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La puntuación en los videojuegos es algo que ha existido prácticamente desde los inicios del mundillo. Se han extendido por infinidad de títulos y géneros, aunque en los que más presencia tenían eran en los arcades y los plataformas.

Antes de que existieran los logros, la única forma de mostrar los hitos conseguidos por un videojugador era comprobar sus mejores puntuaciones, ya que cuanta más alta, más talento demostraba tener. Además de que, al obtener puntuaciones elevadas, el videojuego te solía recompensar con vidas o extras para facilitarte el completar el resto del videojuego. Leer más

Las pantallas extra (bonus stage, pantallas de bonificación, bonus levels o como le queráis llamar), suenan mucho a los noventa. Tal y como indica su nombre, eran pantallas que te ibas encontrando en el transcurso del videojuego entre las pantallas normales, a veces sin tener que hacer nada y otras teniendo que cumplir ciertos requisitos durante las pantallas “normales”. Su principal función solía ser la de obsequiarte con un extra (vidas, continuaciones, objetos especiales…) para facilitarte el transcurso de la historia.

Solían ser un reto añadido y no obligatorio para poder completar el videojuego, con un solo intento y sin la penalización de perder vidas si se fracasaba. Las había de todas clases, pero un servidor recuerda con cariño unas cuantas, que os voy a presentar a continuación. Leer más

Todos nos hemos pegado una viciada intensiva de horas alguna vez en nuestra vida (incluso varias veces), y las disfrutamos como niños. Se ha demostrado que los videojuegos pueden influir positivamente en ciertos aspectos, como mejorar la capacidad de resolución, fomentar el trabajo en equipo, la agudeza visual, la concentración, la originalidad o la coordinación, entre otros.

Pero hoy nos vamos a centrar en uno de los aspectos negativos: las “enfermedades” que se derivan del uso intensivo de videojuegos, dividiéndolas en dos partes, las que, digamos, son catalogadas como “oficiales” y las que no. Leer más

Como todos los mensajes subliminales, nunca se va a poder demostrar con plena certeza si son verdad o no, salvo confirmación oficial, pero siempre se han utilizado para pasar bajo de los límites normales de percepción: se ven, pero no se perciben conscientemente, sino de forma inconsciente. Leer más

Un refranero es una recopilación de frases populares que suelen contener un consejo o una moraleja. Muchas veces se ha dicho de ellos que compendian la sabiduría de un pueblo. No esperamos llegar a tanto, pero nos hemos hecho la siguiente pregunta:

¿Cómo sería un refranero adaptado a los videojuegos? Leer más

Recordando tiempos pretéritos, me ha venido a la cabeza una forma de incentivar la competitividad y la diversión al jugar a nuestros videojuegos favoritos, a la vez que le añadíamos un toque de dificultad extra, que utilizábamos mi mejor amigo y yo cuando éramos unos mozos. Nosotros lo bautizamos como los juegos del alcohol. Leer más

La publicidad, esa forma de comunicación comercial que busca, como objetivo principal, incrementar el consumo de un producto o servicio a través de diferentes canales de comunicación y uso de técnicas, buscando llamar la atención, interés, deseo y provocando la acción final, la compra. Como objetivos secundarios encontramos aumentar el conocimiento y mejorar la percepción de la marca.

Es tal su fuerza, que hasta los videojuegos no se han podido escapar de ella. En este mundillo, digamos que se puede dividir en cuatro grandes tipos, que son adaptaciones de las clásicas del marketing offlineadvergaming, publicidad in game, publicidad above the game y publicidad below the game. Leer más

Un gesto que todos hemos hecho alguna vez en nuestra vida. Estábamos entre los años 80 y la primera mitad de los 90, la videoconsola daba un error cuando dejaba de funcionar correctamente la conexión del cartucho. La apagábamos, lo sacábamos y soplábamos el cartucho de NES. Y se arreglaba de forma milagrosa.

Hace un tiempo salió un estudio que contradecía este axioma universal entre los videojugadores. Nos venía a decir que, cuando un cartucho no funcionaba, normalmente era a causa de una mala conexión entre el cartucho y la ranura, que podía ser causada por empañamiento, corrosión, polvo acumulado o clavijas en mal estado, entre las principales causas.

Además, también apuntaba que soplar el cartucho era contraproducente, ya que, al soplarlo, se provoca que este se humedezca con la saliva y, poco a poco, se van deteriorando más las conexiones. El que la acción de quitar el cartucho, soplar en él y volverlo a colocar funcionara, era debido a que se le daba otra oportunidad, y que se obtendría el mismo resultado si no se hubiera soplado.

Para comprobar el deterioro que se provoca en el cartucho, se sopló uno una vez al día durante un mes, y aquí se pueden ver los resultados:

cartucho_soplado

Imagen A: Cartucho sin ser soplado.

Imagen B: Cartucho soplado una vez al día durante un mes.

Para evitar este deterioro, por ejemplo, Nintendo empezó a vender un kit de limpieza, para ser utilizado cuando el cartucho dejaba de funcionar y así evitar los efectos de los soplidos.

Pero aquí entramos la comunidad Pixfanera para señalar un problema de este estudio, que no ha tenido en cuenta la mística y el espíritu de arreglar la situación del soplador videojueguil. Sabíamos que el cartucho no iba, y si lo soplábamos a todos nos acababa funcionando; así lo arreglábamos y no conocíamos a nadie que no le hubiera funcionado.

Como todo en esta vida, no se puede abusar, pero tampoco era el plan soplar un cartucho 10 veces al día. Pero, adaptando el dicho, una vez al día no lo dañaría, y no podíamos obviar este ritual videoconsolero.

Yo, igual que todos mis amigos, hemos soplado cartuchos en nuestra infancia, y aún cuando vuelvo a conectar mi NES de forma esporádica, siguen funcionando, y si no van, toca soplar de nuevo.

¿Y quien no recuerda los típicos golpecitos al televisor cuando empezaba a hacer el tonto? ¿También sacarán un estudio diciendo que esto tampoco funcionaba…?