue la labor de postproducción. Se trabaja casi a ciegas, pues no se empezaría el montaje hasta meses después de rodar todas las secuencias con actores. Una de las tareas más complicadas fue la realización de los gráficos digitales, ya que no existía un estándar y cada estudio trabajaba de un modo distinto. En total trabajaron hasta cuatro empresas diferentes que sólo podían realizar un tipo concreto de animación. MAGI/Synthavision, por ejemplo, sólo podía hacer gráficos basados en formas geométricas, y TripleI se dedicó a las formas más elaboradas como la nave solar. Lo sorprendente fue que a pesar de usar ordenadores y software diferentes el resultado fue muy armonioso y no se notan diferencias importantes entre los trabajos de los distintos estudios. Por desgracia la película ni siquiera fue nominada al premio a los mejores efectos especiales, porque se consideró que usar gráficos de ordenador era «hacer trampa», pero como dijo en una entrevista uno de los productores «Shakespeare no tenía un procesador de texto. Cuando estos surgen, no aparecen genios como Shakespeare. Hay que separar la creatividad de la tecnología«.
Donde sí hubo problemas fue en la emulsión del celuloide. Kodak fabricó un tipo de película especial (y nunca más usado) para Tron, pero pequeñas diferencias químicas entre los celuloides provocó que algunos fotogramas fuesen más claros que el resto. Esto parecía un error sin solución, pero Lisberg tuvo la genial de idea de incorporar un efecto sonoro cuando se producía esta distorsión, por lo que el fallo parecía intencionado para simular “imperfecciones digitales”.
Finalmente la película se estrenó el 9 de julio de 1983, pero las críticas no fueron muy positivas. Lo cierto es que Tron era un film difícil de entender para alguien que no tuviese ningún contacto con ordenadores o videojuegos. Además estaba el inconveniente de la creencia popular de que “el ordenador lo hace todo”, menospreciando la gran labor realizada en los efectos especiales. Por fortuna los más jóvenes no pensaban así, y la película pudo al menos recuperar la inversión de producción, aunque no fue ningún taquillazo.
Como era obvio la película contó con sus conversiones a videojuego. La versión arcade fue desarrollada por Midway, y simulaba las distintas pruebas de Tron como la carrera de motos o el ataque de tanques, aunque era muy limitado gráficamente. Un año después salió otra versión más avanzada técnicamente llamada “Discs of Tron”, con mejores gráficos. Curiosamente los videojuegos de la películas recaudaron más dinero que el film. Existe una versión de este juego para XboxLive!. Como curiosidad la empresa española Topo Soft lanzó en 1991 “Zona 0”, basado claramente en las carreras de motos de Tron.
Hubo que esperar a 2003 para que se desarrollara otro videojuego basado en el film, llamado Tron 2.0. El argumento era una secuela de la película y la programó Monolith Productions. Era un FPS que imitaba el diseño de la producción cinematográfico pero que al igual que ésta fracasó en ventas. Hubo una conversión para GBA. Aparte existen una gran variedad de juegos amateur sobre la película, generalmente centrados en las carreras de motos.
Lo cierto es que Tron sigue siendo un clásico imborrable de la ciencia ficción y que todo gamer o geek debe ver al menos una vez en la vida, aunque sin llegar al extremo de “Tron Guy”, un freak pionero en publicar sus excentricidades en la red.
Como prueba de su inmortalidad ahora mismo se está desarrollando otra secuela para la gran pantalla, llamada Tron Legacy. Esta vez el director será Joseph Kosinski, aunque Steven Lisberg, el padre de la criatura, seguirá presente bajo la labor de producción. La música será compuesta por Daft Punk y se prevé el estreno para 2010.
Fuentes
- «Making of Tron«, del DVD edición coleccionista de Tron, Buenavista/Disney 2002
- Tron Sector
- Wikipedia
- Amstrad
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