Todos los chavales que nacimos en la década de los 80 crecimos pegados al televisor. Entonces, había muy pocos canales, pero eso no era impedimento para que nos tragásemos casi todo lo que pusieran en antena hasta que nuestros padres nos mandaban para cama, porque la película que ponían no estaba recomendada para menores.
Sólo había dos cadenas de televisión y, si tenías suerte, la autonómica. Recuerdo que un fin de semana mis padres me llevaron de visita a casa de mi abuela, en Vigo, y allí había dos canales que nunca había visto hasta entonces: Antena 3 y Tele 5. También vi por primera vez una serie que me encantó, Oliver y Benji (Captain Tsubasa), y me compré en un kiosko su álbum de cromos. Pero claro, cuando llegué de vuelta a Santiago de Compostela descubrí que allí, como la serie no se emitía, en los quioscos no se vendían los cromos. ¡Vaya chasco!
Dejando a un lado mis historias personales, el caso es que toda una generación de chavales sufrimos con la muerte de Goku y con la lesión de Benji Price. Acompañamos a los Caballeros del Zodiaco en su Batalla de las 12 Casas y a Marco en la búsqueda de su madre. Viajamos hasta Bremen con los Trotamúsicos y disfrutamos de la primera emisión de Los Simpsons que, tras tantas reposiciones, ¡nadie me dirá que no tiene mérito!
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