Para hablar de este juego, debo permitirme contarles mi panorama videojueguil cuando lo tomé por primera vez, acaso para justificar el cariño y aprecio que le guardo. Corría el año 1998 aquí (y junto a él, mis cortos 7 años de vida), en Argentina, y al pie de la Cordillera estábamos ante un auténtico boom, solo reservado a las familias pudientes: comenzaban a asomar las primeras muestras de masividad en la adquisición de consolas PlayStation, aunque este hecho se veía truncado por diversos motivos, como el poder adquisitivo que se debía poseer para comprarse una, o el nivel de desinformación del que hacemos gala quienes vivimos al oeste del país. Por tanto, todavía era válida la venta tanto de NES (dudo mucho que alguien en Mendoza haya adquirido una SNES, lo intenté durante años sin éxito) como de Mega Drive (por estos lares, conocida como Sega, sin más), así como su adquisición. El asunto es que tuve que conformarme con mi vieja NES por muchísimo tiempo, teniendo la espina clavada de no poder poseer una Sega, consola que me encantaba por demás. Por suerte, un vecino pudo comprarla por ese entonces, con lo cual fue visita obligada del grupo de amigos durante muchas tardes veraniegas. Gracias al destino cósmico, o alguna suerte de esas que nos sorprenden cada tanto, solo pudimos adquirir dos juegos a precios rebajados (ambos al módico precio de 30$); aún a día de hoy me pregunto por qué, dada la calidad de los títulos que nos ofrecieron. Uno fue el fantástico Sonic The Hedgehog, juego que ya conocíamos por comentario ajeno, que nos dejó pasmados a mí y a mis amigos. El segundo, fue nada más y nada menos, que el que estoy por comentar. Puede que todo este artículo sea nostalgia exacerbada, pero permítanme compartir con ustedes la experiencia única que me ofreció Comix Zone.
Ya estamos aquí de nuevo con otra ronda de nuestras populares votaciones de Personajes con Historia, después de que Terra Branford y Fox McCloud, vuestras últimas elecciones, ya tengan sus propios artículos. Así que es hora de volver a pedir vuestra ayuda para ver cuáles van a ser los dos siguientes.
Tras el recuento de los personajes más solicitados en las anteriores votaciones, tenemos una nueva terna de seis candidatos, ente los que habrá que elegir los más populares manteniendo el sistema de las anteriores rondas, que se ha mostrado muy cómodo:
Sólo se puede votar a uno de los seis personajes que han clasificado esta vez: Jim y Max Payne que fueron 3º y 4ª en la anterior votación, y el resto por ser los más pedidos.
Se puede proponer otro personaje de videojuegos cualquiera el que queráis, con excepción de los que ya han tenido su artículo, y que esta vez incluimos en su totalidad al final del artículo, para los despistados. Los más solicitados entrarán en próximas votaciones.
Que al principio esas bolas dignas de escarabajo pelotero parecen poquita cosa, pero llega un momento que se convierten en enormes moles verdaderamente peligrosas. Y si no que se lo pregunten a Freddie Wong, al que hay que reconocerle el mérito por lo bien que se curra los efectos en sus vídeos.
Nada hay mas enriquecedor en esta vida que tener amigos. Gente en la que puedas confiar cuando todo vaya mal, o que le preste a uno el dinero que le falta para entrar en la discoteca de turno y así triunfar esa noche. Ese tipo de personas que dan reconfortantes palmaditas en la espalda mientras se echa la pota y encima regalan palabras de ánimo. No hay nada como los amigos, pero como en casi todos los ámbitos de la existencia, hay muchos tipos de cada cosa y con los amigos pasa eso, los hay de todas clases.
Esta original viñeta de Dueling Analogs juega de forma muy inteligente con ese sistema de DLC en los videojuegos, esos contenidos descargables por los que hay que pagar, y que a veces son casi imprescindibles para poder disfrutar como Dios manda de un juego en cuestión.
Hay compañías que se están pasando tres pueblos con su explotación, pero como el modelo parece dar sus frutos en lo económico… pues a lo mejor algún día los webcómics (y hasta los blogs de videojuegos) acaban siendo así.
El programa de televisión El último superviviente (Man vs. Wild en versión original) ha sido objeto de múltiples bromas en internet por las dudas sobre el mérito de sus «hazañas» o por lo que pasaría detrás de las cámaras, donde seguro que no todo era tan salvaje. De las que yo he visto, esta que emplea el estilo de los juegos de rol de 16 bits se lleva la palma. Tiene algunos detalles realmente buenos, y resume todas las críticas hechas a la serie en apenas tres minutos…
Muy sorprendido me he quedado con este vídeo que han dejado nuestros colegas de El Blog de Topofarmer, y que muestra un anuncio que se mostró en Estados Unidos del juego Kirby’s Dream Land 2. Ya comentamos aquí en alguna ocasión los pequeños cambios que se hacían a las portadas de los juegos para dar a Kirby un toque un poco más «duro», pero esto fue pasarse tres pueblos. A él y a sus amigos solo les falta fumar y emborracharse…
Para hablar de este juego, debo permitirme contarles mi panorama videojueguil cuando lo tomé por primera vez, acaso para justificar el cariño y aprecio que le guardo. Corría el año 1998 aquí (y junto a él, mis cortos 7 años de vida), en Argentina, y al pie de la Cordillera estábamos ante un auténtico boom, solo reservado a las familias pudientes: comenzaban a asomar las primeras muestras de masividad en la adquisición de consolas PlayStation, aunque este hecho se veía truncado por diversos motivos, como el poder adquisitivo que se debía poseer para comprarse una, o el nivel de desinformación del que hacemos gala quienes vivimos al oeste del país. Por tanto, todavía era válida la venta tanto de NES (dudo mucho que alguien en Mendoza haya adquirido una SNES, lo intenté durante años sin éxito) como de Mega Drive (por estos lares, conocida como Sega, sin más), así como su adquisición. El asunto es que tuve que conformarme con mi vieja NES por muchísimo tiempo, teniendo la espina clavada de no poder poseer una Sega, consola que me encantaba por demás. Por suerte, un vecino pudo comprarla por ese entonces, con lo cual fue visita obligada del grupo de amigos durante muchas tardes veraniegas. Gracias al destino cósmico, o alguna suerte de esas que nos sorprenden cada tanto, solo pudimos adquirir dos juegos a precios rebajados (ambos al módico precio de 30$); aún a día de hoy me pregunto por qué, dada la calidad de los títulos que nos ofrecieron. Uno fue el fantástico Sonic The Hedgehog, juego que ya conocíamos por comentario ajeno, que nos dejó pasmados a mí y a mis amigos. El segundo, fue nada más y nada menos, que el que estoy por comentar. Puede que todo este artículo sea nostalgia exacerbada, pero permítanme compartir con ustedes la experiencia única que me ofreció Comix Zone. 
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