Las entrañas ensangrentadas de nuestras consolas
Una vez tuve un profesor en la facultad que de vez en cuando soltaba una de esas frases que dejan a uno totalmente picueto. Ese tipo de frase corta cargada de sentido que da gusto masticar mentalmente para sacarle todo su jugo y así derramarlo luego en una reflexión. «El mundo es una mierda, pero la vida es una maravilla» puede sonar del todo cursi, típica y gafapasta, pero no deja de ser cierta en muchísimos ámbitos de nuestra cómoda existencia. Puede que de primeras parezca un poco paradójica, ya que la «vida» o existencia tiene lugar en el mundo y si este es una mierda, raro es que se pueda ser feliz dentro de él. Sin embargo, hay mucha gente feliz por ahí con alguna que otra preocupación, sí, pero razonablemente felices.
Otro dicho popular que para muchos es casi axiomático dice que «la ignorancia es la felicidad». Desgraciadamente no deja de ser cierto, ya que cuanto más se sabe de algo, más se desea no haberlo conocido jamás. Por suerte, hoy en día hay mucha gente feliz gracias a eso, a la ignorancia acerca de de diversos temas que están en mejor en las tinieblas del desconocimiento. Francamente, ¿A quién interesa cómo se «procesan» a los cerdos y a las vacas en los mataderos? Seguro que si más de uno lo supiese no vería con tan buenos ojos y boca salivante un jugoso filetón. De las granjas de pollitos ya menos ni hablamos, ya que a mucha gente le encanta la tortilla de patatas y es mejor ignorar de dónde vienen los huevos.
¿Tiene toda esta palabrería algo que ver con el ámbito videojueguil? Por supuesto, ya que todas nuestras consolas tienen una pequeña historia dentro de ellas que algunos prefieren ignorar o no saber. Pero como yo he nacido para dar porculo (metafóricamente) traigo aquí unas pocas líneas cargadas de infelicidad que seguro que a muchos les cambiará la manera de ver sus queridos cacharros. Y ahora, querido lector, te estarás preguntando a qué me refiero, cuál es esa terrible historia que se esconde tras un aparato que ha proporcionado tantas horas de diversión. No es algo nuevo, no es agradable, incluso puede que quizás muchos sepan de su existencia, pero para aquellos que son felices con sus vidas, es hora de contarles qué es eso del coltan.
El coltan no tiene nada de especial, es simplemente una mezcla de un par de minerales conocidos como COLumbita y TANtalita que no son muy cómunes y por tanto difíciles de encontrar. Si alguien conoce a algún minerólogo y le pregunta por dicha combinación, le dirá que no es más que una curiosidad, menos interesante que por ejemplo, la obsidiana. Pero nada mas lejos de la realidad, ya que este revuelto de tierras raras se ha erigido como pilar fundamental que sostiene el desarrollo del primer mundo, ya que gracias a él tenemos un montón de aparatillos electrónicos que nos hacen la vida mucho más fácil y divertida. Pero como decía Gandalf, no es oro todo lo que reluce.
La famosa combinación de minerales es indispensable para la fabricación de los llamados condensadores electrolíticos de tantalio, unas piezas pequeñas que todo el mundo ha visto alguna vez. El trabajo de un condensador es (simplificando mucho) almacenar energía eléctrica trabajando con ella de una manera que no viene al caso ahora mismo, siendo los electrolíticos ideales a la hora de fabricar dispositivos miniaturizados como telefonos móviles, ya que ofrecen una serie de ventajas que otros tipos de condensadores no ofrecen al ser éstos muy precisos a la hora de realizar su eléctrica labor. Televisores, smartphones, routers, consolas, microondas, mandos a distancia y un largo etcétera lo usan, el problema que tienen éstos elementos cruciales es el escabroso origen de sus materiales de fabricación.
El 80% de las reservas mundiales de coltan se encuentran situada en la República Democrática del Congo (anteriormente conocido como Zaire), país que seguro más de uno no sabría señalar en el mapa a pesar de llevar 40 años en guerra intermitente. Razones para la guerra hay muchas, que si tribus, religión, Justin Bieber, pero la más poderosa sin duda alguna es el coltan, fuente de financiación de los diferentes grupos guerrilleros. Éstos extraen de manera ilegal el mineral para venderlo a diferentes compradores en occidente, compradores a los que no les interesa que la situación en la región se estabilice y algún listillo llegue al gobierno y suba el precio del valioso material impidiendo el desarrollo de nuestra «civilización».
¿Y cómo es el trabajo en una mina de coltan por esos lares? Si la explotación está controlada por un grupo guerrillero libertarios (lo normal por allí), la mina estará llena de niños, los trabajadores perfectos. Pequeños para meterse entre las grietas extrayendo más mineral y baratísimos, puesto que normalmente asesinan a familias enteras para quedarse con los pequeñajos para este tipo de menesteres. Jornadas de esclavitud es el pan de cada día de miles de niños repartidos por las diferentes minas, todo ello aderezado con malnutrición y muerte. A diario mueren un buen puñado de niños por culpa del coltan, bien sea por un derrumbamiento, agotados o intoxicados, ya que el coltan nunca viene solo, siempre va acompañado de elementos radioactivos como el radio o uranio.
Esto es solo una pincelada del cuadro que representa la magnitud de este problema. Cierto es que hay más minas de coltan en otros lugares del mundo como Japón y Colombia, pero si una empresa que se dedica a la fabricación de componentes electrónicos puede comprar el valioso elemento de estraperlo más barato y sin impuestos no va a ir corriendo rasgándose las vestiduras a rellenar un montón de papales y a pagar más. ¿Qué importará la procedencia y el método de extracción si es más barato? Y lo más inquietante es que cosas como esta no suelen salir normalmente en las noticias ni en los periódicos cuando tiene motivos más que suficientes para ser algo más que una nota a pié de página. Se podría decir que hay alguien por ahí al que no le interesa que la gente sepa este tipo de cosas.
Pero ahora llega lo peor, la parte en la que uno mira a su alrededor y observa detenidamente cuántos aparatos posee que puedan tener coltan en sus entrañas, obtenido por las manos de niños inocentes cuya vida les fue arrebatada injustamente. Una vez que se ha echado un vistazo alrededor no se puede evitar tener una punzante sensación de culpa y preguntarse qué puede hacer. Nada, a menos que se quiera tirar el ordenador y la televisión por la ventana y vivir como en el siglo XIX. Al fin y al cabo esto no deja de ser una verdad incómoda que a muchos no les gustaría conocer, menos mal que si queremos desconectar de la realidad tenemos siempre una consola o un ordenador a mano. Resulta curioso como la historia tiende a repetirse. Antes, los grandes imperios explotaban impunemente las colonias y hoy pasa más o menos lo mismo, todo para que muchos puedan twitear desde el baño a través de un aparato que en su interior lleva la vida de muchos niños. El mundo es una mierda pero la vida es una maravilla.
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