DoomRL
Existen muchos géneros entre los videojuegos. Ya pueden ser juegos de plataformas (Mario es grande), RPGs (la sombra de Final Fantasy es alargada), FPS (Doom es inmortal), de puzzles (la tortura del Tetris es el no ser capaz de dejar de jugar por tu propia mano)… un género bastante desconocido entre todos ellos es el de los roguelike. Y de uno de sus más adictivos representantes voy a hablaros ahora mismo: El roguelike del siempre clásico Doom.
¿Y qué es un “Roguelike”?
Un juego, normalmente de rol, cuyos gráficos bidimensionales están basados en caracteres ASCII es conocido habitualmente como “roguelike”. Normalmente tratan acerca del viaje de un personaje (casi siempre representado con una “@”) por una mazmorra, bajando nivel tras nivel hasta llegar a un final no siempre sencillo de alcanzar.
Los controles son habitualmente de lo más complejos así como hay una cantidad indecente de comandos y menús por aprender para lograr dominar con soltura el juego. Así pues, mientras algunos juegos emplean dos o tres teclas, un roguelike no tendrá menos de quince teclas por pulsar.
El nombre del género (“como Rogue”) proviene del primer representante: Rogue, un juego creado en 1980.
Mezclando churras con merinas
Uno no tarda en preguntarse a quién demonios se le ocurrió fusionar un juego de acción frenética (y sangre abundante) con un género tan sumamente lento y enrevesado. La respuesta está en las gentes de ChaosForge que llevan un par de años creando este complejo juego.
En él, encarnamos a una “@”, el buen marine de la saga que, tras llegar una de las lunas de Marte, Phobos, escucha por radio cómo sus compañeros son masacrados por una invasión demoníaca sin poder hacer nada para evitarlo. Así pues, se arma de valor (y de cuanto armamento pueda encontrarse) y asalta a las huestes infernales con la esperanza de poder acabar con su líder y, con suerte, poder volver a casa.
Para llevar a buen fin la colosal tarea de descender los veinticinco niveles de los que consta el juego, el marine tiene a su disposición todas las armas del Doom 2, a saber: Pistola, escopeta, escopeta de doble cañón, ametralladora, lanza-misiles, rifle de plasma y las nuncas suficientemente mentadas BFG-9000 y motosierra. Pero un juego con tantas posibilidades como un roguelike no se iba a quedar sólo en eso y, aparte de las clásicas armas se han añadido una panoplia de armas nuevas tales como la Mini-Gun, escopetas de las más diversas cataduras (como la de asalto, de combate o de plasma), diversas armas de melee que pasan desde el simple cuchillo de carnicero a la Lanza de Longinus o armas tan poco ortodoxas como la Trigun de Vash la Estampida (Angel Arm incluido) o la Jackal de Alucard (sólo nos falta un Andersen contra quien usarla).
También permanecen las clásicas armaduras verde, azul y roja, así como los diversos añadidos como pueden ser botas protectoras, trajes ambientales, botiquines, super-cargas, chips de mejora de armamento y demás fruslerías. Si queríamos variedad, DoomRL tiene para dar y tomar.
Vale, la parte Doom ya la pillo. ¿Cómo es la roguelike?
Con todo lo dicho parece que el juego destila acción por los cuatro costados. Cierto que actividad tiene para dar y tomar pero no deja de ser un simple juego de rol táctico a turnos: Los enemigos decidirán qué movimiento hacen una vez te hayas movido tú. El juego no irá más rápido que lo que tú indiques. A pesar de ello, no deja de ser un desafío.
DoomRL incluye un sistema de rol basado en diferentes “ventajas” (traits). Comienzas el juego eligiendo una entre nueve ventajas que podrás ir aumentando según vayas matando enemigos. Y aquí se nota uno de los mejores detalles de los creadores: La mala leche y el humor negro que le han imbuido a este cúmulo de caracteres. Hay ventajas con el sugestivo nombre de “Hijo de P…” (Son of a Bitch); “Corredor infernal” (Hellrunner); “Gatillo fácil” (Triggerhappy); “Malabarista” (Juggler)… cada una con su propio comentario jocoso amén de la conveniente explicación acerca de su función.
Algunas de estas primeras nueve ventajas desbloquean otras a las que no tienes acceso desde el principio, algunas de las cuales no sólo te facilitan mucho la partida sino que, con suerte, prácticamente te dan la victoria en bandeja. Hay un total de 25 características diferentes para ser aprovechadas.
Soy malo y tengo una pistola: Mato demonios como quien oye llover
A pesar de cuanta facilidad que te puedan dar, el juego no te lo deja nada fácil: Aparte de que hay enemigos a cascoporro, la munición tiende a escasear o, más bien, el espacio donde guardarla. Tu inventario tiene espacio limitado y no puedes recogerlo todo, lo mismo que ir cargado hasta las cejas de plomo que escupir entre tus enemigos. Si quieres armaduras de repuesto o trajes protectores que te ayuden en los peores momentos, más vale que te pienses cuanto de cada has de llevarte. La planificación a largo plazo en este juego es vital hasta en los niveles de más baja dificultad.
Los enemigos, todos clásicos del Doom 2 poseen los mismos ataques que en su juego original adaptados a las exigencias gráficas de los roguelike. Así, los imps nos lanzarán pequeñas bolas de fuego que estallarán al impactar, los humanos poseídos os atacarán con sus correspondientes armas y el amiguete cyberdemonio usará su consabido lanza-misiles.
