Onimusha Warlords
Capcom, 2001, Acción/Aventura
A medio camino entre la acción de Devil May Cry y la aventura de Resident Evil, Capcom creó en la pasada generación otra saga que alcanzaría notable éxito: se trata de Onimusha, ambientada en el Japón feudal, y con las dosis de sangre y monstruos de las que tanto ha tirado la compañía nipona. Lanzado en 2001 para Play Station 2, Onimusha Warlords fue el primer episodio de la saga.
Nuestro papel en esta historia, ambientada en el siglo XVI, será el de Samanosuke, un samurai con gran talento para el combate, que verá como la princesa Yuki, hija del señor feudal que lo ha contratado, es secuestrada por las misteriosas huestes del shogun Nobunaga Oda, quien parecía haber muerto atravesado por una flecha, pero que ha reaparecido al frente de un ejército que no parece de este mundo.
Para tratar de rescatarla y poner fin a la maligna amenaza, Samanosuke obtiene un enorme poder, un brazalete que le permite absorber las almas de los enemigos derrotados y, gracias a ellas, recuperar su vida y fortalecer sus armas, que adquirirán espectaculares poderes mágicos.
Dispondremos de tres espadas básicas, además de un arco y un mosquete para abatir a nuestros enemigos a distancia. Nuestro personaje es capaz de realizar una amplia gama de combos, además de un ataque especial con cada arma. Pero nuestros rivales no son mancos, y si no vamos con cuidado, acabarán rápidamente con nuestra vida, por lo que debemos alternar ataque con defensa, mientras buscamos el punto débil con el que imponernos en la lucha. Lo cierto es que el sistema de combate de Onimusha está muy pulido, y resulta un placer tanto como por la intensidad de algunas peleas, como por la solidez de los enemigos, la sangre y los efectos sonoros, que verdaderamente transmiten la sensación de que nuestra espada funciona.
Además de los muy numerosos combates, Onimusha Warlords nos invitará a resolver algunos puzzles, de pulsar los interruptores adecuados, formar un diseño moviendo varias piezas, o colocar unas cuadrículas en un orden determinado. No resultan demasiado difíciles, pero aportan variedad al juego. Por supuesto, será mucho más frecuente la búsqueda, tan típica de Resident Evil, del objeto que nos permita abrir el acceso a nuevas zonas para poder avanzar en la aventura, pero en el caso de Onimusha nunca llega a resultar demasiado complicada esta tarea.
Visualmente estamos ante un juego magnífico, aunque hay que tener en cuenta que no se desarrolla en un entorno 3D, sino en fondos estáticos prerenderizados. De todos modos, eso no quita que sea uno de los juegos con decorados más realistas vistos hasta entonces, que además tienen una estética impresionante, por la deslumbrante belleza de los escenarios. Los modelados de los personajes también son fantásticos, y sus animaciones están a un nivel altísimo, completando uno de los mejores apartados visuales de entre los primeros juegos de Play Station 2.
El apartado sonoro también merece una mención especial, ayudando a redondear una ambientación sublime, gracias a algunas épicas melodías complementadas con otras muy tenebrosas, y a unos efectos de sonido muy creíbles. La inmersión lograda por la experiencia es, desde luego, excelente.
Acerca del control, podemos decir que recuerda bastante al de la saga Resident Evil, manteniendo las dificultades para girarse, así como algunos problemas de visión en las transiciones entre escenarios. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede en la mítica saga de terror, no nos sentiremos desvalidos y con esa sensación de agobio, pues el potencial de nuestro personaje resulta bastante tranquilizador. Eso no quiere decir que estemos ante un juego fácil, y lo pasaremos bastante mal para derrotar a algunos enemigos o para encontrar el camino en ciertas partes, pero se puede llegar al final sin demasiados problemas. Y cuando lleguemos al final descubriremos el principal problema de Onimusha, su excesivamente escasa duración, pues no será raro terminarlo en menos de 5 horas, siendo una lástima que una experiencia tan intensa se termine tan pronto.
De todos modos, hay que hablar en conjunto de un gran juego, que con algo más de variedad y duración podría ser un verdadero hito, pero que supone una gran experiencia fusionando acción desenfrenada con aventura pausada.
LO MEJOR
+ Una ambientación verdaderamente maravillosa.
+ Los fondos, aunque estáticos, lucen magníficamente.
+ Combates intensos y muy divertidos.
LO PEOR
– Duración casi ridícula.
– Ligeros problemas de control.
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