Out Run: El viaje bonito
¿Te gusta conducir? El tan popular lema de BMW ya era familiar para aquellos chavales de mediados de los ochenta, aquellos que sólo habían podido subirse en el seiscientos familiar y mover su volante ilusionados.
La división arcade de Sega, encabezada por Yu Suzuki, ideó en 1986 un arcade de conducción revolucionario. Sin rivales. Sin clasificaciones. Simplemente, el placer de conducir a toda velocidad un Cavallino Rampante por la carretera, sintiendo el viento en la cara y con una belleza rubia como acompañante. Eso es OutRun.
Yu Suzuki ingresó en las filas de Sega en 1983. Tras Champion Boxing, su primer juego, consiguió promocionar en el departamento de recreativas de la compañía del erizo. De su mente, y con la ayuda de su equipo, nacieron dos pequeñas maravillas llamadas Hang On y Space Harrier (bueno, esta última no tanto). Dos movimientos que lo colocaron a la vanguardia del desarrollo arcade de la época.
Sin embargo, era necesario un pequeño paso adelante. Y de aquí surgió OutRun. Del deseo de espectáculo. De diversión. De conducir porque sí. Según confesó Suzuki, la inspiración le llegó de películas como «Los locos del Cannonball», de Burt Reynolds. Un juego en el que cruzar Estados Unidos. Aunque en el juego final casi podría decirse que cruzamos Europa.
Se ideó un hardware específico para la recreativa (empleado también en algun que otro juego, como Super Hang-On), que permitia emplear una ingeniosa rutina para dibujar una carretera en movimiento, además del empleo masivo de zoom para pronunciar la velocidad y la perspectiva.
Un pedal de freno, un pedal de acelerador, un volante y un cambio de dos velocidades. Aunque en las máquinas veteranas la palanca estaba muy perjudicada, no era impedimento para elegir una canción en la radio, ponerse en la línea de salida y esperar a que el mozo nos diese la salida.
Como curiosidad, la versión japonesa y la internacional son ligeramente distintas. El árbol de fases, a pesar de contar con las mismas localizaciones, las disponía en distino orden según la versión.
El éxito del juego fue rotundo, y pocos son las personas que nunca han visto una de esas recreativas. Pocos son los que no se han estampado contra un cartel, o un muro a casi 300 km/h, que hayan dado dos vueltas de campana en su Ferrari Testarossa y se hayan encontrado, extrañados, sentados en el asfalto, mirando al frente para, inmediatamente y sin saber por qué, aparecer sentados de nuevo en esa belleza italiana, impecable como el primer día.
Muchas versiones y conversiones se han disfrutado. Desde Mega Drive hasta Amiga, desde Game Gear hasta Dreamcast, todas han disfrutado y rozado ese viaje bonito. Y, por qué no, otros han versionado y prostituido su nombre. Y no sólo extraños, como U.S. Gold y su OutRun Europa, sino su propia madre, Sega, fueron testigos de la peor versión del clásico de Suzuki: OutRun para PlayStation 2. Si queréis causar estragos en vuestros recuerdos de la infancia, no dudéis en haceros con el Sega Classics Collection de PS2.
Para acabar, quería hablaros de la mejor versión del clásico. La magia de Rutubo Games obró que Sega Saturn disfrutase no sólo de la mejor conversión posible del clásico, sino de un ejercicio de mimo y cuidado extremos, dotando al juego de un modo smooth, 60 cuadros por segundo al servicio del placer de conducir. Podéis disfrutar de él en el Sega Ages Vol.1 de Saturn.
Porque, a veces, los pequeños placeres no vienen dados por llegar primero. Se obtienen al disfrutar del camino.
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