The Flintstones
Me atrevo a decir que la mayoría de los lectores de Pixfans hemos tenido una infancia bastante similar, colmada de las innovaciones tecnológicas aparecidas en las últimas cuatro décadas y que paulatinamente se fueron haciendo un hueco en cada hogar a medida que nuestros padres las iban adquiriendo – siempre que el bolsillo se lo permitiera claro está -. Pero si hay algo que nos caracteriza universalmente tanto a lectores como redactores fueron los videojuegos y los dibujos animados.
Bien famosa ha sido la historia de Los Picapiedras, enfocada en la vida de estos dos amigos conocidos en latinoamérica como Pedro Picapiedra y Pablo Mármol (o Fred Flintstone y Barney Rubble en su país de origen), creada por el estudio de animación Hanna-Barbera Productions en 1960. La temática congeniaba las costumbres sociales de los norteamericanos de mitad de siglo con una ambientación en la Edad de Piedra. Situaciones como las escapadas de Pedro y Pablo para jugar a los bolos, subirse a un autobús lleno de personas que usaban sus pies para impulsarse o las máquinas cotidianas que resultaban ser una mezcla entre dinosaurios y recursos de la época como madera y piedra sin dudas sacaban muchas sonrisas a chicos y grandes. Debido al enorme éxito que cosechó la serie en todo el globo durante varias décadas, cuando las consolas de videojuegos aparecieron las desarrolladoras vieron con buenos ojos llevar a la carismática familia de Piedradura al mundo videojueguil.
Justamente hoy les vengo a comentar en un vuelo rapaz sobre los juegos basados en esta serie que nos sacó más de una sonrisa a varios y que hoy en día sigue teniendo tanta simpatía como en aquel entonces.
The Flintstones: The Rescue of Dinno & Hoppy (Taito, 1991)
El primer juego de esta serie apareció en 1.991 para NES/Famicom, la consola de sobremesa estrella de aquel entonces. Taito fue la empresa encargada de convertir las aventuras de Pedro en videojuego y qué mejor que las plataformas para que el prehistórico hombre de piel y corbata hiciera gala de sus habilidades. Como el título respectivo lo indica, la historia nos pone en situación apenas comenzamos el juego, contando los sucesos de una tranquila tarde soleada donde los Picapiedras y los Mármol compartían junto al extraterrestre Gazú y que de repente se ve eclipsada por la llegada de un funesto personaje. Desde una máquina del tiempo voladora hace acto de presencia el Dr. Butler quien secuestra a las mascotas de ambas familias, el dinosaurio Dino y el canguro Hoppy para llevarlos al zoológico de criaturas prehistóricas de la Ciudad Órbita. Claramente antes de irse, el malvado personaje se toma el trabajo de desarmar en pedazos la máquina de Gazú para que éste no lo pudiese perseguir. La tarea de Pedro consiste entonces en buscar todas las partes de la máquina del tiempo para así poder traer de regreso a las mascotas.
Con esta historia un poco simplista, muy al estilo de los juegos de aquellos años, comienza nuestra aventura junto a Pedro acompañándolo en los ocho niveles que tiene el juego. Una vez superado el primer escenario, podremos recorrer el mapa para seleccionar el siguiente al que queremos dirigirnos, una propuesta bastante interesante y que rompe un poco la típica monotonía instaurada en los plataformas de aquel entonces. Los escenarios están repletos de obstáculos que debemos atravesar mediante saltos y escaladas. Pedro es un personaje bastante duro, y si, no es Mario tampoco el pobre. Con un botón atacamos y con el otro saltamos, pudiendo agarrarnos de las salientes manteniendo el botón de salto y cargar el mazo de madera si se mantiene el botón de ataque.
Desperdigados en los escenarios encontraremos diversos ítems, que van desde corazones que rellenan la barra de vida, comida que alarga la barra de poder del mazo para causar mayor daño y hasta armas arrojadizas que nos facilitan el combate a distancia. Estas últimas consumen las monedas que iremos recolectando a medida que acabamos con los enemigos de la fase (en tu cara Simón). Como todo juego de la época tiene su fase acuática (que a más de uno pone de los pelos) y sus fases bonus que particularmente fueron muy bien resueltas: En el mapa nos encontraremos tres estadios de básquet donde nos enfrentaremos a un rival mano a mano. Si salimos victoriosos nos regalará una habilidad especial que podremos utilizar llamando a Gazú poniendo el juego en pausa. Las habilidades de saltar, bucear y volar suelen ser bastante útiles para sortear algunos obstáculos que sin ellas seguro harían que quitemos el cartucho de la consola para enviarlo a volar como las aves del cielo a través de nuestra ventana.
