El mejor remake de la historia… probablemente…
Hay tantas y tantas formas de morir… y es que, nos duela o no, la muerte es algo tan natural como el bostezar. Está ahí, cada mañana al levantarnos de la cama con el pelo revuelto, cada tarde mientras el sol se difumina entre las nubes o cada noche al apagar la luz de la mesilla mientras la lluvia acaricia la ventana de nuestra habitación. La vida es luz, y la muerte la consiguiente sombra. Son inseparables. Y ser conscientes de que tarde o temprano caerá el telón de nuestra particular obra de teatro y que cerraremos los ojos con un último suspiro es un peso con el que tenemos que cargar desde que tenemos uso de la razón. La muerte probablemente sea más justa que la vida, se lleva con su guadaña a ricos y pobres por igual. Sin distinciones. El dinero, los millones, las montañas de billetes verdes, gracias a Dios, no sirven de nada esta vez. Sí. Hay tantas y tantas formas de morir…
Un pez puede morir tras quedar enganchado en una red y nunca emitir sonido alguno de dolor. Una mosca puede ser torturada por un grupo de críos perversos y mientras le quitan un ala o una pata entre estúpidas risas no dar muestras sonoras de estar sufriendo. Lo que seguramente nunca esperarías es que la última imagen que quedaría grabada en tus retinas antes de morir fuese una cara blanquecina y putrefacta, con cachos de piel cayéndose a tiras que te mira impávida con ojos vidriosos y los colmillos empapados en sangre. De tu sangre. De la sangre que brota de una enorme dentellada de tu estómago mientras permaneces en el suelo medio mareado sintiendo como se te apaga el alma. Silencioso. Sin fuerzas para gritar. Como la mosca torturada. Bienvenido a Gamecube. Bienvenido al año 2002. Bienvenido a Resident Evil Remake…
Racoon City. Noche fría y brumosa. Luna llena sobre las montañas. Hierbajos medio secos ahogándose entre el barro. Árboles verdes de ramas infinitas. Linternas y mosquitos revoloteando. Metal retorcido y cristales rotos. Cuerpos envueltos en sangre desgarrados. Pisadas en el bosque. Armas apuntando a la nada. No se habla. Se observa. Un helicóptero rompe las nubes. Un gruñido. Otro. Otro más. ¿Dónde?. ¿Dóoonde?. Alguien corre. Se acerca. No se le ve, pero se le escucha. Un disparo al aire. Un compañero grita de horror. Varios perros semi-descompuestos le muerden el cuello. Le arrancan medio brazo. Una hoja seca cae de un árbol. Disparos. Balas clavadas en una piedra. Uno de los perros se gira y gruñe. Corremos intentando escapar. Se acercan. Los perros se nos echan encima. Se acercan cada vez más. El helicóptero se pierde en los cielos negros.
Albert Wesker dispara. Nos salva de ser atacados por colmillos amarillentos. Corremos. Corremos hacia la nada. Hacia las entrañas del bosque. Hacia la espesa niebla. Aterrorizados. Una luz. Parece una luz. ¡Es una luz!. Una casa. Una mansión. ¿Aquí?. Me duelen los pies de tanto correr. Me aprietan las botas. Una enorme puerta de madera. Un pomo. Entramos. Cierro la puerta. Alfombras. Una lámpara en lo alto. Escaleras. Pasillos. Un reloj sonando en algún lado. Luces engullidas por las sombras. Cortinas alzadas por el viento. Ventanas iluminadas por los relámpagos. Salvados. Salvados. Casi no tengo aliento. Estamos salvados…
Para nuestro gozo, para nuestro insano disfrute, no. No lo estáis Chris. Lo siento. No lo estuvisteis en PSX y menos aún en esta revisión de Gamecube. Para nada. Y es que la mansión, los pasillos angostos, los árboles, las habitaciones, las salas, la iluminación, todo es mucho más espeluznante que lo que fue en la consola gris de Sony. Os jodéis. Y encima, de propina, teneis nuevas zonas en las que cagaros por la «pata abajo». Resident Evil Remake es, para el que esto escribe, el mejor capítulo de la saga, el terror total, uno de los juegos con mejores gráficos de la historia y el mejor remake que jamás se haya hecho…probablemente. Recuerdo que fue él y sólo él, el que me obligó a comprarme una Gamecube. Fue casi una obligación.
