La edad sí importa
Sois muchos los que entráis en este blog cada día. Todos sois diferentes pero a la vez a todos os (nos) une una afición: los videojuegos. Ahora bien, la manera de enfocar esta afición depende de cada uno y hay, concretamente, un factor que es bastante determinante para disfrutarlos: la edad.
El paso del tiempo nos afecta a todos, a veces de una manera positiva, otras veces negativa. Quizá lo peor de todo sea la pérdida de ilusión, el pensar “ya no es lo mismo” “antes los videojuegos eran mejores” o “esto ya lo he visto antes”. Esto es cierto pero matizable, así que vayamos por partes.
En primer lugar, hay que tomar cada videojuego como un producto diferente en sí mismo y en relación al resto, y no como “algo más” que sumar al montón. Todos los creadores tienen su derecho a a aportar algo al mercado, independientemente de la época en la que lo hayan creado. Otra cosa es que creen productos poco originales.
También hay que tener en cuenta que la ilusión mengua con la edad. Aparte de que al ser más mayores tenemos más responsabilidades y menos tiempo para el ocio, tampoco es lo mismo descubrir un juego siendo un niño que un adulto: la experiencia es un factor a tener muy cuenta. Puede que un juego que en su momento te parecía una maravilla en realidad no lo era tanto, pero el verlo a través de los ojos de un niño lo cambia todo.
Segundo: No hay que olvidar el avance tecnológico. Si preguntásemos a una persona no demasiado aficionada qué videojuegos le parecen mejores, si los antiguos o los actuales, ésta se decantaría por los actuales dadas sus prestaciones. Y es que técnicamente son una burrada. Muchos chavales disfrutan de televisión ultraplana último modelo, gráficos en alta definición, sonido envolvente, juego a través de internet, etc. No pueden ni ver un juego antiguo porque les parece de la edad de piedra, aunque hay excepciones como en todo y gente joven que los disfruta, claro.
Hablo por experiencia propia y aunque no estaba tan metido en el mundillo de los ordenadores de cassete, sí he vivido el jugar en una rudimentaria televisión de 14 pulgadas, con su cable de antena en baja resolución y sonido monoaural y disfrutando como el que más. Si querías jugar con alguien, tenías que invitarlo a casa (algo que me encanta, y aunque también me gusta jugar en línea, ver la cara de tu oponente y echar unas risas no tiene precio).
Si ahora disponemos de más comodidades, ¿por qué a veces tenemos la sensación que antes los videojuegos eran más «auténticos»? Porque somos mayores y cambia nuestra percepción del mundo.
Reconozco que la llegada de las 3D sí me sorprendieron – en especial Mario 64 – y me han dado muchas horas de ocio en los últimos años, pero no puedo afirmar que el grado de diversión sea el mismo que antaño.
Ya por último otro factor a tener en cuenta es el no valorar suficiente los videojuegos hoy en día debido a la facilidad para adquirirlos. No estoy hablando de la odiosa piratería, sino de la segunda mano, Internet para conseguir aquello que queremos, emuladores, etc. Al hacermos mayores también crece nuestro poder adquisitivo y por consiguiente nos podemos permitir más caprichos, pero por el contrario disponemos de menos tiempo para disfrutarlos. ¿Cuántos de los que leéis esto seguramente tenéis una asombrosa colección pero no podéis disfrutar de ella como os gustaría?
El no valorarlos adecuadamente también tiene que ver con el hecho de que los niños piensen que es de lo más normal que les regalen un videojuego habitualmente. Antes por lo general se alquilaba un videojuego o se intercambiaba con un amigo porque se nos eran obsequiados muy de tanto en tanto y había que explotarlos al máximo.
Tengo claro que si fuera un niño me lo pasaría igual de bien hoy en día que en su momento con la generación de 8 bits que me tocó vivir de lleno. ¿Eran mejores antes? Todas nuestras vivencias son subjetivas y no se puede afirmar a ciegas que una época es mejor o peor que otra, simplemente varía nuesta percepción con la edad. Lo mismo ocurre con la música o el cine, en muchos casos a las canciones o películas de antes les tenemos un cariño especial, ya que aunque no sean de una calidad sobresaliente siempre la nostalgia puede distorsionar nuestros recuerdos. Eso sí, todos deberíamos saber apreciar una obra maestra, sea del año que sea. Podría hablar de los remakes pero ese es otro terreno en el que no me gustaría entrar y del cual ya os han hablado muy bien algunos compañeros.
Quizá los más jóvenes no veáis más allá de una parrafada, pero seguro que con el paso del tiempo vuestra manera de ver los videojuegos también cambiará.
Pese a todo, sigo disfrutando con ellos porque al fin y al cabo no me gustaría perderme un buen título, y vosotros ¿disfrutáis tanto como antes?
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