Durante la aventura iremos reuniendo a los otros miembros del grupo, que nos darán información útil sobre el final boss de cada fase, aunque se echa en falta que sea Pedro el único personaje controlable. Musicalmente el juego goza de unas melodías muy buenas, que se aferran a lo más profundo de nuestro inconsciente a tal punto que después de jugar unas partidas nos encontraremos tarareando alguna de ellas, aunque en mi caso particular todavía recuerdo jugarlo de pequeño, descubriéndome de repente atónito cuando estoy silbando alguna melodía de forma casi inconsciente mientras hago mis cotidianidades.
The Flintstones: The Surprise at Dinosaur Peak! (Taito, 1993)
Siguiendo la misma línea del juego anterior los desarrolladores de Taito decidieron apostar nuevamente por la consola 8 bits de Nintendo, arriesgándose naturalmente en una apuesta de uno a diez (miren el año de lanzamiento y ya está todo dicho). En esta ocasión el buenaso de Pedro se encuentra en un aprieto un tanto menos conflictivo que en su anterior entrega: La historia nos sumerge en un día normal de su vida, cuando repentinamente sale en busca de su hija Pebbles y al ver que no la encuentra comienza a preocuparse. Sumado a esto aparece en escena el enano Pablo quien le pregunta si no ha visto a Bambam, a quien no puede encontrar por ningún lado. El nivel de preocupación de ambos se eleva a niveles insospechables (pongamos un toque de dramatismo) y salen en busca de los pequeños. Pebbles y Bambam se escapan y mientras disfrutan de su libre albedrío se pierden cerca de la base de un volcán (¿acaso no tenían otro lugar mejor?). Pedro y Pablo llegan al lugar cuando de repente comienza a erupcionar el volcán, separándolos de sus pequeños por un extenso río de lava ardiente. El objetivo consiste entonces en escalar el mismísimo Pico Dinosaurio y detener la fuente que genera la erupción interminable.
Lo más interesante de la historia que les acabo de contar es que la misma se desarrolla dentro del primer nivel del juego, mejorando en comparación con su primer entrega que se develaba todo el embrollo a través de unas escenas bastante bien logradas. Lamentablemente este primer nivel introductorio carece de final boss, algo que siempre se echa de menos cuando tenemos que criticar algo (así de puntillosos somos los que analizamos juegos). En esta segunda aventura se mantiene la jugabilidad del primero, con escenarios ambientados en dos dimensiones, armas secundarias y obstáculos por doquier.
La innovación más reseñable fue la incorporación de Pablo como personaje jugable (en esta no se pudo salvar el enano). Pablo se convierte en un complemento bastante necesario, quizás en el comienzo de la aventura sea utilizado en poquísimas ocasiones, pero adentrándonos en los niveles superiores veremos como alternar entre ambos personajes se torna moneda corriente o piedrolar corriente vaya uno a saber. Como su apodo lo indica, el “enano” puede superar obstáculos que Pedro debido a su talla no puede superar ni escondiendo su cabeza, así como también posee la capacidad de agarrarse de barrotes, subirse a ellos y utilizarlos como plataforma para saltar mientras hace un poco de equilibrio. Pedro prosiguió con la línea más tradicional manteniendo todas sus habilidades innatas. Otra de las incorporaciones que trajo el juego fue la recolección de estrellas desperdigadas en los escenarios. Con su recolección completaríamos la más sonada frase de Pedro “YABBA DABBA DOO”, otorgándonos una vida extra (santas cachuchas Batman, a no, esa no era la frase).
Esta segunda parte de las aventuras de Pedro y compañía no logró estar a la altura de su antecesor, cumpliendo con la maldición de las segundas partes. A nivel estético el juego no gozaba de la misma paleta de color del anterior, presentando unos escenarios con colores sólidos reflejando una nítida falta de luces y sombras. Si bien la jugabilidad fue pulida a través del sistema de cambio de personaje que con solo presionar el botón SELECT nos alternaba entre Pedro y Pablo, se quitaron elementos importantes como la utilización de monedas consumibles para arrojar armas secundarias, que se suplantó con una barra autocargable que si bien cumple con su objetivo, no termina de convencer. Asimismo las fases bonus tuvieron una ampliación, pudiendo ahora no solo enfrentarnos al antiguo rival al básquet sino también en un partido de hockey sobre hielo, todo esto en dos turnos, uno con Pedro y otro con Pablo. El tiempo del partido era menor que en la entrega anterior y su dificultad era un tanto más elevada lo que se agradece bastante (no está bueno ganar siempre haciendo zapatero con resultados 20 a 0). Otro de los puntos flacos del juego fue la linealidad del mapeado: Mientras que en la aventura anterior podíamos tener dos vías posibles para seleccionar el escenario que más nos pareciera, en esta ocasión el mapa solo era ilustrativo y se podía acceder a los escenarios en un orden determinado.
