Nintendo y los Puntos Estrella
Con la llegada de la consola Game Cube, allá por 2002 para el caso europeo, a los expertos en marketing de Nintendo se les ocurrió una gran promoción con la que a base de comprar sus productos podías recibir regalos a cambio.
Nintendo empezó a ofrecer en sus juegos y consolas una tarjeta con un código de producto. Te hacías una cuenta en Internet, registrabas tus códigos y al cabo de unos cuantos juegos y consolas comprados podías hacerte con alguno de los regalos que se ofrecían en el catálogo, gracias a los conocidos como Puntos Estrella.
Los objetos más codiciados eran por supuesto los juegos de Gamecube o Game Boy Advance. Podías llegar a encontrarte algunas de las joyas con las que contaba la consola sobremesa, como Metroid Prime 2 o el Final Fantasy: Christal Cronicles; o grandes de la portátil como Metroid: Zero Mission o Final Fantasy Tactics Advance. Ofertas que causaban auténtico furor, y cuando la promoción de las estrellas se hizo un nombre, los juegos desaparecían del catálogo en cuestión de horas, y eso que costaban 3500 estrellas, por tan solo 250 estrellas que te daban por registrar un juego de Cube; de modo que hacían falta 14 para que te alcanzara. Está claro que no era una ganga, pero conseguir un juego sin gasto directo como premio a tu fidelidad, pues como que hace ilusión y bienvenido sea.
Cuando los expertos en marketing se dieron cuenta del éxito que estaban teniendo, sus codiciosos ojos se iluminaron con el simbolito del euro: Aprovechando que la Wii estaba en camino, y decidieron introducir unos cuantos cambios. Para empezar, las estrellas caducarían si tras cierto tiempo no las utilizabas, es decir que si estabas ahorrando estrellas para algún regalo en concreto, o te espabilabas y comprabas 5 juegos en un día o tus estrellas registradas no valdrían nada.
Otro de los grandes cambios fue la oferta del catálogo. Ante el asombro de todos, no había juegos de Wii disponibles, tan solo los juegos que todavía quedaban por regalar de la Gamecube o Gameboy Advance. En su lugar aparecieron fondos de escritorio, sudaderas, vasos, llaveros e incluso bastoncillos de incienso de la Wii Fit (que, atención, están agotados) y demás regalos insignificantes.
Y no contentos con hacer desaparecer los juegos del catálogo (a mi juicio el único atractivo que tenía esta promoción), los productos de la generación Wii pasaron a tener un valor desorbitado en cuanto a estrellas. Si antes con 4500 estrellas te llevabas de sobra un juego de la consola del momento, ahora por ese mismo precio puedes elegir entre un cuaderno NES classic o una estantería para tus juegos.
Lo que ya es la tomadura de pelo más grande de esta promoción es que te ofrezcan Wii Points, de esos que sirven para comprar juegos en la Consola Virtual. Después de gastarte unos 800 euros en juegos y haber reunido 4000 estrellas ¿alguien en su sano juicio se gastaría esas costosas estrellas en 1000 Wii points cuando por 10 miserables euros los obtienes igualmente?
Lo que en un principio fue una atractiva promoción con la que fidelizar y premiar a los mejores clientes se ha convertido en un escaparate vacío, en un conjunto de regalos virtuales y objetos de escasa utilidad que han acabado con la ilusión de los usuarios por hacerse con un juego preciado o con un objeto de coleccionista.
Publicado originalmente en el blog Alita de pollo
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