Michigan: report from hell
¿Quién no aguarda con ansias la segunda parte del No More Heroes? Como la espera en occidente parece que será larga les propongo echar mano de un antiguo título de Grasshopper, verdadero fracaso intercontinental, pero que por lo menos fuera traducido rápidamente en su momento.
Resulta que esta vez estaremos todo el juego detrás de una cámara para poder filmar los reportajes en vivo y en directo de la cadena televisiva Zaka TV, líder en su franja horaria cuando toca presentar en pantalla extraños sucesos que acontecen en la ciudad de Chicago. La ciudad ha sido envuelta por una espesa niebla y unos monstruos infernales andan haciendo cosas feas entre los honorables ciudadanos.
Nuestro rol consisite en seguir durante todo el tiempo los pasos de las reporteras que nos toquen en turno que con su histeria característica tratarán de relatar al público lo que va sucediendo. De vez en cuando podemos escaparnos por ahí y encontrar pistas que hagan avanzar un poquito el reportaje o divertirnos enfocando el trasero o los pechos de la cronista. De hecho ¡la premisa del juego se basa en nuestra actitud ‘moral’ a la hora de filmar los acontecimientos!
Si en nuestro ‘viewfinder’ estamos viendo que a la tía del micrófono se la está por tirar un mutante gigante ¿qué hacemos? ¿seguimos transmitiendo en vistas a ganarnos el Pulitzer o cortamos para salvarle el pellejo? ¿dejamos que se caiga al piso para ver si podemos verle las bragas y darle una alegría a todos los Homeros Simpsons del mundo o le tendemos la mano para evitarle el malrato?
Así de extravagante es el planteamiento general de esta aventura, donde según insisten sus creadores en el opening, nuestra actitud irá desencadenando la historia. Por ejemplo, en un momento dado deberemos desatar a una pulposa señorita que está amarrada a una mesa de pool con una lámpara a punto de caerle encima. Todo esto transcurre a su vez en una residencia para ancianos, plagada de criaturas pestilentes y fantasmas en los armarios. Cero coherencia, pero en cierto punto resulta divertido porque realmente vais a tener que andaros con cuidado si quereís que la cronista asignada os dure para unas cuantas notas. Las chicas no la tienen fácil y en cuanto nos descuidamos terminan horrible e irremediablemente muertas.
Nos ‘ayuda’ en la tarea el capullo de Brisco, el sonidista, que va y viene con su aparatoso boomer haciendo lo imposible para interponerse en nuestro camino y evitar que podamos hacer algo mínimamente interesante. Y hablando de movimientos los nuestros se limitan a poder desplazarnos cuando se nos presenta la oportunidad -siempre con visión en primera persona-, agacharnos un poquito para poder hacer tomas más interesantes de las minifaldas de nuestras colegas, especialmente de una que se llama –suene el bajo de Seinfield- Paula Orton. El resto se limita a tener que pegar a diestra y siniestra con la cámara al hombreo para sacar las papas del fuego.
Cabe señalar también que a excepción de unos pocos momentos claves ni siquiera podemos dejar de filmar ya que nuestra cámara está todo el tiempo encendida y a lo sumo se nos deja hacer un zoom de algún que otro suceso u objeto que tengamos frente a nuestras narices. Si hay que matar a los malos será la reportera la que empuñe las armas de fuego mientras nosotros miramos entre bostezos y secuencias automáticas. Los diálogos suelen hacerse ridículos e insoportables dando lugar a eternos ‘tiempos muertos’ donde pedimos a gritos que pase algo. A favor se encuentra la inclusión de la modelo invitada Yinling (¡que en Japón existe de verdad!), aunque a decir verdad, ni siquiera abusando del costado lascivo del juego alcanza para sostener esta idea del langosta Gouichi Suda (Killer 7) que le habrá pintado tan buena aquella noche con cinco botellas de sake encima.
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