House of Cards y el futuro de los estrenos mundiales de series
House of Cards es una de las series más interesantes y bien construidas de los últimos cinco años, y no está en ningún canal de televisión en abierto, ni tampoco por cable o satétile, sino en Netflix.
Esto podría sonar un poco descabellado cuando HBO fue por décadas el destino internacional de las grandes series de Televisión en una buena parte de Occidente, pero el servicio de Streaming que hace un poco más de un año decidió ampliarse a América Latina ha creado un gran producto con su segunda serie original, que es un remake de una miniserie británica con el mismo nombre.
El hecho de que Netflix haya decidido colocar la primera temporada completa online es algo que encaja bien con la forma en la que hoy en día suele actuar el consumidor: cada uno elige el momento en el que quiere ir viendo el producto, sin adaptarse a los estrictos horarios televisiovos. Podemos ocupar un fin de semana entero para ver una temporada completa de una serie o bien podemos consumirla lentamente a nuestro ritmo.
En la era de los spoilers online el integrar un contenido completo reescribe las reglas del juego y nos deja con el poder absoluto de avanzar por la historia, sin comerciales y sin interrupciones de media temporada.
Pero esto sería sólo un esfuerzo estético si la historia de House of Cards no fuera un estudio punzante de las relaciones humanas, la política, el rol de los medios de comunicación, la lealtad, la venganza y lo que consideramos correcto.
No voy a reventar la trama de la serie, porque este texto es una invitación a ver esta serie, protagonizada por Kevin Spacey como el congresista Frank Underwood, personaje tan carismático como manipulador, que demuestra quien tiene el verdadero poder en su gobierno (y que es perfectamente aplicable a multitud de países). También existen potentes actuaciones de Robin Wright y de una joven Kate Mara, apoyados por un interesante elenco de actores.
Lo que está haciendo Netflix tiene sabor a futuro, porque permite un estreno simultáneo en todos los países donde opera, y le da un tremendo valor agregado a un servicio que es más barato mensualmente que tener cable y/o televisión por satélite.
El futuro parece bastante prometedor para este sistema de distribución de contenido, pues la comedia “de culto” Arrested Development va a tener una nueva temporada, y algunas productoras están mirando con buenos ojos este nuevo sistema de hacer llegar contenido a un gran público.
No sería raro que muchos creadores eviten el riesgo que significa emitir sus series en la televisión tradicional donde son presas del rating, una medición que ha sepultado a productos de gran calidad como Firefly o Kings y ha dejado otros moribundos como Community. El sistema de streaming facilita que los creadores encuentren su propio público con mayor libertad y facilidades.
Sumemos a este escenario el hecho de que Netflix ha salido fuera de las fronteras de Estados Unidos y hacia otros territorios, lo que supone el fin de una de las frases más odiadas por los internautas internacionales: “Este material no está disponible en tu país”.
En esa línea los creadores de contenido fuera de Estados Unidos pueden ver como una gran oportunidad incluir sus productos en este servicio de Streaming, limitando la piratería y llegando a un gran público. Algo similar a lo que hizo HBO con anterioridad, haciendo llegar a México y Brasil (y posteriormente también a Chile) sus series de calidad, de forma que pudieran ser disfrutadas por un público más amplio y variado.
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