Funky Jet [Pixelbits]
Cuando en 1992 Mitchell Corp., bajo la distribución de Data East, lanzó su título en todos los salones recreativos, Philip Francis Nowlan (1888 – 1940), como uno de los padres de la ciencia ficción, estaría removiéndose en su tumba al ver que gracias a su héroe Buck Rogers el concepto de jet pack había evolucionado hasta dejar su marca en los videojuegos. Y qué forma de hacerlo.
El calificativo anglosajón «badass» es el término que mejor define la esencia de Funky Jet. Un juego capaz de darte tal puño, que antes de sentir el dolor del primer golpe, ya tienes el segundo cerca de tu cara para causarte espasmos musculares durante días. A esto se le conoce, popularmente, como dar hostias como panes. Sumado a esto, aprovechando los aforismos, es capaz mezclar las churras con las merinas de una manera muy prodigiosa, o lo que podemos traducir en este caso al lenguaje de los videojuegos como la suma del beat ‘em up —hostias como panes para todos, recordemos— más la premisa del plataformas de toda la vida que no necesitaba inventar nada desde que aparecieran Space Panic (Universal, 1980) y el ya mítico Donkey Kong (Nintendo, 1981). Todo aderezado con la jugabilidad rápida y efectiva de la vieja escuela: machacar botones con el fin de soltar mamporros como si de Double Dragon (Technos Japan, 1987) se tratara. Por todo ello, el camino no resulta tedioso y ayudado por los diferentes power-ups —que hacen más cómodo el viaje— iremos eliminando cada uno de los bandidos, conseguiremos llegar al siguiente final boss, hasta que de repente ¡PUF!, se acabó todo.
Punkis con ganas de mucha riña, propulsión con queroseno, calzones y guantes de boxeo tamaño XXL reflejan las ganas del estudio afincado en Suginami por ofrecer un esquema de juego peleón que sobresale por su originalidad en estado puro. Tirando de hemeroteca, podemos recordar el haber de esta compañía, donde sobresalen la saga PANG! (1989) y Osman (1996), secuela espiritual de Strider (1986), y nos damnos cuenta de que, muchas veces, los estudios menos reconocidos son los que más aportan al mundo del videojuego.
Pixelbits es una sección destinada a recomendar, de forma breve y concisa, clásicos del arcade que en su día se pudieron disfrutar en los salones, y a los que aún hoy vale la pena darles una oportunidad.
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