Entrevista a Link. Exclusiva
Mucho viento ha soplado desde que aquél joven kokiri se hiciera famoso allá por el 1986 en la aventura conocida como «The Legend of Zelda«. Los periplos del héroe han sido de lo más variado, ostentando diferentes títulos que le dieran la popularidad entre los demás habitantes de la vasta tierra de Hyrule, algunos de ellos lo encumbran como el «héroe del tiempo» o el «surcador de los vientos» entre otros epítetos para ensalzar sus proezas. Capaz de conseguir el gran poder que encierra la Trifuerza y de enfrentarse a todos los villanos que se topen en su camino siempre que haya alguien en apuros. Si su valentía, arrojo y humildad no han sido suficiente, a lo largo de la historia ha sabido rodearse de grandes amigos como la Princesa Zelda, Saria, Tingle, Kaepora Gaebora y otros tantos; aunque como no podía ser de otra manera, también es conocido su mortal archienemigo, Ganondorf: el cuál está dispuesto a borrarlo del mapa a la primera ocasión que se le presenta. Después de horas y horas de investigación para conocer el paradero de Link, fuimos capaz de charlar a solas con el insigne hyliano y aprender de él.
Cerca de las aguas del Lago Hylia fue el lugar elegido para esta conversación, ¡y qué lugar…! En un ambiente relajado, parece ser que Link suelta todos sus aparejos (Espada Maestra, Escudo Espejo, botas de hierro, arco, bombas…) con el fin de sentirse libre por un momento. Buscar esa paz que necesita, el momento no encuentra en sus largos viajes. Conociendo al personaje, no optamos por hacerle ninguna pregunta comprometida sobre Zelda -la cual parece no darle más que disgustos últimamente- y así no provocarle. Toqueteando la Ocarina del Tiempo entre sus manos, mirando hacia el sol, su perfil parece tranquilo y gira la cabeza dando por comenzada la entrevista.
Hemos podido verle en numerosas ocasiones en los videojuegos, bien sea correteando por las calles de Kakariko, bajo la hierba del Bosque Kokiri o viajando por la extensa campiña de Hyrule. Siempre rodeado de buena compañía, nos resultó imposible no preguntarle dónde se encontraba Epona, Navi, Ciela, Medli o Midna a lo que el personaje apuntaba que «…», mientras sus profundos ojos azules reflejaban la melancolía mirando al infinito. La soledad del guerrero se hacía latente.
No desistimos tras la incómoda pregunta y preferimos un tema más jocoso para animar al muchacho. Rápidamente le preguntamos cómo de divertido era cortar plantas y romper jarrones de cerámica para conseguir rupias en su mundo, forma muy rara de ganarse la vida, todo sea dicho. Una media sonrisa podía verse en el rostro de Link cuando afirmaba con las siguientes palabras «…» en las que parecía agradecer algo, suponemos que la colaboración de los habitantes de Hyrule por guardar tesoros en los lugares más insólitos.
Sin venir a cuento y sin pedirlo, el kokiri vuelve a coger la ocarina que por un momento dábamos por perdida en sus verdes ropajes y entonó una bonita melodía que pudimos recoger gracias a nuestra grabadora de sonido ante la atenta y sorprendida mirada de la presente redacción. El fragmento responde a una tonadilla popular que suena así:
Se habla mucho del futuro de los videojuegos y la forma de jugarlos, por ello decidimos saber cómo ve Link el hecho de que en sus próximos videojuegos en vez de usar una batuta, una flauta de pan o una ocarina pudieran añadir una guitarra al más puro estilo Guitar Hero. Sin reparo alguno, el personaje declara «…» a la vez que muestra sus manos agitando cada uno de los dedos para ensalzar su habilidad con los instrumentos musicales, a los que parece no tener ninguna objeción.
Este momento musical no cesó nuestras ganas de conocer más de cerca al «héroe del tiempo». Su ajetreada vida no le permite perder el tiempo. Por ello, directamente nos centramos en la gran colección de objetos que posee, mas cuando le hacemos la pregunta de cómo consigue llevar semejante inventario encima nos dice «…» llevándose una mano a la cabeza haciendo un gesto con el que limpia el sudor de su frente, dando a conocer el duro trabajo que supone embarcarse en cualquiera de sus travesías destacando que «…», atributos que podemos observar en su atlético cuerpo.
Justo cuando parece llegar el momento más álgido de la entrevista, nuestro ídolo nos hace un gesto haciéndonos saber que no puede permanecer más rato con nosotros y le hagamos una última pregunta. El atrevido chaval está recogiendo ya sus pertenencias y uno de nuestros compañeros decide averiguar sobre su presente amoroso. Para nuestra sorpresa, Link que hasta el momento había contestado a todos nuestros interrogantes de muy buen talante, busca entre sus fardos y nos regala esta bonita postal justo antes de despedirse.
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