Aparte, alguno de los enemigos ha adquirido poderes de lo más molesto como el revenant que ahora lanza misiles guiados que nunca fallan o el horripilante arch-evil que, no conforme con quemarte vivo, tiene la mala costumbre de resucitar a los enemigos que tanto te ha costado matar. Sus datos pueden ser consultados usando el comando “mirar” (“l” en el teclado) lo que nos permite, de paso, admirar sus figuras retratadas mediante caracteres ASCII (en la mayor parte de los casos).
Sobrevivir en Phobos también es cuestión de suerte: Hay veces en las que te verás obligado a depender de un arma que no siempre aparece en cada partida lo mismo que hay palancas que son bastante arriesgadas de mover que causan efectos beneficiosos como “MediTech Depot” o “Armor Depot” u otros bastante negativos como el que te aparezcan más enemigos, que desaparezcan todas las paredes del piso, que el suelo de la sala en la que estés se llene de ácido o que toda la pantalla se llene de lava (cuando eso ocurre, piensas lo mismo que grita nuestro buen marine: “…oh shit… Oh shit! OH SHIT!”). Eso por no mencionar el hecho de que cada escenario es generado aleatoriamente en cada partida (aunque siempre con algún indicativo común como “zona laberinto”, “zona de salas” “cavernas”…).
A pesar de esta aleatoriedad, hay algunas zonas fijas marcadas por el símbolo “<” de color rojo que nos llevan a pantallas temáticas habitualmente de dificultades superiores aunque con objetos que sólo se pueden conseguir allí. Hablo, por ejemplo, de la “Arena infernal”, el temible “Muro”, el “Reino de las arañas” o el “Arsenal del infierno”. Hay una buena cantidad de zonas únicas con una buena panoplia de enemigos que sólo desean conocer vuestro yo interior bien de cerca.
Así, con todo, acabo con las huestes infernales antes de desayunar
Este juego, a pesar de su dificultad intrínseca, juega a ponernos las cosas aún más difíciles gracias a dos aditamentos: Los modos de desafío y los logros.
Los modos de desafío son una serie de modos de juego en los que ves limitadas tus elecciones ya de armas, ya de acción. Así pues, está el desafío del berserker en el que sólo puedes usar armas de melee; el desafío del escopetero (habla por sí mismo); el desafío de la alerta roja (una bomba atómica se iniciará al inicio de cada pantalla y sólo tienes unos pocos minutos antes de que arrase con toda la pantalla y contigo); el desafío del viaje ligero (inventario reducido a sólo diez espacios)… pueden ser infernales o de lo más entretenidos. Todo depende de vuestra pericia.
Los logros son una serie de pequeñas tareas que se recompensan con diferentes medallas que dejan claro lo que has logrado hacer. Tales pueden ser tan simples como acabarse el juego (…tal vez no tan fácil), matar ciertos enemigos con cierta arma (normalmente de melee) o pasarse alguna zona única (la Catedral Desacralizada (Unholy Cathedral) o el Mortuorio son desafíos un tanto exagerados). La cuestión es que, si no te conformas con el modo de juego normal, esto alarga la diversión cosa mala.
Gráficos, música y demás
El juego, como bien sabéis, está basado en caracteres ASCII así que no os esperéis gran cosa en gráficos. A pesar de todo, el uso de caracteres coloreados le da gracia al asunto, ya sea porque los enemigos cuesta menos percibirlos ya sea porque, cuantos más enemigos matas, más llenas de sangre el suelo y las paredes. No es HD pero hace lo que puede.
En cuanto a música, usa melodías del Doom en midi. Suenan genial pero tienen la pega de que suenan muy bajito y casi no se oyen.
Donde sí destaca es en los sonidos: Ya las armas, ya los enemigos, ya nuestro marine producen sonidos constantemente extraídos directamente del Doom. Ya puede ser el simple castañeo de los imps ya los disparos de nuestras armas, ya los chillidos de los barones del infierno. Los sonidos, al contrario que la música, están en wav y suenan bien fuerte… a veces demasiado. Pero no podemos quejarnos porque, habitualmente, estos ruidos nos advierten de si hay enemigos, a qué distancia están de nosotros, qué enemigos nos esperan y en qué cantidad. Si querían mejorar la jugabilidad de los roguelike, aquí lo han clavado.
Conclusiones
DoomRL es complejo pero, al contrario que otros muchos juegos del género como pueden ser DungeonCrawl o Tales of Middle Earth, es muchísimo más simple al tener acotadas (aunque no en extremo) las posibilidades que ofrece este sistema de juego.
Como aventura que jugar en un rato de descanso (de hecho, ChaosForge lo considera “una aventura que jugar en el descanso del café”) está muy bien construido y no cansa a pesar de ofrecernos casi siempre la misma fórmula. Explorar los diferentes caminos que tomar con las ventajas, para crear diferentes tipos de marine también está muy bien pensado (puedes crear a un escopetero con capacidad de atravesar cualquier armadura, uno que tenga munición infinita en armas de fuego rápido o monstruos bebedores de sangre que recuperan energía al matar enemigos en melee). También tiene gracia descubrir cuantas armas “únicas” puedes encontrarte.
Sumamente entretenido; endemoniadamente técnico. Hay que estar hecho de una pasta algo especial para saber apreciar sus virtudes.
Hasta más leer
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