Mistery Men
Pequeños zagales que os reunís en torno a la cálida emisión de fotones de vuestros pantallas, gracias por leer estas humildes lineas, que usaré para emancipar uno de esos filmes apocados y hundidos en el ostracismo debido a una mala interpretación, a un humor incomprendido o simplemente por ser avanzados a su tiempo.
Procedamos pues. La primera de estas películas es, cuando menos, una obra de arte, un largometraje de Kinka Usher, que así por el nombre no sabemos si es hombre o mujer. Pues resulta que es un hombre, y ha pasado tan desapercibido (injustamente) en este nuestro mundo, por ser un simple director de anuncios de TV que lo más grande que ha hecho hasta ahora ha sido la propia Mystery Men, traducida buenamente como Hombres de Misterio. Tan sigilosamente ha pasado por aquí que por no tener no tiene ni artículo en la Wikipedia, ya que al introducir su nombre saltamos directamente a la página del largo que centra el tema de hoy. Y para saltos, los que daría el director al fracasar la película en taquilla. Esta es una de esas que dura una semana en los multi-cines, si llega… El público no la entendió y la crítica no lo sé, por que no hago mucho caso a la crítica, por lo tanto no sé qué hago escribiendo una crítica, así que debo concluir aquí.
¡Ah, no! Que aquí es cuando defiendo la película a capa y espada. Lógico sobretodo cuando miras que los papeles los interpretan un tal Ben Stiller (poco conocido por aquél entonces), Hank Azaria (fijaos al acabar Los Simpsons, sale su nombre ya que le da voz a muchos personajes), uno que me suena que se llama Geoffrey Rush (nótese el tono irónico), alguien llamado William H. Macy (Magnolia, Fargo, eterno secundario…), y otros como Greg Kinnear, Tom Waits (el músico) y Wes Studi (Magua en El Último Mohicano y Sagat en Street Fighter). Después de admirar a estos actores y saltarme a las dos únicas mujeres dignas de mención, Janeane Garofalo (Dogma) y Claire Forlani (Mallrats) solo un enajenado puede llegar pensar que la película es mala. Pues nada de eso.
Muchas son las ideas (cuestionablemente) originales de esta película. Para empezar nos sitúa en una ciudad típica de súper-héroes como es Champion City, con un genio del crimen, Casanova Frankenstein (Geoffrey Rush), un héroe que todo lo salva, El Capitán Asombroso (Greg Kinnear) y tres patanes, los tres protagonistas: Mr. Furioso (Ben Stiller), El Zapador (William H. Macy) y mi favorito El Rajá Azúl (Hank Azaria, que va de verde). ¿Sus poderes? Mr. Furioso lo dice todo con su apodo, se enfada soberanamente hasta alcanzar una furia máxima, y se dice que una vez levantó un camión. El Zapador maneja muy pero que muy bien la pala (y le quita la equipación de Baseball a su hijo). Y El Rajá Azúl lanza cubertería con certera puntería.
Después de un desafortunado incidente por el cual El Capitán Asombroso se ve impedido, nuestros protagonistas intentarán conseguir un súper-grupo de aliados para combatir el mal. El casting-barbacoa que hacen para entrevistar a los aspirantes no tiene desperdicio. Para acabar de desmitificar todos los clichés habidos y por haber en el mundo de los cómics buscarán el último elemento: un guía espiritual. Así pues Esfinge (Wes Studi) se prestará a guiarlos por la senda del heroísmo con un abanico de frases hechas digno del mejor filósofo, expresiones inolvidables del calibre de «Debéis ser como una manada de lobos, no como unos lobos mamados«.
No explicaré nada más, para no quitaros las sorporesas y el agrado al verla. Enfundados en sus mallas, los Hombres (y mujer) de Misterio nos enseñarán que la unión hace la fuerza y que las desavenencias de un equipo sólo benefician a nuestros enemigos. Pudiendo haber sido algo excesivamente cómico como son las entregas de Scary Movie y Epic Movie y la más parecida Superhero Movie, esta cinta buscó dar con un humor más inteligente, nada de caídas y tropiezos como en la época de Buster Keaton. Es por ello una una mirada satírica, pero con muy buen gusto, del mundo de los súper-héroes que fue más allá de unas simples bromas para hacernos desencajar la mandíbula, siempre y cuando lleguemos a conectar con ella.
Entrada publicada originalmente en el blog Lobos mamados.
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