Cuando las primeras imágenes salieron a la luz en las revistas y páginas webs del sector sentí que era el momento. El momento de abrir la cartera y correr a la tienda más cercana. Casi fue como si Resident Evil me empotrase la cabeza contra un escaparate hasta hacerlo añicos y me dijese: «¡Ahora saca el dinero y cómprate el juego, coño!». Casi. Junto a Shenmue, Mario 64 y pocos más, el título que más me impactado jamás en lo visual. ¿Argumento?: George A. Romero + La noche de los muertos vivientes + virus paranoides + qué más da. Punto, set y partido…
La noche, la oscuridad, el silencio, una mansión enorme perdida en el bosque, la luna llena, unos pasillos y tú. Eso es todo. Entre medias zombis, zombis, más zombis y de propina engendros varios. Graficamente se nos presenta una casa practicamente real, potencia y elegancia artística fusionadas en un pequeñito disco. Rozando y lamiendo la perfección. El mejor y mayor «barnizado» visual de la historia. Un remake de pico y pala. Uno de esos juegos que pusieron al rojo vivo el hardware de Gamecube. Sonoramente poco hay que decir: siseos, gemidos, silencios (benditos silencios) que preceden al horror, el ulular del viento, cristales rotos…
Ten points. Capcom es una de esas compañías veteranas con escamas en su piel, y que sabe de sobra como atacar tus sentidos. No sólo te bombardea la vista, sino que te taladra los oídos de manera sutil para adherirte al sofá mientras juegas. Y es que echar una partida a Resident Evil de noche, con la luz apagada, y en perfecta y armoniosa soledad es impagable. Jugablemente es un juego con pies de barro. El personaje se mueve (intenciomadamente) de manera algo tosca. Te sientes lento, te sientes torpe. Estás en cierta manera vendido. Y es algo que personalmente me encantó y que sigo disfrutando más que de lo visto en el revolucionario Resident Evil 4… del 5 mejor ni hablo…
Sudarás utilizando un misero cuchillo intentando acertar en las tripas de un zombie que se acerca arrastrandose hacia a tí, en un pasillo sin salida. Maldecirás el mando al intentar girarte torpemente para endosarle una bala entre los ojos a ese nauseabundo perro que acaba de entrar por la ventana. Gruñirás de pura tensión al tener que levantar milimetricamente los brazos de tu personaje para intentar apuntar con la escopeta a la espeluznante tarántrula gigante de patas peludas. Ese es uno de los mayores aciertos de este Resident Evil. Al menos para mí, pero reconozco que es una clásica jugabilidad de «madera» que mucha gente ha criticado. Para gustos…
Las hierbas verdes sanadoras y las multiples combinaciones que podemos hacer con ellas o las máquinas de escribir para salvar partida y los dichosos y escasos cartuchos de tinta, que harán que tengamos que calcular enfermizamente nuestros avances en la aventura, son el otro gran dato a tener en cuenta en este juego. En fin, Resident Evil Remake me parece uno de esos juegos perfectos. Perfectos hasta en sus defectos. Una pieza de coleccionismo. El mejor remake de la historia y una de las mayores cumbres gráficas de todos los tiempos, que incluso hoy en día daría sopas con hondas a muchos de los juegos actuales. Y para mí el mejor juego de la saga, en todos los aspectos. Efectivamente, hay tantas y tantas formas de morir…
Y las mejores están en este juego. Las más terrorificas, las más espantosas, las más interesantes. Ahora que volveremos a dembular por las mismas escaleras de madera y los mismos pasillos angostos de la mansión en formato Wii, es el momento, si no lo has hecho ya, de saborear una de las mayores delicatessens de todos los tiempos: Resident Evil Remake. Tenía este artículo guardado desde hace meses en mi borrador, y creo que es la hora de las despedidas, de que vuele y sea libre. La pregunta ahora, es inevitable: ¿ El mejor remake de la historia ? ¿ o los hay mejores ?…
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