The Flintstones (Taito, 1993)
Para agosto de aquel mismo año los desarrolladores dieron una vuelta de tuerca más a las aventuras de estos amigos con nombres de Apóstol, eligiendo en esta oportunidad un sistema completamente diferente. Es así que los artistas de Taito siguiendo su tendencia continuista optaron por llevar las aventuras de Los Picapiedras a un sistema más potente y aunque muchos pensarían que la agraciada sería la consola Super Nintendo/Famicom, debo informarles que están bastante equivocados, pues Sega con su Genesis/Megadrive fue la privilegiada (depende de donde se lo mire claro está).
Nuevamente se apostó por un título de plataformas en dos dimensiones. A nivel técnico el juego supera con creces a sus antecesores, con personajes más detallados, escenarios llenos de color y una banda sonora muy a tono. La historia gira en torno a una serie de elementos que desaparecen y sus respectivos dueños solicitan la ayuda de Pedro, quien pareciera que se ve obligado a tener que cumplir con todos, completamente diferente al protagonista visto en televisión que le escapaba al trabajo siempre que podía. Asimismo existen unos extraños huevos de dragón que tienen un rol importante en el devenir de la historia y que ayudan a Pedro cada vez que nos encontremos con uno dentro de los escenarios, dándonos la habilidad de saltar a grandes alturas, planear y lanzar proyectiles desde su boca, todo esto durante un tiempo limitado.
Al comienzo de cada nivel se mostrará una pequeña escena donde nos ponen al corriente, así que nuestro objetivo es avanzar por el nivel esquivando todos los obstáculos que se nos presenten, algunos puestos muy a propósito complejizando endiabladamente el juego. En el final del recorrido nos vamos a topar con el final boss quien tras ser vencido nos entregará el elemento en cuestión. Para hacer frente a los enemigos y obstáculos, Pedro hace uso de las mismas habilidades que hereda de sus anteriores entregas, así que no será una novedad para los jugadores que hayan probado los juegos antes citados.
El título cuenta con seis fases de lo más variadas, destacándose el escenario acuático donde Pedro nos muestra sus habilidades de nadador profesional, destreza que aprendió con el tiempo porque en su primer aventura para NES carecía completamente de esta aptitud. Por otro lado, en esta ocasión Pedro sacará a rodar su genial Troncomóvil dejándonos una de las mejores fases del juego, de esas que se quedan grabadas a fuego en la memoria de los jugadores.
The Flintstones: The Treasure of Sierra Madrock (Taito, 1994)
Curiosamente a los genios de Taito no se les agotaban las ideas cuando de Los Picapiedras se trataba, así que nuevamente salieron al mercado con un juego que siguiendo la tradicional jugabilidad plataformera ahora traía consigo algunas novedades que constituyen un arma de doble filo para la crítica más avezada. Esta vez el juego fue lanzado para Super Nintendo, apostando nuevamente por la compañía que les dió el visto bueno desde un comienzo.
Apenas ver la pantalla inicial nos encontrábamos con un título que resaltaba a la vista: Posibilidad de multijugador, novedad absoluta. El sistema de juego permitía tener partidas junto a otro ser humano en formato físico y no como en nuestros tiempos que son todos entes ideales dispersos por la galaxia. Pedro y Pablo se sitúan en un mapa desde donde comienzan a avanzar lentamente como si de un tablero de un juego de mesa se tratase, lanzando una piedra de apenas tres lados para movernos por los casilleros. La mayoría de estos son fases donde el juego se remonta a los demás títulos de la franquicia, con escenarios plataformeros que atravesar mediante los conocidos saltos y golpes del mazo de madera. Cada fase es un reto, aunque los primeros niveles para quienes hayan probado alguno de los anteriores, seguro se las pasan con los ojos vendados.
La historia nos narra a través de una cinemática bastante decente, como en una de las reuniones de la Logia de los Búfalos Mojados (The Water Buffalo Lodge’s) el líder expresa su inminente retiro y anuncia que existe un cofre que alberga un tesoro importantísimo. Quien logre encontrar el codiciado cofre podrá ocupar su puesto como líder de la logia. Dichas esas palabras todos los miembros de la logia salen corriendo en busca del citado premio y Pedro junto al enano Mármol no se quedan atrás.
Precisamente el juego consiste en vencer a los jefes de cada uno de los mapas que debemos atravesar, esquivando todo tipo de obstáculos, como las casillas con forma a calavera que nos enfrentan con un reto complejo o un mini boss, o las queridísimas Wilma y Betty que merodean por la zona con la intención de reprender a los vagos de sus maridos. Así que están avisados, si las ven cerca mejor evadirlas porque se llevan a su respectivo marido a dar un paseo por el mapa dejándolo en una posición muchas veces desfavorable.
