PatoAventuras [DuckTales]
La mayoría de los que nos pasamos por Pixfans con cierta frecuencia sabemos que antes de estas consolas con impresionantes gráficos, geniales efectos de luces, partículas, shaders, filtros bilineares y anisotrópicos varios, había consolillas más… simplonas. Los lectores más viejunos recordarán esa caja gris a la que se enchufaban dos mandos cuadrados con sólo dos botones de acción y otros dos para tareas secundarias, además de la cruceta.
Y es que precisamente en la NES encontramos uno de los juegos plataformeros más laureados por los aficionados de entonces que adaptaba al entorno videojueguil esos dibujos animados que podíamos ver en el Club Disney los sábados por la tarde. Madre mía, qué buenos eran los dibujos y qué divertido era el videojuego de PatoAventuras (DuckTales).
En las posteriores reposiciones la serie fue doblada al castellano de España, pero en mi memoria siempre perdurará la apertura con su doblaje sudamericano que es como llegó a la península originalmente.
PatoAventuras surgió como una arriesgada apuesta de Disney. En los años 80 la compañía americana del ratón de los calzones rojos estaba acostumbrada a destinar un presupuesto discreto a las series televisivas, sin embargo con las aventuras de Gilito McPato decidió hacer una excepción y apostar por una animación de calidad. El resultado ya lo sabemos, un rotundo éxito. Las aventuras supieron embaucar a la juventud y la serie se exportó a todo el mundo y dio lugar a un buen puñado de material. Pero lo realmente bueno, lo gordo, el cogollo de la cuestión, surgió mucho antes del éxito televisivo. Originariamente de la mente y los lápices de Carl Barks y posteriormente del remozado y el empujón hacia la gloria «historietil» por parte de Don Rosa.
Remontándonos hacia atrás en el tiempo -concretamente hasta 1935- nos encontramos a un Carl Barks que, tras dejar sus estudios por problemas auditivos además de vivir algunas penurias personales durante la adolescencia, consigue ingresar en Disney como dibujante. En un principio se dedica sencillamente a dibujar lo que los animadores le dicen, pero pronto se reconoce su talento y es trasladado al departamento de historietas donde exprimiría a fondo sus dotes para el dibujo y el guión. En 1937, cuando Donald dejó de ser una comparsa de Mickey Mouse, Barks colaboró en algunos de los capítulos animados del gruñón palmípedo.
En 1942 el señor Barks renunció a su trabajo en la factoría Disney debido a unas condiciones laborales indecentes, y encontró trabajo en la editorial Western Publishings que casualmente publicó la última historieta sobre Donald que dejó terminada. Fue precisamente en esta casa donde pudo rodear al famoso pato de los más excéntricos personajes entre los que se encontraba su tío Gilito McPato. Este último personaje se convirtió en el favorito del genio que tomaría su relevo y que elevaría los tebeos a una nueva dimensión. Hablo ni más ni menos que de Keno Don Hugo Rosa, más conocido como Don Rosa.
Don Rosa nació en los años cincuenta y siempre fue un ferviente admirador del trabajo de Carl Barks sintiendo una especial devoción por Gilito. En el año 1985 tras participar en varios fanzines y malvivir de sus creaciones, descubrió en una pequeña tienda que la editorial Gladstone había reeditado de nuevo tebeos con sus personajes favoritos. Sin pensarlo dos veces telefoneó al editor Byron Erickson para decirle que él era el único americano nacido para escribir y dibujar a Gilito McPato. Byron aceptó y Don Rosa se puso manos a la obra con su primera historia sobre su querido personaje, el Hijo del Sol.
Pero por lo que un servidor siempre recordará a Don Rosa, es, en primer lugar, por esclarecer de una vez por todas la estructura familiar de los Pato, los McPato, y todos sus parientes. Y todo ello con un bello dibujo en forma, cómo no, de árbol genealógico.
En él, por fin podemos ver quién es tío de quien, los parentescos exactos de los primos de Donald, Narciso y Fethry, y sobre todo, comprobar que los sobrinos tienen un padre y una madre. Esto, aunque ahora pueda parecer una tontería, en su momento fue algo alucinante para los fans de Donald y compañía, que se preguntaban de donde venían y a donde iban todos esos parientes.
Y en segundo lugar, pero no por ello menos importante, si no más bien todo lo contrario, Don Rosa tendrá siempre un hueco en mi olimpo personal por dar luz a la que, bajo mi juicio, es el mejor tebeo Disney de la historia, y un clásico atemporal que ningún aficionado debería perderse. Hablo de Life and Times of $crooge McDuck (Vida y obra de Gilito McPato).
Life and Times of $crooge McDuck nos cuenta la vida de Gilito McPato desde que era el único varón de la última generación del antiguamente glorioso clan McPato -allá por 1887-, hasta que se convirtió en el pato más poderoso y rico sobre la faz de la tierra – en 1947-.
Gilito en su infancia era un pobre niño que malvivía en un suburbio de Glasgow. Allí recibiría su famosa moneda de la suerte, la primera que ganó. Más tarde emigraría hacia el otro lado del Atlántico donde conseguiría una fortuna y establecería su bóveda de caudales con miles de millones de dólares, en la conocida DuckBurg. A lo largo de los doce capítulos que componen la historia veremos como Gilito conoce a varios miembros del clan McPato, así como a los antepasados de muchos de sus compañeros y enemigos en la serie televisiva, mientras emprende una aventura tras otra en busca de la riqueza.
La lectura del cómic es amena y absolutamente deliciosa ya que estas historias se intercalan con algunos de los acontecimientos más importantes de la primera mitad del siglo XX, tratados de una forma no demasiado rigurosa.
Si has tenido paciencia para leer hasta aquí es posible que estés sumergido en la nostalgia y quizás deseando leer esta magnífica obra de Don Rosa. No tenía noticias de que se hubiese traducido al español hasta que Cote apuntó en los comentarios que la traducción se titula «La juventud de Tío Gilito» y pertenece a la colección Super Disney.
Y para aquellos que piensen que Life and Times of $crooge McDuck es un tebeo para niños me gustaría decirles que intenten dejar atrás sus prejuicios sobre Disney. No hacen falta historias con profundas reflexiones sociopolíticas, violencia o sexo. No te confundas, yo también disfruto con Allan Moore o Frank Miller, pero eso no me impide disfrutar de un tebeo a una edad madura. Esta obra es perfectamente adecuada para un niño y para un adulto, que disfrutará viendo más allá. No sólo trata de la vida de un entrañable personaje de Disney, es la historia de la redención de una familia, una historia de un personaje que nunca deja de perseguir su meta y que a lo largo de doce historietas demuestra que -salvo casos aislados- la única forma de salir adelante y labrarse un futuro es el trabajo duro, la constancia y la astucia. Sólo así llegará el día en el que nos bañemos en billones de monedas.
Fuentes Wikipedia «Don Rosa» & «Carl Barks»
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