Super Castlevania IV (retroanálisis)
Hablar de la saga Castlevania es hablar de uno de los pilares de la historia de los videojuegos y nombrar a Super Castlevania IV es referirse a una obra maestra que sin duda alguna merece estar en el Olimpo de los Videojuegos.
Corría el año 1991 y Konami, que ya no necesitaba demostrar nada a nadie, decidió retomar una de sus sagas más exitosas y crear un nuevo Castlevania para la joya de Nintendo. Pero en Europa y USA no pudimos disfrutar de esta joya hasta el año 1992.
La historia no nos aportó nada nuevo. Drácula, récord Guiness de resurrecciones, volvía otra vez a la vida y sólo había alguien capaz de hacer frente a su poder. Un hombre descendiente del más famoso clan de cazadores de vampiros, Simon Belmont, quien empuñando el arma de su familia, el látigo apodado Vampire Killer, estaba dispuesto a cumplir con la carga que acarreaba su linaje.
Como se puede ver, la historia es parecida a la de las anteriores entregas y ni siquiera Simon , el protagonista, era entonces un desconocido ya que otros juegos de la saga como Vampire Killer (MSX-1986), Castlevania (MSX, NES-1986), Castlevania 2: Simon’s Quest (NES-1988), Haunted Castle (Arcade-1988) eran protagonizados por él. Pero a pesar de todo, el juego aportaba más, mucho más.
Graficos
El apartado gráfico era una auténtica maravilla en su época, a pesar de que hoy en día ya no luzcan tanto. Diferentes planos de scroll, efectos de rotación, sprites bien animados y por supuesto, unas majestuosas estancias repletas de detalle e impecablemente concebidas unidas a un innumerable y variado elenco de enemigos dispuestos a hacernos fracasar en nuestra misión. Especial mención merecen los jefes finales de cada fase entre los que podíamos encontrar medusas, momias, dragones, calaveras gigantes, caballeros fantasma, la mismísima muerte…y, como no, a Drácula.
La ambientación general es perfecta, creando una atmósfera tétrica que a mi parecer no fue superada hasta el Castlevania Symphony of the Night, de PSX.
Jugabilidad
Hablar de jugabilidad en un Castlevania es, por tradición, hablar de un control ajustado que exige lo mejor de cada uno porque, si bien el personaje responde a las mil maravillas al control, los saltos no dejan ningún margen al error.
Manejar el látigo se convierte en toda una delicia, pudiendo atacar en cualquier dirección en todo momento e incluso emplearlo para balancearnos como si fuéramos indiana Jones. La dificultad es alta, como debe ser la de todo buen juego que se precie, comenzando por niveles sencillos y obligándonos a adquirir una mayor destreza a medida que vamos avanzando. Además, al perder una vida perdíamos con ella todos nuestros objetos especiales y mejoras del látigo. Un auténtico reto.
Afortunadamente contábamos con unos preciados passwords para poder retomar la aventura en el punto en el que la dejamos. Por cierto, una de las cosas que no suelen comentarse al hablar de este juego es que, como venía siendo costumbre en la época, una vez superado el juego volvíamos a comenzar la partida, pero esta vez la dificultad era aún mayor para disfrute de los “más viciadillos”. Recuerdo que en mi clase no me creían hasta que les pasé los códigos del juego en tercer nivel de dificultad. ¡Aquello era Mordor!
Apartado sonoro
Pueden pasar los años, y con ellos aparecer nuevos juegos y melodías, pero hay una banda sonora que recordaré por encima de todas durante el resto de mi vida y es precisamente la del juego que estamos comentando. Super Castlelvania IV supuso un auténtico bofetón en la cara al resto de juegos que tuvieron la osadía de aparecer junto a él, con perdón de mi queridísimo The Legend of Zelda: A Link to the Past.
No es que sonase bien, que lo hacía, ni que aprovechase al máximo el maravilloso chip 8-bit SPC700 de Sony de nuestras Super Nintendo, que por descontado también lo hacía, sino que directamente destapaba el tarro de las esencias y nos ofrecía una orgía sonora que realzaba cada uno de los momentos del juego. Desde la introducción, el menú de selección, los escenarios, el mapa… Pensad que estamos hablando de la primera hornada de juegos para Super Nintendo y todo el mundo estaba pendiente de lo que era capaz de demostrar «el Cerebro de la Bestia», ¡y vaya si lo demostró!
Souji Taro y Masanori Adachi nos legaron una banda sonora memorable que seguro más de uno aún recuerda. A mi gusto solo algunos juegos como el Super Metroid, que apareció mucho después, han logrado crear una atmósfera tan única, un envoltorio tan perfecto para un juego de la 16 bits de Nintendo.
Bloody Tears
The Cave
Vampire Killer
Los efectos de sonido no le van a la zaga con digitalizaciones de aullidos, gritos, cadenas… Todos muy bien elaborados y acordes al ambiente general del juego.
Super Castlevania IV fue galardonado en 1992 con los premios Game Pro Reader’s Choice correspondientes a «Mejor aventura» y «Mejor banda sonora».
Conclusión
En definitiva, Super Castlevania IV es un juegazo que marcó época. Un título al que todo el mundo debería haber jugado como mínimo una vez y que por desgracia no tuvo una continuación a la altura. Juegos como este fueron los que lograron que la Super Nintendo le comenzara a robar jugadores a la fantástica Megadrive. No en vano, aparece entre los más votados de las últimas selecciones de juegos de Super Nintendo que hemos realizado en Pixfans y de hecho, en eBay sigue siendo un juego que se vende a buen precio. ¡Por algo será!
Lo mejor
- Una jugabilidad y una dificultad perfectamente ajustadas.
- La extraordinaria banda sonora.
- El diseño de los escenarios y personajes, soberbio.
- Una historia poco original.
Deja tu huella
Crea tu avatar