Cabe destacar que el juego si bien gana en muchos aspectos, como el multijugador por turnos, las casillas de minijuegos o la utilización del genial Mode-7 para realizar el modelado de los escenarios de competencias en donde Pedro y Pablo se baten a duelo contra reloj, suele ser bastante repetitivo y el tener que atravesar el mapa de a un casillero en su mayor parte molesta bastante.
Curiosidades
Como se bien que a muchos de los seguidores de Pixfans les gustan los datos rebuscados y los detalles que hacen de un juego del montón un bicho raro, aquí les traigo un par de datos curiosos:
- En una de las fases de The Rescue of Dinno & Hoppy (no voy a decir cual para que no pierda el encanto) Pedro se encuentra con otro personaje emblemático de los estudios Hanna-Barbera y que a más de uno nos sorprendió cuando lo encontramos.
- En The Surprise at Dinosaur Peak! si nos encontramos con una vida extra en el escenario y cambiamos por Pablo veremos que… el sprite del objeto sigue teniendo la figura de Pedro. ¿Será un caso típico de discriminación?, ¿habrán menospreciado la figura de Pablo?. Cuestiones sin resolver aun en la actualidad.
- La primera aventura vista en NES fue la única que no tuvo secretos dentro de cada escenario, mientras que las restantes tienen ciertos lugares específicos, de difícil acceso claro está, que nos transportan a lugares con objetos para facilitarnos un poco el trabajo (ahora pedimos a gritos que complejicen los juegos).
- The Flinstones para Megadrive fue el primer juego que no trajo consigo los menús en la parte inferior de la pantalla. Por esto la barra de poder que mostraba la intensidad de los golpes del mazo de Pedro en sus dos primeras aventuras quedó reemplazada por la intensidad del brillo del mazo. Asimismo The Surprise at Dinosaur Peak! fue el único juego en que al cargar el mazo al máximo de su poder Pedro hace vibrar toda la pantalla tras el golpe, dato curioso por donde se lo mire.
- La segunda aventura vista para NES se caracteriza por ser uno de los juegos más buscados de todo el catálogo de la consola. Esto no se debe a que el mismo saliera en edición limitada o por ser uno de los juegos más queridos por el común de los jugadores del mundo. La rareza del juego radica en que no fue lanzado al mercado para su comercialización: La idea de Taito fue que el mismo se alquilara en los centros de Blockbuster que estaban de moda por aquel entonces con los VHS que eran furor. Es por este motivo que hoy en día las subastas del título en cuestión en Ebay rara vez terminan en valores inferiores a los U$S500. Así que si tienes en tú catálogo de juegos retro una copia original de este título, que no te suceda algo como a Pix el gamer:
Conclusiones finales totalmente SUBJETIVAS
Estoy viendo que el título del cierre me está quedando algo impreciso, ya que todo el artículo está cargado de momentos totalmente subjetivos, aunque bueno, que siga así que más da. Hablando de los juegos en cuestión y como miembro de años en el mundo gamer, debo decir que hasta en la actualidad los juegos de los Picapiedras dejan un buen sabor en boca a todo aquel que busque un momento de diversión sin muchas complicaciones, más aun cuando esto se puede unir con la experiencia de ver a esos personajes que nos hicieron divertir tanto en nuestros primeros años de existencia.
Seguramente más de uno va a terminar de leer estas líneas y va a salir corriendo a disfrutar de estos grandes éxitos en su emulador, y para el goce de todos la emulación de cada uno es casi perfecta, no atreviéndome a generalizar diciendo que es perfecta debido a que jamás la pantalla de la computadora se va a equiparar a la experiencia de tener la consola enchufada a la televisión de tubo que nos hacía maravillar y que junto a las melodías de 8 y 16 bits conjugaban los mejores estímulos que nuestro sistema sensorial podía captar.
Fuera del artículo han quedado muchos juegos más de la franquicia, incluídos los lanzados para consolas portátiles. Posiblemente si les gustó este estículo realice una segunda parte hablando del resto.
Nada más que decir, solamente agradecer enormemente la labor de la productora Hanna-Barbera por llenar nuestra infancia de momentos de felicidad y a la gente de Taito por brindarnos horas de diversión a raudales.
El Easter Egg del artículo
Casi me olvido, como el artículo era un poco largo y muchos no se lo van a tomar en serio, escondí un Easter egg por ahí para poner interesante la cosa, aunque esta vez va algo fácil… ¿te animas a poner la frase en tu comentario?.
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